Lo he repetido en múltiples ocasiones: el cine de Alejandro
Amenábar no me gusta. Pienso que
es un director muy sobrevalorado sobre el que se crearon grandes y fundadas
expectativas a raíz de su interesante ópera prima, Tesis (1996), una
película notable realizada con cuatro chavos que, aunque no llega a ser
redonda, resiste bien nuevos visionados gracias a su frescura narrativa y
habilidad técnica, sin molestarse en camuflar notorias influencias de cineastas
como Brian De Palma o Darío Argento. Algo que no ocurre con el resto de su
obra: Abre los ojos (1997),
película que desfallece a mitad de su metraje debido a ciertas incoherencias
argumentales y un ritmo plomizo y descompensado que hace que finalmente nos
importe poco la tragedia existencial sufrida por un guaperas triunfador; no la
he vuelto a ver, pero tampoco me emocionó la supertaquillera Los
Otros (2001), film-plagio donde los haya que atesora todos los clichés
y recursos técnicos mil veces vistos en el subgénero de casas embrujadas, y que
basa todo su efecto en una no tan original pirueta final; ni siquiera la oscarizada Mar adentro (2004), llegó
a conmoverme más allá de la sentida e impecable actuación de Javier Bardem en
la encrucijada vital y degradación moral de una enfermedad irreversible; no
hablemos de Ágora (2009) un artefacto puramente mecanicista de excesiva y
fría retórica con olor a cartón piedra.
Lo
sorprendente de Alejandro Amenábar es su manifiesta incapacidad para plasmar
sentimientos y desgarros emocionales. Lo vuelve a demostrar en su nuevo film,
donde los tremendos dramas narrados no proyectan la mínima empatía hacía
ninguno de los personajes. Regresión nos sitúa en una fría y
lluviosa localidad de Minnesota en el año 1990. El detective Bruce
Kenner (Ethan Hawke) investiga el caso de la joven Ángela (Emma Watson) que
acusa a su padre, John Gray (David
Dencik) de abusar de ella, por lo que se refugia en la iglesia. Cuando John, de
forma inesperada, admite que puede ser culpable aunque no se acuerda de nada,
el experimentado psicólogo, Dr. Raines
(David Thewlis) se incorpora el caso para ayudarle a revivir sus recuerdos
reprimidos. Lo que descubre desenmascara una siniestra conspiración.
Ante todo, pediría que algunos
remamahuevos de esos que untan con vaselina hasta las más grandes meteduras de
pata de Amenábar, me trataran de
explicar qué tiene de especial esta película que no nos hayan contado ya antes
mil veces mejor. Con la referencia inexcusable de La semilla del diablo
(Roman Polanski, 1968), La Profecía (Richard Donner, 1976) e
incluso la magistral 1ª temporada de True Detective y, como casi siempre,
tomando descaradamente como modelo una modesta película estadounidense para la
televisión titulada Forgotten Sins (Dick Lowry, 1996), basada el caso real de Paul
Ingram que narra la historia del sheriff de un condado que es acusado por su
hija de abusos, una historia que deriva en rituales satánicos que al
protagonista (John Sea) acaban por hacerle dudar de su inocencia, hoy queda
meridianamente claro que Amenábar es muy poca cosa sin el complemento esencial
del guionista de sus primeros trabajos, Mateo Gil.
Y no es que a mí este guionista me
parezca descollante (sólo me satisface el libreto de Tesis) pero es verdad que
las historias carecen de la más mínima sustancia sin su participación. En Regresión
Amenábar se limita a crear una pulcra atmósfera y una exuberante ambientación
apoyadas ambas en la excelente fotografía de Daniel Aranyó, todo lo demás es
abusar de los efectos de sonido e idear algún giro tan pueril como previsible. Regresión no tiene grandeza, es una película aburrida, plana y por momentos sonrojante, confeccionada con retales de obras mayores, con un guión soso que intenta imitar las pautas de Shyamalan y que nos aboca a un final anticlimático, acorde, eso sí, con la lógica interna de un insípido pastiche que no admite defensa.
Pero si esto es malo, hay que estar atentos al zarrapastroso trabajo de su
nefasto reparto, con un Ethan Hawke que cada día que pasa parece peor actor y
que no tiene un solo momento acertado. Dándole la réplica, una estreñida Emma
Watson, sin duda una de las actrices más desaprovechadas e infravaloradas de su
generación que aquí parece desmelenarse y he de reconocer que, si como actriz
tiene mucho que aprender, físicamente me provoca siempre mucho morbo.
Esta
actriz nacida en París y que en abril cumplirá 27 años, saltó a la fama por su
papel de Hermione Granger en la serie de películas Harry Potter, protagonizando toda la saga y embolsándose unos 26
millones de dólares por su trabajo en las ocho entregas. Algunos de sus mejores
trabajos los podemos ver en el excelente drama adolescente Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chbosky, 2012) y en el thriller
político Colonia (Florian
Gallemberger, 2015) que tiene como fondo el golpe de estado en Chile de 1973. Aunque
tampoco luce mal en el film épico Noé
(Darren Aranofsky, 2014). Será la protagonista junto a Tom Hanks de The Circle (James Ponsoldt, 2017), un
thriller informático que tiene previsto su estreno en abril. Lo único salvable
de Regresión es la escena que
muestran estos gifs, ya que pocas oportunidades ha tenido el espectador y fan
de Emma Watson de contemplarla desnuda. Y cuesta poco observar que Emmy tiene
un cuerpazo que los voyeurs y erotómanos irredentos deberíamos gozar más
asiduamente.
EMMA WATSON GIFS
Emma Watson es ciertamente mórbida y lo peor del film de Amenábar es que no saca ningún provecho ni de ella ni de su relación con el personaje de Ethan Hawke.
ResponderEliminarPero a mí sí me gustó "Abre los ojos". De hecho, es una de mis películas favoritas.
Un abrazo.
Sí, y al ritmo que van las visitas desde hace unas pocas horas que he subido el post, parece que hay mucha gente que piensa como nosotros de esta actriz de piernas y nalgas perfectas.
ResponderEliminarEs curioso porque el cine de Amenábar no me gusta -salvo "Tesis", que contiene toda la frescura de una ópera prima y no reniega de sus influencias- pero, sin embrago coincido con los gustos cinematográficos de este director que tiene como películas favoritas "2001: una odisea del espacio", "Todos los hombres del presidente", "Al final de la escalera", "La lista de Schindler", "El gran Lebowski" y "Matar a un ruiseñor", entre otras.
No hay ninguna película de Amenábar entre mis favoritas, pero al menos nos une la cinefília más ortodoxa.
Un abrazo.
Vaya, como es de suponer, quería decir "sin embargo".
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