La excelente película “Magical girl”, que en Francia se ha titulado “La niña de fuego”, lleva recaudado en este país sólo en un mes lo que el total de su recaudación en España. Como es una de las películas candidatas a representarnos en los Oscar en el apartado de Mejor Película de Habla no Inglesa junto a Loreak y Felices 40, es un buen momento para refrescar la crítica que escribí el día de su estreno. Se calcula que la recaudación en Francia ronda los 350.00 euros y aunque se estrenó en 45 salas van ya por 55 en todo el país galo. Todo un éxito del cual me alegro muchísimo.
Cine revolucionario, una obra
maestra absoluta.
MAGICAL GIRL ★★★★★
(LA NIÑA DE FUEGO)
DIRECTOR: Carlos Vermut.
INTÉRPRETES: Luis Bermejo, José Sacristán, Bárbara Lennie,
Lucía Pollán, Isabel Elejalde.
GÉNERO: Drama /España / 2014 DURACIÓN: 127 Minutos.
Tras realizar los cortos Maquetas (2009) y Michiriones (2009), el ilustrador y cineasta Carlos Vermut debuta en el año 2011 con el largo Diamond Flash, un dramático relato en el que una mujer está dispuesta a lo que sea para encontrar a su hija desaparecida, y que al igual que las otras mujeres de la función, está relacionada con un personaje misterioso llamado Diamond Flash que cambiará sus vidas para siempre. El film pasó desapercibido para gran parte del público pero no así para una selecta crítica especializada que la saludó como una de las películas más inclasificables, turbadoras y sorprendentes de la historia del cine español. Un film lanzado de manera independiente y estrenado on line tras ser su guión rechazado por varias productoras. Costeada por el mismo director, la película fue trendic-topic en España y la más vista en el portal on line Filmin durante dos semanas. Lo que verdaderamente duele es comprobar una vez más el olfato atrofiado de las productoras y la ceguera que demuestran a la hora de captar nuevos talentos, pero esto es España, tal vez el país occidental que más abomina de la cultura con mayúsculas y de los creadores genuinos.
Tampoco es que Magical Girl, para este
cronista junto a La Isla Mínima la mejor película española de 2014, haya
supuesto un derroche de dinero (poco más de medio millón de euros), pero su
exhibición en el Festival de Cine Internacional de Toronto, así como el exitazo
obtenido en el reciente Festival de San Sebastián alzándose con la Concha de
Oro a la Mejor Película y la Concha de Plata al Mejor Director, hará posible
que por fin este talentoso director cuente con más medio para poner en marcha
sus originales creaciones. El film nos narra la historia de Luis (Luis Bermejo), un profesor de literatura
en paro que intentará hacer realidad el último deseo de Alicia (Lucía Pollán), su hija de 12 años que se encuentra enferma
de un cáncer terminal: poseer el vestido
oficial de la serie de animación nipona “Magical Girl Yukiko”. El elevado precio
del vestido hará que Luis se adentre en una insólita y oscura cadena de
chantajes que involucra a Damián
(José Sacristán), un profesor retirado con un tormentoso pasado y a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva
joven que sufre trastornos mentales. Los tres acabarán atrapados en una
siniestra red en donde lo instintivo y la razón entrarán en conflicto.
Si hay algo que define el poder hipnótico
de esta segunda película de Carlos Vermut (pseudónimo castizo, por cierto) por
encima de la sublime e inquietante utilización de los espacios, son las
prodigiosas interpretaciones de sus cuatro principales protagonistas, con un
soberbio Luis Bermejo que por fin obtiene un papel protagonista a la altura de
sus enormes dotes interpretativas, un magistral José Sacristán en el mejor
momento de su carrera, una Bárbara Lennie absolutamente turbadora y una
sorprendente Lucía Pollán. No estamos ante una película fácil, pero sí ante un
cine revolucionario e insólito, por lo que puede que al espectador dominguero que
sólo busca un poco de evasión le cueste entrar en una historia en la que un
padre sin recursos económicos hará lo imposible por tratar de hacer realidad el
último deseo de su hija enferma terminal de Leucemia sin medir las
consecuencias que se pueden derivar de su desesperada misión. Pero si uno logra sumergirse en la trama se
dará el gustazo de saborear un excéntrico y delicioso cóctel de intriga, drama
y comedia negra que en un sentido radial se clausura tal y como se abre, un
modo de poner énfasis tonal a un mundo cruel, hermético, absorbente y
desasosegante que se va izando como una de las señas de identidad de este
indefinible autor. Un microcosmos rebosante de oscura imaginería, melancolía,
realismo irritante, languidez, costumbrismo hiriente, violencia latente y moral
desvencijada acorde con los sueños rotos y la pegajosa depravación de unos
personajes al fin tan humanos en sus osadías, irracionalidad, penurias y
patetismo que Vermut se siente animado para escudriñar su insufrible carga de
fatalismo y miseria.
Nadie abandona la sala indemne tras ver Magical
Girl, que deja un poso indeleble en la memoria como señal de su condición de obra
de culto eterna, como ejemplo de la importancia de un guión de perfecta
sintaxis y caligrafía en donde quedan excelentemente definidos cada personaje y
situación. Como en su ópera prima, la trama se hilvana a través de la
conversación de dos personajes, el uso de sinuosas elipsis, movimientos
pausados de cámara y el plano fijo que desprende una sensación de perturbadora fisicidad
para bucear por los peregrinos recodos, las incógnitas y la abstrusa psicología
de unos personajes atrapados en una dimensión existencial caótica y en posesión
de enigmas evanescentes, incorpóreos. El
espectador más avispado sentirá los ecos del Buñuel más sórdido, sarcástico,
delirante e indescifrable, o tal vez encuentre algún punto de unión en su base
estructural con La noche de los girasoles
(Jorge Sánchez-Cabezudo, 2006), pero la función tiene identidad propia, una
peculiaridad rayana en la pureza artística que te hace desear una introspección
más severa sobre esa galería de figurantes golpeados por el infortunio que
desfilan por la pantalla. Dividida en tres capítulos (Mundo, Demonio y Carne) que vinculan, anudan, entrelazan
a unos personajes que dejarán tras de sí un vació esperado víctimas de su
egoísmo, innato en los seres humanos que en beneficio propio desprecian toda
norma moral, ética, terrenal; el instinto animal imponiéndose sobre la lógica
de la razón en un mundo que ya no admite más mártires, y al que uno se aboca
como quien salta al vientre oscuro de un abismo a la espera de un sueño mejor.
Obra maestra absoluta.
Como tú, opino que es el mejor estreno español de 2014. Y, probablemente, de la década. Un título diferente, radical y fascinante que brilla con luz propia en el panorama un tanto adocenado del cine español actual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un título para la eternidad. Una obra maestra, redonda, total y absoluta que te hace creer que en el cine siempre habrá vida inteligente.
ResponderEliminarUn abrazo.