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sábado, 1 de agosto de 2015

CRÍTICA: "LA HORCA"

La venganza del ahorcado
LA HORCA êê
DIRECTOR: TRAVIS CLUFF, CHRIS LOFING.
INTÉRPRETES: CASSIDY GIFFORD, PFEIFER BROWN, RYAN SHOOS, REESE MISHLER, ALEXIS SCHNEIDER, DONNA ROBINSON.
GÉNERO: TERROR / EE.UU / 2015  DURACIÓN: 81 MINUTOS.   
     
      
      Sólo el amor que tienen por el género de terror sus dos responsables, los guionistas y directores del film Travis Cluff y Chris Lofing, ha obrado el milagro para que una película como La Horca se exhiba en las salas de todo el mundo. El dúo no tenía ni un centavo para llevar a cabo el proyecto aunque contaban con una idea que les apetecía mucho contar, una historia que tomando como referencia exitosos y rentabilísimos films como El proyecto de la bruja Blair y Paranormal activity pensaron que se podía llevar a cabo con un presupuesto de guerrilla. Se pusieron manos a la obra y lograron varios miles de dólares de aquí y de allá siguiendo esa máxima que dice que para hacer una película lo que más importa es talento. Así, con un mísero presupuesto, un exiguo equipo  técnico y un reparto desconocido rodaron la película en Fresno durante dos semanas. Posteriormente realizaron un tráiler que sirvió para llamar la atención de algunos productores que aportaron dinero para remontar algunas escenas, pulir ciertos aspectos y promocionar la cinta. Aunque esto es así la función está muy limitada por los escasos medios y la bisoñez del equipo técnico/artístico.


      Rodado al igual que las películas anteriormente citadas en formato de metraje encontrado o found footage, La Horca abraza la tradición del slasher clásico para situarnos veinte años después de un accidente en el que falleció el protagonista  de la obra de teatro de un instituto titulada “La Horca”, estrangulado tras fallar una horca de utilería, los estudiantes de ese centro educativo de un pequeño pueblo tienen la feliz idea de resucitar la fallida representación con la intención de rendir un homenaje en el aniversario de la tragedia. Pero cuando empiezan a morir uno a uno, descubrirán que hubiera sido mejor dejar las cosas como estaban.
     

     
     Lo peor que se puede decir de la función es que no inventa nada y se encuadra dentro de las constantes de un género muy dado a repetir esquemas y trucos; lo mejor es que el film no resulta nada pretencioso y a pesar de la sensación déjà vu y lo previsible de cada situación logra crear un estado de inquietud y sobresalto incluso cuando los sustos se ven venir. Todo parece ya inventado desde que la película para mí seminal rodada con el recurso del found footage, Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1980) creara la polémica allí donde se estrenó y los espectadores pudieron soportar su visionado, pero hasta la fecha es REC (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007) el film que más me ha atrapado; rodado con sorprendente fisicidad, autenticidad y dotado de un tono orgánico viscoso y tenso aun en sus aportes irónicos y costumbristas. En La Horca los lugares comunes se adivinan con la predecible leyenda maldita que rodea a la obra teatral a raíz de la muerte aparentemente accidental de Charlie, instituido en presencia, amenaza y venganza espectral. Su irrupción se hace esperar y mientras tanto conocemos a los cuatro bordes con todos los boletos para convertirse en carnaza, sus bromas su humor tosco y su obsesión por grabarlo todo, una cámara afectada por el Parkinson que maneja un tal Ryan. Los efectos de sonido se imponen como el mejor recurso para el susto cuando los cuatro jóvenes queden encerrados por la noche en la escuela, eso y un cúmulo de imágenes vertiginosas y difusas tomando como fondo un lugar realmente siniestro.


       La historia podía haber dado más juego si sus responsables se hubieran decantado por senderos más sutiles y sin incidir en trucos demasiado sobados (móviles que se quedan sin señal, cámaras digitales no reproducen o se quedan sin batería, verborreas explicativas innecesarias) y que hacen difícil que el componente verídico cale en el espectador. Los escasos 80 minutos de metraje pasan en un suspiro, de ahí que el respetable no tenga tiempo para aburrirse ni sentirse muy mareado por el explotado  recurso del formato de registro con cámara en mano e interpretamos enseguida que existe una ilusión por crear un nuevo mito enmascarado del terror urbano que busca venganza con una soga a modo de horca en la mano. Cluff y Lofing hacen uso del fuera de campo con cierta brusquedad, inflamando la sensación de suspense a través del objetivo de una cámara que recorre los rincones más macabros del lugar, un espacio de sombras por donde se mueve con soltura el espíritu rencoroso de Charlie ávido de carnaza. La Horca hubiera gozado de un gran éxito y tratamiento de culto de haberse estrenado dos décadas atrás, hoy su puesta en escena, inventiva y mecánica resultan obsoletas, anacrónicas, tanto como los ecos y resonancias que percibimos sobre películas míticas como Carrie y otras cintas ochenteras. Mezcla de terror paranormal y slasher, los directores nos enseñan muy pronto sus cartas aunque les perdonamos la torpeza debido a que estamos ante una ópera prima que se verá beneficiada por el efecto viral que multiplicará hasta el infinito el dinero invertido. 

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