TRES COLORES: ROJO
(TROIS COULEURS: ROUGE)
Drama- Francia-Polonia-Suiza,
1994 - 101 Minutos.
DIRECTOR: KRZYSZTOF KIESLOWSKI.
INTÉRPRETES: IRÉNE JACOB, JEAN-LOUIS TRINTIGNANT, FREDÉRIQUE
FEDER, JEAN-PIERRE LORIT.
Krzysztof Kieslowski (Varsovia, 1941-Varsovia, 1996) se licenció en la
escuela de cine de Lódz, cuando termina sus estudios es contratado para la
televisión, un medio para el que realiza documentales y series de contenido
dramático. Tras realizar una veintena de cortometrajes en 1976 rueda el
largometraje La cicatriz, un film por el que empieza a ser reconocido en
el extranjero y que junto con El aficionado (1979) le concede una cierta
reputación. Su consagración internacional le llega con el díptico compuesto por
No matarás (1987) y No amarás (1988) unas obras de naturaleza
claramente católica. En La doble vida de Verónica (1991) película
protagonizada por Iréne Jacob, nos narra la historia de dos mujeres idénticas
que nacen el mismo día y en diferente lugar. La trilogía Tres colores: Azul
(1993), Blanco (1993) y Rojo (1994), una coproducción entre
Francia, Polonia y Suiza que simboliza los colores de la bandera francesa con
el lema “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, pone un broche de oro en la
personal filmografía de este autor, muerto desgraciadamente demasiado joven.
Sinopsis: Valentine (Iréne Jacob) es una
hermosa modelo que un día atropella accidentalmente a una perra, ésta pertenece
a un juez retirado, excéntrico y solitario (Jean-Louis Tringtinant) que se pasa
la vida escuchando de forma ilegal las conversaciones telefónicas de sus
vecinos. Este pasatiempo delictivo y tan poco ético hace que Valentine se
sienta indignada, pero a la vez experimenta una atracción morbosa hacia el
juez. Una de las personas espiadas resulta ser Auguste (Jean-Pierre Lorit) que
vive cerca de Valentine y que pronto la conocerá en un viaje a Inglaterra que
va a cambiar sus vidas.
Tercer capítulo del tríptico Tres
Colores firmado por el director católico Kieslowski y que representa la
fraternidad. Rojo es la mejor de las tres partes formadas como he
apuntado anteriormente por Azul (la libertad) y Blanco (la
igualdad), un lema que se puede leer en la fachada del palacio de justicia de
París. Un lazo de terciopelo rojo para cerrar con evidente talento un paquete
que guarda una de las mejores y más arriesgadas apuestas del cine de la última
década, un proyecto a contracorriente de las tendencias de la época y que lejos
de lo que algunos quisieron ver, frívolamente, como un fallido y pretencioso
intento de volver al cine de "qualité" de los setenta, plasma con
emoción todo un universo fílmico, el de un cineasta original, fiel a unos
principios, en cuya esencia no caben fundamentos pueriles, intereses
comerciales ni otras cuestiones baladíes.
En Rojo, el teléfono se impone
desde el principio como un elemento insustituible para combatir la soledad,
sólo que ese artilugio tan necesario en los nuevos tiempos puede, en demasiadas
ocasiones, aumentar la angustia y profundizar en la herida que abre la
distancia, la melancolía y el aislamiento: "todo lo que quiero es
paz", dice la protagonista a su novio por teléfono. Valentine llega
a la casa del dueño de la perra para entregársela tras haber leído su dirección
en el collar del animal, inmediatamente se da cuenta de lo que ocurre, ya que
éste se encuentra espiando las conversaciones de sus vecinos, ella le dice que
lo que hace es asqueroso, a lo que él responde que lo ha hecho durante toda la
vida, Valentine le pregunta:
-¿Qué era usted, un poli?
-Peor, juez.
A partir de ese momento empatizo de por
vida con ese personaje decadente en el ocaso de toda existencia, él reniega de
su profesión, le horroriza, al igual que a mí, que alguien de este mundo,
situándose más allá del bien y del mal, pueda tener capacidad para decidir el
destino de sus semejantes: <<a cuantas personas hubiese podido
absolver, culpables o no. El simple hecho de poder decidir lo que es verdad o
no, me parece una falta de modestia, un acto de vanidad>>.
Kieslowski, en esta espléndida película, lleva hasta el límite su obsesión por
el azar, las casualidades y las coincidencias; el libro que al caer al suelo
queda abierto por una página que resulta crucial para Auguste, el disco que
quiere comprar Valentine con tan mala suerte que el último ejemplar lo acaban
de adquirir Auguste y su novia, con los cuales coincidieron en la bolera la
misma noche... fascinación sobre los secretos que encierra la vida y que el
director polaco utiliza como una introspección de los enigmas inexplicables del
destino.
Es el juez quien se denuncia a sí mismo a la policía, en un acto que más que honrarle le acerca a la joven modelo y hace que se intensifique su interés por él y su simpatía. Valentine, antes de partir hacia Inglaterra, ayuda con un gesto fraternal a la anciana a introducir una botella en el contenedor, los personajes de las otras dos partes de la trilogía sólo se la quedarán mirando. Puede que el final de la película, y consecuentemente de la trilogía, pueda resultar excesivamente sutil y condensado, mas yo lo juzgo totalmente acertado y original. Los protagonistas principales de los tres films han sufrido experiencias poco satisfactorias, cuando no amargas, contrarias al lema que sustenta la obra completa, ahora se abre una puerta con nuevas perspectivas para todos ellos.
Es el juez quien se denuncia a sí mismo a la policía, en un acto que más que honrarle le acerca a la joven modelo y hace que se intensifique su interés por él y su simpatía. Valentine, antes de partir hacia Inglaterra, ayuda con un gesto fraternal a la anciana a introducir una botella en el contenedor, los personajes de las otras dos partes de la trilogía sólo se la quedarán mirando. Puede que el final de la película, y consecuentemente de la trilogía, pueda resultar excesivamente sutil y condensado, mas yo lo juzgo totalmente acertado y original. Los protagonistas principales de los tres films han sufrido experiencias poco satisfactorias, cuando no amargas, contrarias al lema que sustenta la obra completa, ahora se abre una puerta con nuevas perspectivas para todos ellos.
No me acuerdo mucho de esta película y diría que me gustó menos que "Azul" y "Blanco"; a la luz de tu reseña, constato que debería darle una nueva oportunidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
"Rojo" es la película que más me gusta de la trilogía, y la que menos "Blanco", aunque también me gusta. Pero no es una opinión muy original, Ricard, ya que coincide con el criterio mayoritario de la crítica y el público. Ah, Kieslowski ¡qué recuerdos! Algún día repasaré toda su filmografía.
ResponderEliminarUn abrazo.