Digna película de aventuras medievales
WARCRAFT: EL ORÍGEN êêê
Director: Duncan
Jones.
Intérpretes: Dominic Cooper, Travis Fimmel, Ben Foster,
Paula Patton, Robert Kazinsky, Daniel Wu, Clancy Brown.
Género:
Fantástico / EEUU / 2015 Duración: 123 minutos.
Duncan
Jones (que para quien no lo sepa a estas alturas, es hijo de David Bowie)
sorprendió en 2002 con un potente mediometraje titulado Whistle sobre un padre de
familia que tiene una doble vida como asesino en serie. Pero fue con la
magnífica Moon (2009) cuando verdaderamente consiguió llamar la atención
de la crítica especializada y el público al narrar la historia de un astronauta
que vive durante tres años en unas excavaciones mineras de la Luna y descubre
un terrible secreto que le concierne. Ni mucho menos podemos considerar
despreciable su siguiente película, Código Fuente (2011) un resultón
thriller de ciencia ficción protagonizado por Jake Gyllenhaal sobre viajes en
el tiempo en el que su protagonista forma parte de un programa experimental
para averiguar quién fue el culpable de un atentado terrorista. Jones tiene
previsto el estreno para 2017 de Mute, una cinta que reincide en el
género de ciencia ficción y que está ambientada en la ciudad de Berlín en 2056.
Adaptación cinematográfica del popular videojuego
de estrategia online de Blizzard, Warcraft: El origen nos sitúa en el
pacífico reino de Azeroth, poblado por humanos, enanos, elfos y otras criaturas
míticas. La paz está a punto de ser perturbada por la llegada repentina de unos
terribles invasores: orcos guerreros del mundo de Draenor que han abandonado su
destruido territorio para invadirles. Al abrirse el portal que conecta ambos
mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción y otro a la extinción. Dos héroes,
uno por cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará
el destino de sus familias, sus pueblos y hogares. Del bando de los humanos nos
encontramos con el rey Llane de Azaroth
(Dominic Cooper), el comandante Lothar
(Travis Fimmel), el joven mago Khadgar
(Ben Schnetzer) y el hechicero Medivh
(Ben Foster), así como a la medio orco y medio humana Garona (Paula Ptton). Del otro bando está el jefe del clan orco Duratan (Toby Kebbell) y el orco brujo Gul´dan (Daniel Wu), con la misión de
llevar a los orcos a través del portal oscuro desde las tierras extinguidas de
Draenor hasta las fértiles de Azeroth.
Muchos ilusos
fanáticos del videojuego pensaban que, partiendo del material original, Duncan
Jones firmara una obra maestra sin paliativos. Pero no nos engañemos, la
historia da para lo que da y no veo cómo se puede sacar más provecho de ese
universo fantástico. Jones pone todo su esfuerzo y creatividad (es un fan
incondicional del videojuego) al servicio de un guión que, sinceramente, no es
para tirar cohetes. Aun así, Warcraft: El origen es un
espectáculo digno, aseado, en donde se nota la implicación de todos sus
responsables que, íntimamente, sabían que no iban a inventar la rueda. Partiendo de la premisa de que este
cronista odia la Trilogía del Señor de los Anillos, tan soporífera como
agotadora, la propuesta de Jones (sin que me deslumbren este tipo de
artefactos), me resulta mucho más honesta, menos pretenciosa en su humilde
intención de crear una aventura repleta
de magia y hechizos, y en donde las batallas, los movimientos de masa, las
expresiones faciales, la textura, la captura de movimientos, las peleas cuerpo
a cuerpo y la inventiva visual están elaboradas desde un concepto artístico
arrollador.
Es decir, una
aventura heroica y épica como las de toda la vida (a la función le viene muy
bien el calificativo neopeplum), y que heredera de la serie B sesentera, se adapta
a los tiempos con miles de efectos generados por ordenador y haciendo uso del
insustituible Croma. No concibo cómo, actualmente, con un presupuesto de cien
millones de dólares, se pueden aceptar estos desafíos si no es de esta manera.
Paso, igual que de la mierda, de los fundamentalistas
de un videojuego que no me interesa lo más mínimo, simplemente me dedico a
disfrutar de esta película palomitera sin concentrarme en buscar errores,
licencias y contradicciones. Y lo paso bien sumergido durante dos horas en un
mundo excéntrico y fantástico donde humanos y orcos tratan de crear una imposible
alianza para hacer frente a una terrible amenaza exterior que impondrá el caos.
Así, Warcraft:
El origen, además de resultar entretenida sin que a uno se le caiga la baba,
también es un sugerente e imaginativo fresco en donde Jones demuestra su
talento para crear universos visuales potentes, porque si hay una cualidad que
destaca en este cineasta es su pericia como gran creador de imágenes, aunque en
esta ocasión se abuse de los efectos digitales para recrear con detalle y mimo
los escenarios de la acción y las peculiaridades icónicas de las razas o
tribus.
Al parecer, la versión que vemos en las salas dista mucho
de la pergeñada por Jones, ya que se ha visto obligado a podar 40 minutos, pero
dudo de que se pueda sacar más jugo al simplón material que sirve de fuente, al
que supongo que, en mayor o menor medida, se rinde tributo y se ha sido fiel.
En fin, buena película a la que agradecemos que no se detenga demasiado en
subtextos ni profundidades psicológicas, y que engendrada bajo la influencia de
series como Juego de Tronos y la mitología y cultura ancestral nórdica puede
servir para pasar un par de horas de evasión. Sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario