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viernes, 4 de marzo de 2016

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "LA TORMENTA DE HIELO"

LA TORMENTA DE HIELO
(The Ice Storm)
Drama - USA, 1997 - 114 Minutos.
DIRECTOR: Ang Lee.
INTÉRPRETES: Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Christina Ricci, Toby Maguire, Elijah Wood.
     

   
    Cineasta taiwanés, Ang Lee se formó en las universidades de Illinois y Nueva York donde estudió cine y teatro. Debuta con Pushing hands (1992) un largometraje presentado en el Festival de Berlín, certamen donde un año más tarde obtendría pleno reconocimiento con el Banquete de boda, galardonada con el Oso de Oro. Director siempre preocupado por las relaciones familiares, rueda Comer, beber, amar (1994) plúmbea película que despierta críticas poco entusiastas, pero un año más tarde vuelve a repetir premio en Berlín -su festival fetiche-, Sentido y sensibilidad se alza con el máximo premio, además de conquistar el Oscar al mejor guión. Al dirigir The Hulk, basado en el célebre cómic de la Marvel, rinde homenaje a uno de los mitos de su infancia.
    
    
    Sinopsis: New Cannan, Connecticut, 1973, semana de acción de gracias, día en que todas las familias se reúnen para brindar con felicidad alrededor de una mesa rebosante de comida. Sin embargo los Hood viven inmersos en un torbellino de engaños, falsedades y dudas que les corroen, haciendo notoria su descomposición: Ben Hood (Kevin Kline) se acuesta con su vecina Janey Carver (Sigourney Weaver). Su esposa (Joan Allen) está harta de las mentiras de su marido. La joven Wendy Hood (Christina Ricci) va descubriendo el sexo con su amigo Mickey (Elijah Wood) y al igual que su hermano Paul, se revelan contra la autoridad paterna, claramente desnortada. Padres e hijos pasan la noche de acción de gracias por separado, acontecimientos como una tormenta de hielo y una fiesta muy especial, obligarán a los Hood a encontrarse cara a cara e intentar reconducir la situación.
    
     
     No podía ser otro, Ang Lee, el más americano de todos los cineastas orientales, era -sin duda- el más indicado para trasladar a la pantalla grande la excelente novela de Rick Moody, una crónica corrosiva sobre la desintegración, la desconfianza y los temores en el núcleo más genuino de la sociedad norteamericana, la familia, durante el transcurso de un periodo delicado y particularmente agitado de su historia. Vayamos por partes:
   
     
    1º   La llegada de la liberación sexual y los manifiestos contraculturales que irrumpieron de pronto en las costumbres y los modos de la tradicional clase media americana, y les hicieron asimilar formas y estilos no siempre bien digeridos y para los que en muchos casos no estaban preparados. Comportamientos que profundizaron en le división de la célula familiar y que en la película está perfectamente representado en la fiesta donde se realiza un “wife swapping” o intercambio de parejas.
     2º   La vergüenza nacional, consecuencia de los graves escándalos del asunto Watergate y también la corrupción del vicepresidente Spiro T. Agnew. El descubrimiento de que la Casa Blanca participó en operaciones de espionaje en la sede electoral del Partido Demócrata, en el edificio Watergate. Salió además a la luz la manipulación entre Nixon y mafias financieras, el presidente quedó claramente señalado con el dedo acusador de la prensa y el poder judicial. La presión que se iba a ejercer durante todo el año 1973, haría que el nuevo año se abriese con una palabra fatídica: Impeachment.
          El imparable aumento de la delincuencia y de la violencia en general, para demostrar lo cual, damos dos ejemplos: Mark Essex, un muchacho negro de 23 años, estudiante y marine ejemplar, dispara contra todo lo que se mueve desde la terraza del hotel de la cadena Howard Johnson de Nueva Orleans. Final mente es abatido por los disparos de la policía, pero el intercambio de disparos deja un saldo de siete muertos y múltiples heridos. En esa época, cada año son dados por desaparecidos más de 600.000 jóvenes en todo el país. Pues bien, el electricista Dean Allen Corll y sus dos cómplices, Henley y Brooks, son acusados de torturar y asesinar a casi una treintena de jóvenes, los cadáveres son hallados en tres enterramientos distintos. Todo se descubre cuando Henley se presenta en la comisaría para declarar que ha matado a Allen Corll en defensa propia, añade además que es probable que el número de muertos ascienda al medio centenar.
       4º  A principios del año 1973 le guerra de Vietnam da sus últimos coletazos. El 27 de enero tiene lugar en París la firma del alto el fuego. Una guerra inútil, sangrienta y descabellada que deja las siguientes cifras:
    - 1.175.000 soldados muertos.
    - 1.600.000 soldados heridos.
    - 98.100 millones de dólares gastados.
    - 13.000.000 de toneladas de bombas y municiones.  
    - 23.360 km2 de extensión destruidas.
    
    
    Con este panorama como trasfondo, es de entender que nuestra mirada sobre la película se convierta, desde el principio, en una flamígera introspección sobre los males endémicos de una sociedad y una cultura, sobre los penosos avatares de una institución, la familiar, en vertiginosa decadencia, y otra, la gubernamental, totalmente desprestigiada por la fuerza de los acontecimientos. Es, ciertamente, un paisaje catastrófico, que define la desorientación de los personajes y les anima a moverse en un juego de falacias e hipocresía, aumentando la inestabilidad emocional y los desgarros, resaltando las contradicciones, la percepción de soledad que se despende de la inseguridad y la insatisfacción, empujándoles a abandonar sus responsabilidades y alejarse de todo compromiso. Además ¿qué respeto y que compromisos se le puede exigir a nadie, si desde los estamentos gubernamentales el mensaje de abyección y degradación moral que recibes acaba por empaparlo todo? Y se amplifica hasta hacerse plenamente humillante, humanamente insoportable.
    
    
    Ang Lee proyecta con esmerado virtuosismo ese fracaso, torrente de desilusión y extravío generacional de quienes jamás encontraron el nivel de sensatez mínimamente apropiado para encauzar sus vidas y reconducirse. Es la pérdida de inocencia de una nación, el traumático despertar de las conciencias tras las nefastas aspiraciones del “American way of life”. Película agria, deprimente, cínica, con un maravilloso diseño de producción, perfectamente ajustado al estilo pop y naïf de la época, que incluye un vestuario realista, una magnífica puesta en escena, algo que se encarga de subrayar la ajustada fotografía de Frederick Elmes, y un reparto cuidadosamente elegido. La tormenta de hielo nos enfrenta a los miedos de siempre, a las evidencias de las que tratamos de huir, a la verdad que abrasa, su mismo título es una alegoría sobre la disgregación y los sueños rotos, la fractura en el seno de las relaciones familiares, una clase media-alta huérfana, sin referentes válidos a los que acogerse y que les sirvan de guía. Sólo al final, después de una inesperada tragedia, los Hood se proponen reorientar su situación partiendo de cero, media vida de engaños arrojada a la basura, la nueva disposición les va a reclamar sacrificios, si aún no han agotado las últimas esperanzas. 

2 comentarios:

  1. A mí también me gusta mucho esta película.

    Un abrazo.

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  2. Claro, Ricard, es un peliculón. Sigue siendo muy desconocida para el gran público, pero hora es de reivindicarla y desde nuestro humilde púlpito amplificar su difusión.

    Un abrazo.

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