La penúltima
película del maestro Louis Malle (la
última fue Vania en la calle 42, de 1994, porque murió un año más tarde
con sólo 63 años), un referente para la Nouvelle Vague a la que no perteneció
debido a su condición de francotirador, es este drama pasional que narra la
peligrosa aventura de amor, sexo y devastación en la que se embarca Stephen Fleming (Jeremy Irons) un maduro y reputado médico londinense que acaba de
ser nombrado ministro. Su insustancial vida se asemeja mucho a la de otros
hombres de su privilegiada posición, y cómo ellos, gira en torno a guardar las
formas y las apariencias. Está casado con una rica heredera, Ingrid (Miranda Richardson), con la que ha tenido dos hijos. Un día,
durante una fiesta, uno de ellos, Martyn
(Rupert Graves) le presenta a su
nueva pareja, Anna (Juliette Binoche), una joven bonita y
sensual que representa todo lo que Stephen echa en falta en su vida. Entre
ellos surge una pasión irrefrenable y Anna, que ya había pasado por una
situación semejante, intenta evitar otra la posibilidad de pasar por otra
experiencia semejante. Sin embargo, la fuerza de los sentimientos es más
poderosa que la razón.
A partir de la novela de Josephine Hart,
Malle construye uno de los mejores y más recordados films eróticos de los 90,
no sólo por las volcánicas y magistrales secuencias de erotismo que rayan el
sado, una coreografía de la carne protagonizada por un creíble y decidido Jeremy
Irons y una inconmensurable Juliette Binoche, también por las lacerantes
aristas de un drama donde la angustiosa culpa de una relación tortuosa se
convierte en la peor de las cárceles. Malle sigue la narración de una
manera glacial, distante, con la profesionalidad de un psicólogo, sin dotar de
excesivo énfasis a las emociones, pero sin neutralizar la chispa de una
relación abrasadora más cercana al fuego del averno que a cualquier cálido
oasis terrenal. Con una Miranda Richardson excepcional en un papel intensísimo
de atormentada esposa, Herida se eleva como una de las más
crudas radiografías sobre las perversiones de las relaciones de pareja y la
infidelidad como espita que puede hacer estallar el desastre si uno se lanza
frenéticamente a los placeres sensoriales de la lujuria.
Sin efectismos,
con una excelente puesta en escena y gran dirección de actores, el director
galo huye de la fábula moral para lanzar una fría e implacable mirada sobre la
mutación que sufren las vidas de los miembros de una familia rica e influyente
cuando comienza un incendio que no puede ser controlado, porque si existe algo
que es imposible de dominar es la pasión desatada, una de las variables que
puede cambiar el destino del ser más reservado y comedido para hacerlo
transitar por el sendero de la perdición. Juliette Binoche (que en aquella
época tenía 28 años) ofrece bien el perfil de joven hermosa, sensual,
carismática, melancólica, ardiente, dueña de una hipnótica languidez que aporta
un plus de magnetismo a su inmanente atractivo, pero que deja atisbar, desde la
primera mirada que cruza con Stephen, un lado oscuro como consecuencia de un
pasado tormentoso que ha dejado en ella una herida indeleble.
Ella busca en
el hijo de Stephen la estabilidad emocional, económica y social, pero la
tentación de la pasión prohibida es tan primaria, salvaje y extrema que sucumbe
su estímulo para ofrecer el veneno del éxtasis a Stephens, que liberado
de sus cadenas y alejado de la asepsia de su relación conyugal, inicia el
camino de la autodestrucción. Así, a su alrededor, florece el odio, la culpa,
el desgarro, la amenaza, la condena, la decepción y la fatalidad. Con la
precisión de un cirujano, Malle abre en canal todo un mundo de máscaras y
engaños, convirtiendo la función en un oscuro paseo por los desfiladeros del
amor y la muerte a los que conduce la pasión sin límites.
