El director checo Zdenek
Viktora (aka Zdenka Viktory) escribe y dirige esta historia que nos presenta a un ex policía, Filip Marold (Ene Dolanský) al que no le gusta que le recuerden algunas cosas de
su pasado. Pero algunos lo hacen… trabaja como detective, se acuesta con su
secretaria y espía a la gente por dinero. En un bar se encuentra con la
exuberante Raluca (Malvìna Pachlová) y es entonces cuando
su vida da un giro y las cosas se empiezan a complicar para él. No sabe si es
el destino, una coincidencia o si alguien le ha puesto una trampa. El caso es
que ni en sus sueños más salvajes podía imaginar las cosas que están a punto de
suceder en una espiral que incluye sexo, asesinatos, revelaciones y un duro
recordatorio sobre su maldito pasado.
Raro es que
podamos degustar alguna muestra de cine noir
de una cinematografía tan poco profusa y desconocida como la checa. Por supuesto,
Raluca
no inventa la pólvora, su trama se nos antoja bastante predecible y desarrolla
arquetipos muy trillados dentro del género: ex poli metido a detective que tuvo
que abandonar deshonrosamente su profesión, traiciones y mafias con tentáculos
en la policía, hermosa mujer fatal que nubla la razón… pero lo cierto es que la
cinta está muy bien rodada, los intérpretes resultan convincentes y tenemos la
oportunidad de descubrir a la bellísima actriz rumana Malvína Pachlová, una
femme fatale magnética, una mantis embriagadora al acecho de su víctima. La apuesta
resulta interesante a medida que avanza y vamos conociendo algunos datos y
pistas del oscuro pasado de Filip, un feo y sucio asunto de lío de faldas con
un asesinato horrible de por medio y un suicidio con sobredosis. Viktora utiliza el recurso de la voz en off
en la tradición retrospectiva del noir,
y la función, con clara resonancia a Instinto
Básico, puede ser entendida como un homenaje al escritor especialista Raymond
Chandler y su héroe literario Philip
Marlowe, de ahí el parecido con el nombre del personaje protagonista, Filip
Marold.
Filip mantiene
una relación con su secretaria, Marketa
(Helena Dvoràkovà) que a la vez es la mujer de su mejor amigo, Bruno (David Dvotný) un policía al que
pide informaciones, con el que juega a bádminton, comparte confesiones pero que esconde un secreto letal para Filip. El sexo con Marketa es monótono, una parte
más de su trabajo. Sin embargo, con la explosiva Raluca es distinto y conlleva
la erótica del peligro por su relación con la mafia rumana; la conoció en un
bar bailando salsa, quedó prendado de las curvas que se ajustaban a la
perfección al vestido rojo carmesí y no supo ver que su destino estaba marcado
en el abismo de su vertiginoso escote. Así, Filip cae rendido ante la escultural Raluca y mantiene con ella una
tórrida relación sin llegar a imaginar el peligro que se cierne sobre él como
un fantasma de su oscuro pasado. La atmósfera del film está muy conseguida
gracias a la fotografía de Alex Hartl, los escenarios resultan muy atractivos y
las escenas de violencia están rodadas con eficacia. La tragedia y el fatalismo
envuelven el clímax final de un thriller erótico y placeres voyeuristas en
donde Viktora demuestra un buen dominio del oficio y gusto por la estética. Raluca es una película digna de
ajustadísimo metraje (80 minutos) que si bien no resalta por su originalidad
nos hace pasar un rato entretenido.
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