"LAKE BODOM" (BODOM)êê
Este cronista,
tan iluso, esperaba que alguien realizara una película aseada sobre los
terribles asesinatos del Lago Bodom (Finlandia), que tuvieron lugar la noche
del 4 de junio de 1960 cuando cuatro adolescentes que acampaban a orillas del lago fueron
acuchillados por una persona desconocida. De la escabechina sólo hubo un superviviente,
que con los años se convirtió en uno de los principales sospechosos, pero
posteriormente fue absuelto por un juez. Los aficionados más rockeros como el
abajo firmante deberían saber que la banda de death metal Children of Bodom
toma su nombre inspirándose en estos salvajes crímenes.
No tenemos suerte. Ésta última película
estrenada sobre tan escalofriante suceso nos llega con la firma del director
finlandés Taneli Mustonen, pero el
relato apenas guarda ciertos elementos análogos con los hechos reales. Lake
Bodom sigue a dos chicos y dos chicas que deciden ir de acampada al
Lago Bodom, donde muchos años antes, concretamente en 1960, se produjeron unos
atroces asesinatos que aún están por resolver. Pero sus días de descanso se
convierten en una pesadilla cuando alguien desconocido amenaza con matarlos a
sangre fría en medio del bosque.
Pieza absolutamente mediocre que se
encuadra dentro de ese subgénero tan maltratado y saturado del slasher teen,
que no aporta ningún elemento novedoso y desprecia la cojonuda historia real
para dar forma a una fábula de terror casi infantil. Era difícil que del mediocre libreto pudiera surgir una narración
atractiva o coherente. Porque nada resulta creíble ni mucho menos impactante en
esta alucinada película en la que los imposibles giros argumentales bordean el
ridículo. La cosa podía haber sido mucho peor de no contar con la bella
fotografía de Daniel Lindholm, que otorga exuberancia a unos parajes tan
extasiantes como inquietantes.
Se
salvan algunas secuencias de acción (escasísimas) que tienen que ver con los
asesinatos y la presencia del extraño que aparece repentinamente cuando las dos
protagonistas sufren un accidente. Pero como apuntaba, todo resulta inversímil
en un artefacto que coge unos mínimos detalles de la masacre ocurrida 56 años
atrás y los mete con calzador en una trama que se aparta esencialmente de lo
que realmente ocurrió aquella funesta noche. Diálogos planos, personajes simples y estereotipados y tópicos y
recursos trilladísimos hasta que un giro
estúpido desorienta al espectador conocedor de la espeluznante matanza del Lago
Bodom. A destacar la belleza (y preciosas tetas) de Nelly Hirst-Gee, la banda
sonora espectral a cargo de Panu Aaltio y la sublime hermosura de unos paisajes
que parecen salidos de un cuento gótico.
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