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lunes, 14 de diciembre de 2015

JIM JARMUSCH Y SU WESTERN ATÍPICO

DEAD MAN êêêê
Western - USA-Alemania, 1996 - 121 Minutos.
DIRECTOR: JIM JARMUSCH.
INTÉRPRETES: JOHNNY DEPP, GARY FARMER, LANCE HENRIKSEN, MICHAEL WINCOTT, ROBERT MITCHUM.


    Nacido en Akron (Ohio), Jim Jarmusch es uno de los directores de cine independiente de mayor prestigio, ejerce desde su debut con Permanent vacation (1980) un poderoso magnetismo sobre un amplio sector de la crítica, a pesar de que para el público siga siendo un gran desconocido. Extraños en el paraíso (1984) su segundo largometraje, es un magnífico relato sobre las peripecias de tres amigos en Estados Unidos con el que gana la Cámara de Oro en Cannes’84, y el galardón de mejor película del año para la Sociedad Nacional de Críticos de EE.UU. Bajo el peso de la ley (1986) se nos presenta como una irregular revisitación del género de fugas carcelarias. Mystery train (1989) es un admirable y original film compuesto por el cruce de tres historias que suceden en Memphis. Noche en la tierra (1991) incluye cinco historias de taxis, taxistas y pasajeros que transcurren a lo largo de una noche en cinco ciudades diferentes del mundo -Los Ángeles, Nueva York, París, Roma y Helsinki- . Tras realizar un excelente documental sobre el músico Neil Young, realiza la espléndida Ghost dog (1999) remake de El silencio de un hombre de Melville, protagonizado por Forest Whitaker en el papel de un asesino a sueldo. Jarmusch vive y trabaja actualmente en Nueva York.


    Sinopsis: tras recibir una oferta de trabajo en Machine, fría ciudad del oeste americano, el contable William Blake (Johnny Depp) deja su trabajo en Cleveland (Ohio). Pero, su sorpresa es mayúscula cuando una vez allí, el dueño de la factoría, John Dickinson (Robert Mitchum) ya ha cedido su puesto a otra persona. Sin empleo, tiene un enfrentamiento mortal con Charlie (Gabriel Byrne) el hijo de Dickinson, que mata a su mujer al encontrarla en la cama con Blake, quien a su vez mata a Charlie. A partir de entonces su cabeza tiene un precio, perseguido a muerte por tres cazarrecompensas.
   

    Empeñado en determinadas ocasiones -cosa que yo particularmente agradezco- en revisionar géneros desde su singular estilo, Jarmusch nos ofrece su aportación al western, incursión en la que con su intransferible percepción es capaz de extraer momentos de trance casi anestésicos, y es que no todos han sabido ver que la revisión es un ejercicio que en manos de talentos como el de Jim es una opción totalmente válida de sublimar y dignificar el arte. Dead Man es un western indefinido y surreal, nada fácil para quienes esperen encontrar aspectos deudores o semejanzas con el cine de Ford, Mann, Peckinpah o las mediocres ilustraciones del spaghetti-western. Fúnebre relato tan espectral como indica su propio título, “Hombre muerto”, pues el indio Nobody está convencido de que su acompañante es el espíritu del polifacético artista inglés William Blake. Rodada en blanco y negro, con una hermosa y eficaz fotografía de Robby Müller, la cinta funde a la perfección el tono onírico del fascinante imaginario de su autor, un universo en el que laten los temas más recurrentes de su cine: el desarraigo, la soledad, el nomadismo, y por primera vez, elevada a un tono grotesco, la violencia.



      Casi todo el peso del film recae sobre esos dos personajes antes mencionados, el indio Nobody (Gary Farmer) que pasó varios años prisionero de los blancos y le sobró tiempo para leer algunos escritos del poeta William Blake, y que ahora se ha convertido en un proscrito para su propia tribu de Pies Negros. El hecho de encontrarse con alguien con un nombre identico al del pota británico, le impulsa a pensar que está en presencia de un fantasma, lo que le lleva a sentir por el personaje protagonista interpretado por Johnny Depp un cierto temor reverencial. Para éste último, llegado del noroeste, se la abre en la áspera e inhóspita Machine todo un mundo de codicia, sordidez y misterios a los que poco a poco irá despertando en su paulatina adaptación a un espacio por momentos de una vertiginosa agorafobia, y en otros asfixiante y cerrado. 


      Así, nos encontramos con una película de género atípica, que como no podía ser de otro modo bajo la batuta de este peculiar autor, queda muy alejada de las ampulosas superproducciones hollywoodienses, y que por momentos apunta destellos poéticos para ir gradualmente adentrándose de forma críptica hacia los dominios de los más bajos instintos de la condición humana: corrupción, avaricia, venganzas y la más feroz crueldad son desplegadas con frialdad, pero con intensidad, por un cúmulo de personajes -caciques, cazarrecompensas, alguaciles- que desarrollan, envueltos en una atmósfera malsana, todos los recursos criminales a su alcance. El afán depredador de los cazarrecompensas, nada tiene que ver con los métodos caballerosos puestos en práctica por los legendarios héroes del far-west en aquellos famosos duelos rituales, ordalías que derivaban siempre en una acción de equidad para salvar el honor. Aquí, la traición, el instinto de supervivencia, la ambición y el poco aprecio a la vida acotan el camino de William Blake, siendo al final la víctima propiciatoria de esta exquisita metáfora del Mal. Maravillosa banda sonora a cargo -cómo no- de Neil Young para el primer film en el que Jarmusch abandona el asfalto.


2 comentarios:

  1. Es un western que asume ciertas convenciones del género para subvertirlas a través de la particular mirada de Jarmusch. Una película curiosa y, a ratos, fascinante.

    Un abrazo.

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  2. Sí, una rara avis rebosante de hallazgos y matices en donde los componentes líricos se alternan con chispazos de violencia derivados de la degeneración de la condición humana. Una obra extraña e hipnótica.

    Un abrazo.

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