Sobrecarga de personajes
VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN êêê
DIRECTOR: JOSS
WHEDON.
INTÉRPRETES: ROBERT DOWNEY JR., CHRIS EVANS, CHRIS
HENSWORTH, SCARLETT JOHANSSON, JEREMY RENNER, MARK RIFFALO.
GÉNERO:
FANTÁSTICO / EE.UU. / 2015 DURACIÓN: 141 MINUTOS.
Es más que
probable que el competente director Joss
Whedon se haya despedido de la saga con esta aparatosa secuela más cercana
a Transformers
que a la esencia original de la franquicia de la Marvel, lo que no evitará que
obtenga una monstruosa recaudación en su exhibición por todo el mundo
(recordemos que Los Vengadores, también dirigida por Whedon en 2012, recaudó
más de 1.200 millones de dólares partiendo de un presupuesto de 220). El
visionado de este artefacto siempre puede ser un refugio para evadirse durante
dos horas y media de las miserias cotidianas que nos rodean, y aún así, se me
antoja una película innecesaria que no aporta nada nuevo. Vengadores: La era de Ultrón
se ve penalizada por un guión poco imaginativo que lo fía todo al ruido y a una acción desaforada que no siempre
cumple las expectativas.
En el film
comprobamos cómo todo marcha sobre ruedas para los superhéroes tras haber
desbaratado los planes de Hydra. Cuando Tony
Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) intenta reactivar un programa caído en
desuso cuyo objetivo es mantener la paz, las cosas empiezan a torcerse y los
superhéroes más famosos de la Tierra, incluyendo el propio Iron Man, Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hensworth), El Increíble Hulk (Mark Ruffalo), La Viúda Negra (Scarlett Johansson) y Ojo de Halcón (Jeremy Renner) tendrán
que enfrentarse a la prueba definitiva cuando el destino del planeta se ponga
en juego. Pues cuando el villano Ultrón,
un robot casi indestructible, haga su presencia, Los Vengadores tendrán que
detener sus temibles planes que incluyen una amenaza de exterminio total para
la raza humana.
Como en la
anterior entrega dirigida por Whedon, el espectáculo cuenta con un gran diseño
de producción y puede ser disfrutado de manera desprejuiciada por un público
palomitero que busca su dosis de entretenimiento semanal y también por los
incondicionales de la saga. No obstante, pocos elementos novedosos se nos
aparecen como reseñables, más allá de la acumulación de set pieces de acción estilizada, nos encontramos con la cómica
verborrea filosófica de un villano al que se pretende dotar de un aura
enigmática e inteligente y que se sitúa varios galgos por delante del vapuleado
Loki. Como era de esperar, cada superhéroe cuenta con su particular escena para
el lucimiento, secuencias que se reparten de forma equitativa pero que no
siempre arrojan los mismos resultados, aunque en esta ocasión se haya querido
otorgar un mayor protagonismo la Vida Negra y Ojo de Halcón, personajes muy
secundarios en la anterior entrega. El problema
de las montañas rusas es que nos enseñan siempre el mismo paisaje, el de una
batalla épica en donde el equipo de Vengadores se enfrenta siempre a algún
fenómeno con planes altamente explosivos, y aquí es donde aparece Ultrón: un
robot con inteligencia artificial creado por el propio Tony Stark que se
convierte en lo más sobresaliente de la función y cuya voz y gestualidad corresponden
a James Spader, aportando más matices que cualquiera de los superhéroes.
Aunque
resulta curioso el devaneo amoroso entre la Vida Negra y Hulk como un guiño
romántico a los seres humanos que se esconden detrás de los arquetípicos
personajes (Natasha y Bruce), Whedon acierta al retratar al heterogéneo grupo
de Vengadores con un aire de desarraigo, asaltados por sus respectivos traumas
y esclavos de sus lealtades y debilidades, cuestión que, como es de suponer,
nunca acaba por romper el férreo vínculo que les une para luchar contra todo
tipo de amenazas. En la trama, eso sí, advertimos una premura y aceleración que
juega en contra del más básico concepto narrativo (la creación de Ultrón se
resuelve en apenas dos pinceladas), pues sabido es que la eficacia visual
contentará a su incontable legión de fans, y esa pelea que mantienen algunos
superhéroes entre ellos, se nos antoja una excusa para una nueva exhibición de
sus poderes y su ilimitada capacidad de destrucción, en lugar de, como hubiera
sido deseable, un ejercicio de catarsis a través de sus laberintos emocionales. Vengadores: la
Era de Ultrón desprecia en
exceso la línea de diálogos para recrearse en las conocidas y estruendosas
escaramuzas y refriegas, pero ni las toneladas de chatarra ni las escasas notas
de humor ni su barniz oscuro pueden enmascarar una abusiva sobrecarga de
personajes en su modo más funcional.
Como film-espectáculo me pareció competente pero tampoco nada del otro mundo. En cuanto al guión, me sumió en la más profunda indiferencia y aproveché las disertaciones de Ultrón y compañía para echar alguna que otra cabezada. En fin, ideal para un domingo por la tarde en familia con palomitas y Coca-Cola a tutiplén.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí estas películas, a pesar del éxito de crítica y taquilla, siempre me han parecido muy inferiores a los Batman de Nolan, Acabo de revisionar "El Caballero Oscuro: La leyenda renace", que fue vapuleada por un sector de la crítica oficialista, y me sigo pareciendo un películón infinitamente superior a estos "Vengadores" y los "4 Fantásticos", que aunque son artefactos muy eficaces en un plano visual, no alojan ningún poso en mi memoria cinéfila. Este invento cada vez se parece más a Transformers, con toda esa chatarra.
EliminarUn abrazo.