“TEENAGE
COCKTAIL” êê
No abrigaba grandes expectativas cuando
me dispuse a ver la ópera prima de John
Carchietta tal vez debido a que su premisa desprendía un tufillo déjà vu
para alguien que, como este cronista, ha visto ya demasiadas películas sobre la
misma temática. Teenage Cocktail nos presenta a Annie (Nichole Bloom) una adolescente que acaba de mudarse a una
pequeña ciudad y no tiene amigos, aunque a su madre le gustaría ser su amiga. En
el instituto, tras ser acosada por una matona, conoce de manera fortuita a Jules (Fabianne Therese) que en ese
momento se encuentra bailando danza. Entre las dos se enciende una chispa y
pronto se convierten en inseparables. La amistad da paso a algo más íntimo en
la privacidad de los dormitorios y nos sirven alguna secuencia de bollería fina
aunque sin demasiada pasión y sin apenas enseñarnos nada. El sueño de Jules es
marcharse a Nueva York, que considera el epicentro del universo, pero no tiene
dinero para tal aventura, por lo que le enseña a Annie su modo de ganar dinero
fácil posando para una webcam y anima a su amiga para formar una pareja. El método
no les proporciona la pasta que necesitan y apuran los límites, pero el camino
que van a transitar ahora es peligroso y las consecuencias pueden ser
dramáticas.
Película rodada en 17 días, cine
independiente realizado con pocos medios y que propone un tema muy trillado: la
incendiaria fusión de internet y juventud. Carchietta no juzga a los personajes
ni cuando experimentan con las drogas, el sexo y el alcohol ni cuando toman la
temeraria decisión de prostituirse para conseguir el dinero que necesitan para
su huida a Nueva York, un salto cualitativo que incluye un chantaje sin medir
las consecuencias. Porque Teenage Cocktail es ante todo una
historia de amour fou de dos adolescentes separadas de sus
padres por un abismo de incomunicación sin puentes para el entendimiento. De ahí
que el momento más sentido sea el largo abrazo que Annie le da a su madre en lo
que para ella es una despedida.
Annie y Jules viven en una burbuja
adolescente alejadas de la realidad, sin importarles lo que ocurra mañana. La pregunta
que se impone es ¿qué hacen los adolescentes cuando no están cerca? Pero Annie
parece una chica con una vida convencional hasta que se cruza con Jules, ella
es el detonante y su embrujo va mucho más allá de los sentimientos, dueña de
una turbiedad que para Annie resulta tan tentadora y emocionante como
aterradora. En el último tramo la
función bucea por la marea tormentosa del thriller cuando las chicas entran en
contacto con un tipo casado e insatisfecho que descubre a las dos gatitas en un
sitio web. Esa mala decisión puede destruir sus vidas, su futuro. Ni mucho
menos estamos ante una película redonda, pero tampoco el debut resulta desdeñable.
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