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jueves, 11 de febrero de 2016

¿CUÁNTO ME AMAS?: MUCHO, MONICA, MUCHO...


¿CUÁNTO ME AMAS? (Combien tu m´aimes, Bertrand Blier, 2005)     


      La penúltima película hasta la fecha del veterano director francés Bertrand Blier, firmante la exitosa Los rompepelotas (1974), Buffet Froid (1979) y Habitaciones separadas (1984) resultó ser un pestiño bastante indigesto, una infumable comedia romántica en donde lo único salvable es la presencia inmarcesible de la hermosísima actriz italiana Monica Bellucci. El film sigue a François (Bernard Campan) un gris y solitario oficinista enfermo del corazón al que le toca la lotería. Llega entonces a un extraño acuerdo con una hermosa prostituta italiana, Daniela (Monica Bellucci) de la que está enamorado: le promete 100.000 euros al mes si vive con él hasta que se acabe el dinero. Cuando ella acepta, comienza una tortuosa historia de amor no exenta de romanticismo, pasión y sexo. Pero, al final, no le será tan fácil prescindir de Charly (Gerard Depardieu) un gangster protector, y del mundo de la noche.

   
    Al igual que este post, la película es sólo una excusa para mostrar la belleza y los enormes atributos de una de las actrices italianas más atractivas que nos ha regalado el cine en las últimas décadas. Estamos, amigo lector, ante una función de ritmo pausado y cierto tono depresivo que de vez en cuando suelta algún eructo en forma de chiste burdo. Monica Bellucci se sumergió en el rodaje de esta película cuando habían transcurridos cinco meses desde que dio a luz su segunda hija, sabiendo que el invento no tenía más sentido que su magnética presencia y que poco le iba a importar a nadie la trama porque los espectadores no dedicarían la atención a ningún otro aspecto de la historia que no fuera ella. De ahí su divismo, de ahí su inmanente presencia, de ahí su poder. ¿Cuánto me amas? no Funciona ni como comedia melancólica ni como drama romántico, y por la pantalla vemos desfilar una serie de buenos actores enfundados en personajes ridículos, pues del competente elenco sólo es posible salvar el trabajo de algún secundario como Jean-Pierre Darroussin y a la joven Sara Forestier.

     
   Rebosante de diálogos previsibles, la película surca de manera inconsistente varios géneros para derivar en una penosa parodia del cuento de La Cenicienta en donde infructuosamente se intenta explorar las complejidades humanas con momentos de intimidad sonrojantes por lo mal filmados que están, lo gratuito de muchas situaciones, la risible solemnidad y la vacua pretenciosidad que Blier le pone al asunto. Porque no hay nada profundo en esta nada original película sobre las aristas del amor, la fidelidad y las relaciones de pareja. Todo deriva en un zafio vodevil, en una patética parodia con ínfulas costumbristas que tiene como único aliciente el volcán de seducción que representa su estrella femenina, a quien no le importa quedar reducida a objeto sexual dentro un artificioso desbarajuste donde sólo reina ella. 
    

5 comentarios:

  1. Bueno, no refieres muchos motivos para ver la película, aunque el argumento tiene posibilidades.

    ¿Qué motivos ni qué narices? ¡Sale la Bellucci y con eso basta!

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  2. Bellucci como objeto sexual...Pecaminoso disfrute.
    Ah! Pero la comedia prometía mucho desde su bizarro planteamiento, lo que la arruina es caer en lugares comunes.

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    Respuestas
    1. Ya, Demian, el problema es que lo que no puede hacer Blier es intentar camuflar con coartadas pseudointelectuales lo que sólo es un vehículo para el lucimiento de su estrella femenina. Como bien dices, una Bellucci tentadora en la tradición de las grandes musas del cine italiano.

      Saludos cordiales.

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  3. Lo que pasa, Ricard, es que este tipo de películas tengo que verlas. No sólo por el regalo que supone ver a Monica Bellucci luciendo su inaccesible belleza desnuda, también porque me recuerda aquella época gloriosa de las películas italianas de los 70 y 80 en las que cualquier excusa era buena para el despelote.

    Nota: por si lo quieres corregir: el director de fotografía de 2El renacido" se apellida Lubezki, y no "Luzbeki". Sólo es para que veas que leo con atención tus críticas e impresiones.

    Un abrazo.

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