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lunes, 1 de diciembre de 2014

CRÍTICA: MORTADELO Y FILEMÓN CONTRA JIMMY EL CACHONDO

Loable y estiloso ejercicio de humor patrio
MORTADELO Y FILEMÓN CONTRA JIMMY EL CACHONDO êêê
DIRECTOR: JAVIER FESSER.
VOCES: KARRA ELEJALDE, JANFRI TOPERA, RAMÓN LANGA.
GÉNERO: ANIMACIÓN /ESPAÑA / 2014. DURACIÓN: 90 MINUTOS
  
      Cuando en 2003 Javier Fesser presentó con personajes reales La gran aventura de Mortadelo y Filemón a los que daban vida Benito Pocino y Pepe Viyuela respectivamente, no era fácil adivinar que más de cinco millones de espectadores pasarían por taquilla dejando una recaudación de más de 22 millones de euros. Sin embargo, a muchos analistas ese éxito, que convirtió el film en uno de los más taquilleros de la historia de nuestro cine, no nos sorprendió demasiado, ya que de lo que hablamos, y es algo que está fuera de toda duda, es de los más legendarios personajes de la historieta humorística que están alojados en el imaginario de varias generaciones desde su creación en 1958 de la mano del genial Francisco Ibáñez. Esa adaptación a la pantalla grande de unos iconos esenciales en el devenir sociocultural de los últimos 60 años de nuestro país, resultó ser una divertida y alocada aventura tocada por unos eficaces efectos especiales. Miguel Bardem se hizo cargo de la dirección y fichó a Eduard Soto para el papel de Mortadelo al que daba réplica de nuevo Pepe Viyuela como Filemón en Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra (2008), en lo que representó una película fallida con un guión muy poco trenzado, humor excesivamente simple y evidente falta de ingenio.


     Javier Fesser vuelve a retomar la saga, ahora en animación digital, para dibujar un paisaje en donde se acaba de producir el mayor ataque para la estabilidad mundial: un ataque de risa. Mientras el caos, la guasa y la risa floja se apoderan de las instituciones, de la banca, de los ministerios, de las fábricas, de los colegios, de las cafeterías, de los policías, de los ladrones, de los notarios y de los elefantes, la única organización capaz de poner un poquito de seriedad en todo esto es la T.I.A. La humanidad está en peligro. No aguanta una bromita más. Pero nuestros mejores agentes de campo (y playa), Mortadelo y Filemón, encontrarán el modo de cortarle el rollo a ese supergamberro de Jimmy El Cachondo.


     Estamos ante la mejor entrega de estos dos incombustibles agentes de la T.I.A., la más frenética y electrizante, en la que suceden más cosas sustanciales y, sobre todo, la que acumula más gags, guiños, accidentes, mamporrazos, trastazos y chichones. Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo es posible que bata el extraño récord de encadenar todo tipo de situaciones hilarantes a una velocidad desenfrenada. Un film en el que la animación está desarrollada de forma pulcra y cargada de detalles jugosos, y en donde cada escena supera a la anterior en sus constantes narrativas, visuales y humorísticas. En la cinta encontramos representado con absoluta fidelidad el universo que puebla las viñetas de las historietas de Ibáñez dentro de esa España tan típica y tópica que tanto gusta al director, un Javier Fesser que trata con un mimo y un puntillismo rayano en la adoración a unos personajes entrañables e indisociables del devenir de nuestro país y de esa cultura del tebeo que tan buenos momentos nos deparó en nuestra infancia y adolescencia.



      Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo se me antoja una película imprescindible para esa legión inmensa de espectadores que en algún momento de su vida se ha sentido atrapados por la indomable pareja de agentes, ninguna otra aproximación había captado con tanto escrúpulo y acierto la personalidad de los personajes y su peculiar cosmovisión, a lo que evidentemente ayuda la extraordinaria libertad que proporciona la animación digital. Ejemplos de esto lo tenemos en dos secuencias esenciales del film: el prólogo, con Filemón en la confortable nebulosa de un sueño que le lleva a aparecer como un elegante, implacable, atractivo y eficaz superagente al estilo galán de James Bond; y esa otra de la vertiginosa persecución del gigantesco Tronchamulas, rodada con impecable virtuosismo y frenesí. Los dobles mensajes y guiños resultan apabullantes, como esa furgoneta en la que se debería leer “Ayuntamiento” y lo que leemos es “Hay untamiento”, por no hablar del irrisorio MacGuffin que esconde la dichosa caja fuerte. Con Karra Elejalde poniendo la voz a Mortadelo y Janfri Topera a Filemón, la película será mucho mejor entendida por el público adulto que el infantil o juvenil, y el tema de Julio Iglesias “Me olvidé de vivir” se repite como un mantra en lo que a fin de cuentas es un ejercicio de humor patrio tan sanote como redentor.

5 comentarios:

  1. La tengo en lista de espera. Como en casa manda el niño, tuve que ir a ver "Pingüinos de Madagascar".

    Un abrazo.

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    1. Claro, realmente esta película no es recomendable para los más pequeños, puesto que sólo se reirían con los mamporrazos y trastazos, pero no serían capaces de sacarle todo su juego. Tengo un hijo de 17 años que viene conmigo al cine a ver muchas películas de todos los géneros, y otro de 9 años al que llevo para que vea las más adecuadas para su edad: sé de qué me hablas. El próximo año, que el mayor se va a la universidad, el que saldrá ganando será el pequeño... aunque echará mucho de menos a su hermano porque están, a pesar de la diferencia de edad, muy unidos.

      Un abrazo.

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    3. Estamos más o menos en el mismo caso, los míos tienen quince y siete. Al final, vi la de "Mortadelo y Filemón" con el pequeño y mi mujer en los cines Splau de Cornellá mientras el mayor se escapaba a ver "Éxodus" (a ver si la pillo este finde). Un abrazo.

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  2. Bueno, ya habrás leído mi crítica sobre "Exodus", a mi no me queda más remedio que verlas de preestreno o en el primer día de estreno porque mis críticas, como te comenté, salen primero en el periódico comarcal, y tenemos que viajar al ritmo de la actualidad, de ahí que siempre elija un estreno de la semana aunque finalmente acabe viéndolos todos.

    Es cierto, parece que tenemos vidas paralelas, pero te juro que habitamos mundos muy distintos. Acabo de estar en Barcelona (donde viví tanto tiempo) y voy frecuentemente a Madrid que está a sólo tres horas, y sólo ahora soy consciente de lo que he ganado en calidad de vida, sólo ahora me doy cuenta de que la alienación me impidió durante muchos años poner en valor las cosas más sencillas y bellas.

    Un abrazo.

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