La serena escritura de Malle y la entrega de los actores dotan de todo el sentido a esta historia sobre una relación amorosa al límite.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal vez, Ricard, uno de los mejores ejemplos de cine erótico de la historia y al mismo tiempo una de las reflexiones más lúcidas y dramáticas sobre las consecuencias de jugar con fuego en las relaciones sentimentales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sabía que habia algo entre vosotros dos porque cuando estábamos juntos no te atrevias ni a mirarla. O algo así,24 años después recuerdo como un personaje le recrimina a Irons la relación con Binoche. Si, se nos quedan grabadas las escenas de sexo,pero también la banda sonora,la fotografía,la luz y como no? Sus diálogos. Decía Leopoldo María Panero que durante su infancia no hablaba a su padre no fuera a darse cuenta de que era maricón.
ResponderEliminarLlevo medio año sin ordenador y me da mucha pereza escribir con el móvil pero no quiero pasar el momento para decirte que ahora que la he visto no entiendo tu crítica a Ave César. Me pareció divertida y si nos vemos por ahí ten por seguro que la sacaré a colación porque creo que tiene mucha miga.Supongo que como repite una y mil veces un personaje de la peli es complicado.
Un abrazo.
No insistiré en lo de "Ave, César" porque también a mí me da pereza y lo que opino, amigo Pascasio, está en la reseña: una broma de mal gusto. Lo que no me dices es, si la viste en el cine, cuánto público había en la sala. En cualquier caso,no me arrancó ni medio esbozo de sonrisa.
ResponderEliminar"Herida" es un film magnífico rodado por un cineasta con una extraña habilidad para armar con brillantez relatos deprimentes y de una decadencia supina. Lleva su firma una de mis películas favoritas de todos los tiempos, "Fuego fatuo". He visto pocas películas más tristes.
Tengo varios libros de poemas de Panero, y a la película "El desencanto" la doy un pase de vez en cuando, pero tengo la impresión de que este hombre, además de sus problemas psíquicos, hacía y decía muchas cosas por simple impostura.
Un abrazo, amigo.
Cuando desperté Gorilas en la nieve aún seguía en la cartelera.
ResponderEliminar¿Y qué es lo que te hizo dormir tan profundamente? Ah, supongo que te refieres a "La chica danesa". Yo por respeto al trabajo de todos las personas que han participado en la creación de una película, aunque ésta me resulte absolutamente fallida como "Ave, César" no me duermo nunca, me gusta demasiado el cine como para llegar a ese extremo. Pero la verdad, como voy al cine para aprender y entretenerme, el mencionado film no consiguió ni una cosa ni la otra; me aburrió y el tema que toca (egocentrismo de las estrellas, caza de brujas, líos de faldas y periodísticos detrás de las bambalinas...) está ya para mí muy trillado tanto en el cine como en la literatura.
EliminarOtra vez será... espero. Lo que sí voy a hacer es recomendarte una película que ha sido la que más me ha gustado en lo que va de año, "Suburra", puedes leer mi crítica en este blog en las entradas de febrero. No se ha estrenado en España, pero ese cine sí que me gusta, me engancha y me motiva.
La película la vi el 27 de febrero a las 18:30h. La sala estaba medio llena y excepto a varias personas entre ellas mi chica a todo el mundo me pareció que le gustaba.Bueno yo con La chica danesa me aburrí de lo lindo y a ella le gustó mucho.
ResponderEliminarPues, todo un éxito, porque yo la vi el primer día de estreno y estábamos 5 en la sala. Pues dile a tu chica que vea, si tiene la oportunidad, "Carol", con una temática parecida pero mejor -en mi opinión- que "La chica danesa". En fin, los Coen tienen talento y es una pena que gasten tiempo y esfuerzo en películas que nadie recordará ni les hará más ricos de lo que ya son. Te dejo un enlace. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://www.factoriadelcine.com/2016/02/07/ave-cesar-de-los-hermanos-coen-no-triunfa-en-su-estreno-en-la-taquilla-americana/