Loable y estiloso ejercicio de
humor patrio
MORTADELO Y
FILEMÓN CONTRA JIMMY EL CACHONDO êêê
DIRECTOR: JAVIER FESSER.
VOCES: KARRA ELEJALDE, JANFRI TOPERA, RAMÓN LANGA.
GÉNERO: ANIMACIÓN /ESPAÑA / 2014. DURACIÓN: 90 MINUTOS
Cuando en 2003 Javier Fesser presentó con
personajes reales La gran aventura de Mortadelo y Filemón a los que daban vida
Benito Pocino y Pepe Viyuela respectivamente, no era fácil adivinar que más de
cinco millones de espectadores pasarían por taquilla dejando una recaudación de
más de 22 millones de euros. Sin embargo, a muchos analistas ese éxito, que
convirtió el film en uno de los más taquilleros de la historia de nuestro cine,
no nos sorprendió demasiado, ya que de lo que hablamos, y es algo que está
fuera de toda duda, es de los más legendarios personajes de la historieta
humorística que están alojados en el imaginario de varias generaciones desde su
creación en 1958 de la mano del genial Francisco Ibáñez. Esa adaptación a la
pantalla grande de unos iconos esenciales en el devenir sociocultural de los
últimos 60 años de nuestro país, resultó ser una divertida y alocada aventura
tocada por unos eficaces efectos especiales. Miguel Bardem se hizo cargo de la
dirección y fichó a Eduard Soto para el papel de Mortadelo al que daba réplica
de nuevo Pepe Viyuela como Filemón en Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la
Tierra (2008), en lo que representó una película fallida con un guión
muy poco trenzado, humor excesivamente simple y evidente falta de ingenio.
Javier Fesser vuelve a retomar la
saga, ahora en animación digital, para dibujar un paisaje en donde se acaba de
producir el mayor ataque para la estabilidad mundial: un ataque de risa.
Mientras el caos, la guasa y la risa floja se apoderan de las instituciones, de
la banca, de los ministerios, de las fábricas, de los colegios, de las
cafeterías, de los policías, de los ladrones, de los notarios y de los
elefantes, la única organización capaz de poner un poquito de seriedad en todo
esto es la T.I.A. La humanidad está en peligro. No aguanta una bromita más.
Pero nuestros mejores agentes de campo (y playa), Mortadelo y Filemón,
encontrarán el modo de cortarle el rollo a ese supergamberro de Jimmy El
Cachondo.
Estamos ante la mejor entrega de estos dos
incombustibles agentes de la T.I.A., la más frenética y electrizante, en la que
suceden más cosas sustanciales y, sobre todo, la que acumula más gags, guiños,
accidentes, mamporrazos, trastazos y chichones. Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo es posible que
bata el extraño récord de encadenar todo tipo de situaciones hilarantes a una
velocidad desenfrenada. Un film en el que la animación está desarrollada de
forma pulcra y cargada de detalles jugosos, y en donde cada escena supera a la
anterior en sus constantes narrativas, visuales y humorísticas. En la cinta
encontramos representado con absoluta fidelidad el universo que puebla las
viñetas de las historietas de Ibáñez dentro de esa España tan típica y tópica
que tanto gusta al director, un Javier Fesser que trata con un mimo y un
puntillismo rayano en la adoración a unos personajes entrañables e
indisociables del devenir de nuestro país y de esa cultura del tebeo que tan
buenos momentos nos deparó en nuestra infancia y adolescencia.
Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo
se me antoja una película imprescindible para esa legión inmensa de
espectadores que en algún momento de su vida se ha sentido atrapados por la
indomable pareja de agentes, ninguna otra aproximación había captado con tanto
escrúpulo y acierto la personalidad de los personajes y su peculiar
cosmovisión, a lo que evidentemente ayuda la extraordinaria libertad que proporciona
la animación digital. Ejemplos de esto lo tenemos en dos secuencias esenciales
del film: el prólogo, con Filemón en la confortable nebulosa de un sueño que le
lleva a aparecer como un elegante, implacable, atractivo y eficaz superagente
al estilo galán de James Bond; y esa otra de la vertiginosa persecución del
gigantesco Tronchamulas, rodada con impecable virtuosismo y frenesí. Los dobles mensajes y guiños resultan
apabullantes, como esa furgoneta en la que se debería leer “Ayuntamiento” y lo
que leemos es “Hay untamiento”, por no hablar del irrisorio MacGuffin que
esconde la dichosa caja fuerte. Con Karra Elejalde poniendo la voz a Mortadelo
y Janfri Topera a Filemón, la película será mucho mejor entendida por el
público adulto que el infantil o juvenil, y el tema de Julio Iglesias “Me olvidé de vivir” se repite como un
mantra en lo que a fin de cuentas es un ejercicio de humor patrio tan sanote
como redentor.
La tengo en lista de espera. Como en casa manda el niño, tuve que ir a ver "Pingüinos de Madagascar".
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro, realmente esta película no es recomendable para los más pequeños, puesto que sólo se reirían con los mamporrazos y trastazos, pero no serían capaces de sacarle todo su juego. Tengo un hijo de 17 años que viene conmigo al cine a ver muchas películas de todos los géneros, y otro de 9 años al que llevo para que vea las más adecuadas para su edad: sé de qué me hablas. El próximo año, que el mayor se va a la universidad, el que saldrá ganando será el pequeño... aunque echará mucho de menos a su hermano porque están, a pesar de la diferencia de edad, muy unidos.
EliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEstamos más o menos en el mismo caso, los míos tienen quince y siete. Al final, vi la de "Mortadelo y Filemón" con el pequeño y mi mujer en los cines Splau de Cornellá mientras el mayor se escapaba a ver "Éxodus" (a ver si la pillo este finde). Un abrazo.
EliminarBueno, ya habrás leído mi crítica sobre "Exodus", a mi no me queda más remedio que verlas de preestreno o en el primer día de estreno porque mis críticas, como te comenté, salen primero en el periódico comarcal, y tenemos que viajar al ritmo de la actualidad, de ahí que siempre elija un estreno de la semana aunque finalmente acabe viéndolos todos.
ResponderEliminarEs cierto, parece que tenemos vidas paralelas, pero te juro que habitamos mundos muy distintos. Acabo de estar en Barcelona (donde viví tanto tiempo) y voy frecuentemente a Madrid que está a sólo tres horas, y sólo ahora soy consciente de lo que he ganado en calidad de vida, sólo ahora me doy cuenta de que la alienación me impidió durante muchos años poner en valor las cosas más sencillas y bellas.
Un abrazo.