PUSHER, UN PASEO POR EL ABISMO
Drama - Dinamarca, 1996 - 105 Minutos.
DIRECTOR: NICOLAS WINDING REFN.
INTÉRPRETES: KIM BODNIA, ZLATKO BURIC, LAURA BRASBAEK, SLAVKO LABOVIC, VANJA MAJICIC.
Winding Refn, joven cineasta danés
instruido en Nueva York, hechizado a buen seguro por reiterados films míticos
de los setenta -lease Taxi Driver, Malas calles- y tras ensayar,
como es preceptivo, en el terreno del corto, da el salto al largometraje con
esta espeluznante película que pasó de puntillas, sin hacer el más mínimo ruido
por las pantallas de cine. Hora es de recuperarla y saborearla. El film gira
alrededor de Frank, un camello que tiene una deuda de diez mil dólares con un
pequeño gángster llamado Milo, éste le presiona para que devuelva el dinero, y
para ello Frank se arriesga con un trabajo de compra-venta de mayor magnitud.
Pero, la intervención de la policía hace que todo el cargamento acabe diluido
en el agua, Frank es arrestado y poco después puesto en libertad. Ahora, en la
calle, su vida no vale nada porque Milo desea cobrar su deuda como sea, por lo
que se verá obligado a lanzarse a una agitada carrera contra el tiempo para
conseguir el dinero.
Cuando el realizador vasco Daniel
Calparsoro debutó con su modesta (once millones de pesetas) y sobrecogedora Salto al vacío (1995) de manera
nada calculada rellenó un importante hueco dentro del siempre deshilvanado
panorama cinematográfico español. Como era de preveer, esta insólita ópera
prima anduvo vagando por todo el espectro fílmico nacional, con más pena que
gloria, sin demasiado entusiasmo crítico y una floja andadura comercial, aunque
consiguiendo, eso sí, acotar un espacio único de reflexión para espíritus
insomnes que vieron en Alex, su protagonista, el arquetipo de antihéroe (perdón
antiheroína) más sugestiva del cine patrio contemporáneo.
Además de otros paralelismos, Pusher es también el relato urbano de un antihéroe que
tiene empeñada su supervivencia -como Alex- en el trapicheo del mundo de las
drogas por los laberínticos barrios húmedos de Copenhague. Winding Refn explora
las simas de la desesperanza y la autodestrucción y nos presenta unos personajes
fríos, poco definidos y enfrentados a su implacable destino. La soledad, las
relaciones adulteradas y poco profundas, la falta de afecto en las miradas, en
los gestos, en las palabras, la incomunicación, hace que los personajes
batallen siempre entre el miedo y la rabia, la desconfianza y la sombra de la
traición. El empleo de la cámara en mano, de una fotografía sucia y granulosa,
elevan el efecto tonal hacia un realismo documentalista, donde los movimientos
rápidos, zigzagueantes de cámara, no son ni mucho menos decorativos, pues
ensalzan el pulso naturalista que el autor desea imprimir.
Refn, que toma como
referente la magistral Malas calles (1973), no tan alejado de la pureza
de estilo de sus compatriotas del Dogma’95 e influenciado tal vez por los
cómics -en los que abunda el loser solitario y desarragaido- y los films
setenteros, logra un sensacional film-documento con todo el atractivo de las
películas indies: actores desconocidos -el único conocido es Kim Bodnia,
buen actor de teatro danés que ya había hecho alguna incursión
cinematográfica-, pocos recursos económicos y un guión bien elaborado. Pusher
es una dura película sobre los infiernos, los destrozos y terrores reales, que
necesita más de un visionado para poder paladear su fascinante mundo visual y
el decrépito microcosmos de unos personajes sin horizontes, atrapados en los
pantanosos arrabales de la fulgurante sociedad del bienestar.
Un excelente ejercicio de cine negro. En 2004 y 2005 dirigió dos hipotéticas secuelas: sólo he visto "Pusher II" y no es exactamente una continuación, aunque aparecen los personajes de Milo y de Tonny (Mads Mikkelsen), con mayor protagonismo ambos. Y la película es bastante "gore" en su segunda mitad, que muestra el descuartizamiento de un señor con todo lujo de detalles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Permíteme que rectifique mi anterior comentario. Ahora me doy cuenta de que sí vi "Pusher III" y era en esta tercera parte, protagonizada por Milo, donde sale lo del descuartizamiento. Es la menos interesante de las tres aunque, como dije, la más salvaje. De hecho, la mejor es la segunda, la protagonizada por Tonny.
ResponderEliminarOtro abrazo.
La segunda tiene más ritmo y está ya más pensada, más calculada. Eso sí, me gusta mucho Mads Mikkelsen. A mí, sigue siendo el film seminal el que más me gusta por su frescura efecto documentalista y su demoledor final. Esta es la verdadera película de culto.
ResponderEliminarPor cierto, la llegué a comprar en VHS y no he sido capaz de encontrarla en Blu-ray. Cuando la vi en 1997, me pareció que Refn se había inspirado en parte en la ópera prima de de Daniel Calparsoro "Salto al vacío" (una de mis pelis españolas favoritas) sigo pensando lo mismo, y tras constatar un tiempo después que muchos pósters incluían el latiguillo "Un salto al vacío", no sé si sería porque leyeron una crítica mía donde lo señalaba y que se publicó en varios medios, tuve menos dudas.
Un abrazo, amigo.