“THE KILLER INSIDE ME”
(Michael Winterbottom, 2010)
Adaptación del
clásico de la novela negra “The killer
inside me” del especialista Jim Thompson,
que ya tuvo una versión cinematográfica en 1976, El asesino dentro de mí
(Burt Kennedy), y que dirigida por el irregular y fluctuante Michael Winterbottom, que sólo en
contadas ocasiones ha demostrado ser un cineasta con talento: Wonderland,
24
Hour Party People.
El
demonio bajo la piel nos sitúa en 1957 en Central City, una pequeña
ciudad petrolera al oeste de Texas. En ese aburrido microcosmos nos encontramos
con Lou Ford (Casey Affleck), el
ayudante del sheriff, un tipo afable y sencillo, que empieza a sufrir los
ataques de la enfermedad que le llevó a cometer un crimen en su juventud.
La América profunda es recreada aquí con
exultante realismo, un escenario que acoge una negrísima y brutal trama que
tiene como protagonista a un vulgar, ramplón, cínico, frío y bestial
representante de la ley, un psicópata encarnado con notable eficacia y sadismo
por Casey Affleck, figura cruel y despiadada que protagoniza dos de las palizas
más naturalistas, creíbles y terroríficas de la historia del cine, tan insoportables
y salvajes que buena parte del público salió en desbandada de la sala cuando
asistí al estreno, sobre todo tras la tremenda tunda que recibe Jessica Alba.
Pero Lou Ford tiene la máscara de la
sonrisa, fachada que esconde al atroz y sanguinario asesino que habita bajo su
piel, dueño de una mirada limpia, casi inocente, que camufla el Mal en su
estado puro, una mente perversa y una moral desvencijada absolutamente inmune
al arrepentimiento y la redención. El demonio bajo la piel no es una
película redonda, pero si un ejercicio de estilo dotado de una atmósfera
malsana y un acertado uso de la voz en off del propio Lou Ford. Chirría un poco
el machacón recurso del flash back en un intento por explicar el pozo fecal de
donde brota tanta violencia y ferocidad en un tipo de aspecto intachable, un poco
tonto y paleto, pero con tal apariencia de buen chico que obtendría la
bendición de cualquier madre como novio de su hija. En contraste con el
anodino, soso y gélido Lou Ford, nos encontramos con un elenco fascinante de
féminas encabezado por Kate Hudson y Jessica Alba, que derrochan un flujo
sensual absolutamente electrizante.
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