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martes, 2 de agosto de 2016

ROONEY MARA, UNA MAGNÉTICA LISBETH SALANDER


    David Fincher logró un magnífico remake de la película sueca dirigida por Niels Arden Oplev titulada Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009) basada en la primera novela de la trilogía escrita por el fallecido Stieg Larsson. Con el título original de The Girl with the Dragon Tattoo (2011) el film sigue al periodista Mikael Blomkvist (Daniel Craig) en su traslado a una isla remota del norte de Suecia, a la espera de poder librarse de una acusación por difamación. Allí es contratado para arrojar luz sobre la muerte no esclarecida de una joven cuarenta años atrás que sigue atormentando a su tío. Sospechando que el asesino puede seguir aún en la isla, Blomkvist emprende una investigación que le lleva a descubrir los secretos y mentiras de una poderosa y rica familia. Para la investigación, el periodista contará con la ayuda de una extravagante aliada, la hacker punki Lisbeth Salander (Rooney Mara).
   
   
    Superior al muy digno film seminal, The Girl with the Dragon Tattoo dilata su metraje hasta las dos horas y media para presentarnos un relato interesantísimo que deja claro que Fincher es mucho mejor director que Arden Oplev (algo que no debe extrañar a nadie), y esto se nota en el fascinante equilibrio que logra entre el aspecto narrativo, visual, escénico y la perfecta dirección de actores para dar forma a una historia que como el film original fusiona los códigos del cine de detectives con una intrigante y corrosiva reflexión sobre las miserias y oscuros secretos de la burguesía nórdica, dentro de una hermética sociedad sobre la que se extiende el manto tétrico de la herencia del nazismo. Con una atmósfera de cine noir, Lisbeth Salander se impone como el personaje más magnético de la función interpretado de manera superlativa por Rooney Mara. Detengámonos en ella.


   Rooney Mara (Bedford, Nueva York, 17 de abril de 1985) que ya había colaborado con Fincher en La red social (2010) fue nominada al Oscar y al Globo de Oro por su papel de Salander, una heroína feminista solitaria, de estética y filosofía punk, hacker rebelde y antisistema, que con sus tatuajes, piercings y palidez cadavérica hace gala de una inteligencia superior y unas dotes brillantes para la investigación. Su actitud revolucionaria choca de lleno con el establishment y contrasta con la vida más o menos convencional del periodista encarnado por Daniel Craig. A ella va dedicado este post como reconocimiento a una de las protagonistas femeninas más hipnóticas y transgresoras que hemos visto desfilar por la pantalla grande en los últimos tiempos. Claro que la entrada es también una excusa para dar rienda suelta a mi condición de voyeur proyectando una mirada lasciva sobre una de las actrices que más morbo me provocan de todo el engolado universo cinematográfico. Nada me cuesta reconocerlo.

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