LA TORMENTA DE HIELO
(The Ice Storm)
Drama - USA, 1997 - 114 Minutos.
DIRECTOR: Ang Lee.
INTÉRPRETES: Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Christina Ricci, Toby Maguire, Elijah Wood.
Cineasta taiwanés, Ang Lee se formó
en las universidades de Illinois y Nueva York donde estudió cine y teatro.
Debuta con Pushing hands (1992) un largometraje presentado en el
Festival de Berlín, certamen donde un año más tarde obtendría pleno reconocimiento
con el Banquete de boda, galardonada con el Oso de Oro. Director siempre
preocupado por las relaciones familiares, rueda Comer, beber, amar
(1994) plúmbea película que despierta críticas poco entusiastas, pero un año
más tarde vuelve a repetir premio en Berlín -su festival fetiche-, Sentido y
sensibilidad se alza con el máximo premio, además de conquistar el Oscar al
mejor guión. Al dirigir The Hulk, basado en el célebre cómic de
la Marvel, rinde homenaje a uno de los mitos de su infancia.
Sinopsis: New Cannan, Connecticut, 1973, semana de acción de gracias,
día en que todas las familias se reúnen para brindar con felicidad alrededor de
una mesa rebosante de comida. Sin embargo los Hood viven inmersos en un
torbellino de engaños, falsedades y dudas que les corroen, haciendo notoria su
descomposición: Ben Hood (Kevin Kline) se acuesta con su vecina Janey Carver
(Sigourney Weaver). Su esposa (Joan Allen) está harta de las mentiras de su
marido. La joven Wendy Hood (Christina Ricci) va descubriendo el sexo con su
amigo Mickey (Elijah Wood) y al igual que su hermano Paul, se revelan contra la
autoridad paterna, claramente desnortada. Padres e hijos pasan la noche de
acción de gracias por separado, acontecimientos como una tormenta de hielo y una
fiesta muy especial, obligarán a los Hood a encontrarse cara a cara e intentar
reconducir la situación.
No podía ser otro, Ang Lee, el más
americano de todos los cineastas orientales, era -sin duda- el más indicado
para trasladar a la pantalla grande la excelente novela de Rick Moody, una
crónica corrosiva sobre la desintegración, la desconfianza y los temores en el
núcleo más genuino de la sociedad norteamericana, la familia, durante el
transcurso de un periodo delicado y particularmente agitado de su historia.
Vayamos por partes:
1º La
llegada de la liberación sexual y los manifiestos contraculturales que
irrumpieron de pronto en las costumbres y los modos de la tradicional clase
media americana, y les hicieron asimilar formas y estilos no siempre bien
digeridos y para los que en muchos casos no estaban preparados. Comportamientos
que profundizaron en le división de la célula familiar y que en la película
está perfectamente representado en la fiesta donde se realiza un “wife
swapping” o intercambio de parejas.
2º La
vergüenza nacional, consecuencia de los graves escándalos del asunto
Watergate y también la corrupción del vicepresidente Spiro T. Agnew. El
descubrimiento de que la Casa Blanca participó en operaciones de espionaje en
la sede electoral del Partido Demócrata, en el edificio Watergate. Salió además
a la luz la manipulación entre Nixon y mafias financieras, el presidente quedó
claramente señalado con el dedo acusador de la prensa y el poder judicial. La
presión que se iba a ejercer durante todo el año 1973, haría que el nuevo año
se abriese con una palabra fatídica: Impeachment.
4º A
principios del año 1973 le guerra de Vietnam da sus últimos coletazos. El
27 de enero tiene lugar en París la firma del alto el fuego. Una guerra inútil,
sangrienta y descabellada que deja las siguientes cifras:
- 1.175.000 soldados muertos.
- 1.600.000 soldados heridos.
- 98.100 millones de dólares gastados.
- 13.000.000 de toneladas de bombas y
municiones.
- 23.360 km2 de extensión
destruidas.
Con este panorama como trasfondo, es de
entender que nuestra mirada sobre la película se convierta, desde el principio,
en una flamígera introspección sobre los males endémicos de una sociedad y una
cultura, sobre los penosos avatares de una institución, la familiar, en
vertiginosa decadencia, y otra, la gubernamental, totalmente desprestigiada por
la fuerza de los acontecimientos. Es, ciertamente, un paisaje catastrófico, que
define la desorientación de los personajes y les anima a moverse en un juego de
falacias e hipocresía, aumentando la inestabilidad emocional y los desgarros,
resaltando las contradicciones, la percepción de soledad que se despende de la
inseguridad y la insatisfacción, empujándoles a abandonar sus responsabilidades
y alejarse de todo compromiso. Además ¿qué respeto y que compromisos se le
puede exigir a nadie, si desde los estamentos gubernamentales el mensaje de
abyección y degradación moral que recibes acaba por empaparlo todo? Y se
amplifica hasta hacerse plenamente humillante, humanamente insoportable.
Ang Lee proyecta con esmerado virtuosismo
ese fracaso, torrente de desilusión y extravío generacional de quienes jamás
encontraron el nivel de sensatez mínimamente apropiado para encauzar sus vidas
y reconducirse. Es la pérdida de inocencia de una nación, el traumático
despertar de las conciencias tras las nefastas aspiraciones del “American
way of life”. Película agria, deprimente, cínica, con un maravilloso diseño
de producción, perfectamente ajustado al estilo pop y naïf de la época, que
incluye un vestuario realista, una magnífica puesta en escena, algo que se
encarga de subrayar la ajustada fotografía de Frederick Elmes, y un reparto
cuidadosamente elegido. La tormenta de hielo nos enfrenta a los miedos
de siempre, a las evidencias de las que tratamos de huir, a la verdad que
abrasa, su mismo título es una alegoría sobre la disgregación y los sueños
rotos, la fractura en el seno de las relaciones familiares, una clase
media-alta huérfana, sin referentes válidos a los que acogerse y que les sirvan
de guía. Sólo al final, después de una inesperada tragedia, los Hood se
proponen reorientar su situación partiendo de cero, media vida de engaños
arrojada a la basura, la nueva disposición les va a reclamar sacrificios, si
aún no han agotado las últimas esperanzas.
A mí también me gusta mucho esta película.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro, Ricard, es un peliculón. Sigue siendo muy desconocida para el gran público, pero hora es de reivindicarla y desde nuestro humilde púlpito amplificar su difusión.
ResponderEliminarUn abrazo.