“THE
OXFORD MURDERS”
(Álex de la Iglesia, 2008)
Los crímenes de Oxford es una rara avis
dentro de la filmografía del director bilbaíno Álex de la Iglesia que sigue a un joven norteamericano, Martin (Elijah Wood) que descubre el
cuerpo sin vida de su casera, una mujer que en su juventud había formado parte
del equipo que descifró el Código Enigma de la Segunda Guerra Mundial. Poco
después, un profesor de matemáticas y lógica de la universidad, Arthur Sheldom (John Hurt) recibe una
nota en la que se advierte que ese es el primero de una serie de asesinatos. El
estudiante y el profesor deciden investigar el caso, utilizando códigos
matemáticos para encontrar el patrón que sigue el asesino.
Basada en la novela
“Crímenes Imperceptibles” de
Guillermo Martínez, Los crímenes de Oxford es un eficaz y enérgico film de suspense
tan frío y elegantemente ejecutado que no parece estar dirigido por el director
vasco. Un gran look visual, un ritmo que en ningún momento decae, unas
correctas interpretaciones del todo el elenco y un prodigioso plano secuencia
(lo mejor de la función junto a la belleza inmanente de Watling) ponen el sello
de calidad a un ejercicio de estilo tan academicista como laberíntico.
Pero a mí lo que más me intriga de la
película es la espectacular Leonor
Watling, que sólo aparece en la pantalla con la aviesa intención de matar a
pajas al personal masculino. A todo ello contribuyen sus poderosos atributos,
sus exuberantes tetas pringadas de espaguetis con tomate y vestida sólo con un
delantal por donde se escapan sus cántaros y nos deja ver su culito dejando
pocas cosas a la imaginación. Me intriga porque me resulta inverosímil su
historia sentimental y sus revolcones con Elijah Wood, ese pequeño hobbit de
ojos asustadizos. Su papel de loba no tiene otra misión que mantener la
atención del espectador con el irresistible magnetismo que irradia su anatomía,
con más curvas que un Scalextric. Así, la lógica de las leyes de la atracción
se sitúan muy por encima de las del relato, y aunque las escenas de sexo están
metidas con calzador, la pregunta que se impone es ¿a quién coño le importa? A
mí la Watling siempre me ha interesado más como mujer que en sus otras facetas
artísticas de actriz y cantante. Sí “alguien ha matado a alguien”, otro juego
del Cluedo… pero observen las curvas… ¡Ay, madre mía! ¡La Watling! Cuando
aparece ella en la pantalla no tengo ojos para nadie más.
Leonor Watling, ¡uuufff!
ResponderEliminarVeo, Ricard, que también eres miembro del club de fans de la Watling. Te contaré que he comenzado a ver una serie titulada "Pulsaciones" -que tiene toda la pinta de ser un mondongo-, sólo por ella. Aún es pronto, de modo que esperaré para ver si la inaccesible musa nos regala alguna escenita que ponga verriondo al personal. De no ser así, abandonaré la fatigosa tarea en busca de horizontes más productivos.
ResponderEliminarUn abrazo.