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miércoles, 17 de febrero de 2016

JOYAS DEL CINE ERÓTICO: “LA PASIÓN TURCA” (1994)

     
   
     Fallida resultó la adaptación que realizó el recordado Vicente Aranda (Barcelona, 1926-Madrid, 2015) de la popular novela homónima de Antonio Gala publicada en 1993. Y eso que el director catalán es un especialista en retratar situaciones morbosas y deseos al límite que arden hasta las cenizas en la hoguera de la pasión… turca. Hay quien piensa que el cine porno se perdió un buen director con Aranda, pero eso también lo piensan muchos incultos de Bigas Luna o de cualquier otro cineasta erotómano menos de Berlanga. Porque, claro, eran otros tiempos. Lo quieran o no la legión de detractores que siempre ha arrastrado el cineasta perteneciente a la Escuela de Barcelona, en la filmografía del recientemente fallecido director encuentro al menos tres películas que están entre lo mejor que ha parido el cine español a lo largo de la historia: FannyPelopaja” (1984), El Lute I y II (1987 y 1988) y Amantes (1991). Además de la muy estimable Tiempo de silencio (1986) y de uno de los mejores episodios de la magistral serie televisiva La Huella del crimen, Los crímenes del capitán Sánchez (1985).
     

       La pasión turca sigue a Desideria (Ana Belén, que da vida a una mujer de 30 años cuando realmente ella tenía entonces 43) una chica de provincias y clase media que recibió una educación convencional. Su matrimonio con Ramiro (Ramón Madaula), el mejor partido de la ciudad, abrirá para ella una etapa gris, rutinaria, sin alicientes y en donde los rituales del sexo están alejados del verdadero erotismo. Un día, Ramiro decide unirse a un grupo que organiza un viaje a Estambul. El mismo día de la llegada, Desideria descubre que un simple roce de la piel puede hacer que su mundo se tambalee. Así, Desi, se enamora perdidamente de Yamam (Georges Corraface), el guía del grupo con el que viajan, hasta tal punto que abandona todo lo que tiene en España para irse con él.


      Bien, no había visto la película desde su estreno y he tenido la misma impresión que entonces: floja. No obstante, fue el mayor éxito de cinematográfico de Ana Belén y, partiendo de que no es una buena actriz, una de sus interpretaciones más aceptables, un trabajo para el que fue candidata al Goya. Claro que para ello Aranda no se cortó un pelo y la puso “mirando hacia la meca” con un papel de alto voltaje sensual, pues al fin y al cabo el relato se centra en el ritual de iniciación en unas prácticas sexuales exultantes totalmente alejadas de las monótonas y mecánicas experiencias de su vida conyugal. En los arrebatos y la aventura erótica que vive Desi tiene mucho que ver el exótico escenario oriental que despierta en ella lúbricas pasiones, instintos primarios, tórridas fantasías y secretos inconfesables. Un fuego uterino irrefrenable que la domina y pervierte los sentidos, a los que deja volar libremente.


       La pasión turca puede ser entendida como una exaltación a romper con las normas y convenciones, el gran problema es que también puede ser tomada como un cuento moral, en donde, finalmente, la protagonista se convierte en un sumiso objeto sexual en manos de un tipejo sin escrúpulos que la maneja a su antojo para saciar sus lucrativos intereses. El final de la película es diferente al de la novela, lo que enfadó mucho al escritor manchego, en realidad, el guión en sí es muy esquemático e inconsistente y Aranda, que da rienda suelta a unos diálogos de prostíbulo de baja estofa, pone toda la carne en el asador saciando sus (nuestros) indisimulados impulsos morbosos de voyeur irredento. Atención al polvo en la dorada fuente con el balanceo del collar en cada embestida.

2 comentarios:

  1. Aunque es una historia bastante simple y el guión nada del otro viernes, me pareció cuando la vi que su director había sabido hallar el tono adecuado, encendido y erótico pero también trágico, triste.

    Un abrazo.

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  2. Bueno, y ver a Ana Belén despendolada y dueña de un irrefrenable furor uterino también tiene morboso encanto. Pues lo queramos o no incluso los que no nos dice nada su música y consideramos que sus dotes como actriz son limitadas, siempre fue un icono cercano, como esa vecina de al lado a la que mirábamos las bragas cuando subía la escalera.

    Un abrazo.

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