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sábado, 11 de octubre de 2014

CRÍTICA: "PERDIDA"

Un thriller tan maquiavélico como hipnótico
PERDIDA êêêê
DIRECTOR: DAVID FINCHER.
INTÉRPRETES: BEN AFFLECK, ROSAMUND PIKE, NEIL PATRICK HARRIS, TYLER PERRY, KIN DICKENS, PATRICK FUGIT.
GÉNERO: THRILLER /EE UU / 2014  DURACIÓN: 145 MINUTOS.    
    

     Nadie va a descubrir ahora a David Fincher, uno de los directores más notables de las últimas décadas. Por supuesto no todas sus películas me han convencido plenamente, pero en todas ellas podemos encontrar algo interesante. Aunque comenzó dirigiendo un documental para el cantante Rick Springfield en 1985, su primera película de ficción fue la secuela Alien 3 (1992), entretenida aunque con un guión con muchas lagunas. Su carrera da un salto cualitativo importante con Se7en (1995) espeluznante y magnífico thriller imitado hasta la nausea y que ha tenido una influencia decisiva en el género. The Game (1997) no pasó de ser un simple divertimento, un juguete lujoso lleno de trampas que escondía un vacío desconcertante. No obstante, realizó la mejor adaptación posible de la novela de Chuck Palahniuk El Club de la Lucha (1999), una cinta violenta y radical que todavía hoy levanta ampollas entre la crítica más autocomplaciente. Como el suspense es uno de sus fuertes, en el año 2002 realiza La Habitación del Pánico, un angustioso y claustrofóbico film sin mucho recorrido. Para este cronista la gran obra maestra de Fincher es Zodiac (2007), con una banda sonora para guardar bajo siete llaves, notables interpretaciones, potentísima ambientación y una dirección magistral. En El curioso caso de Benjamin Button (2008) nos mostraba una conmovedora introspección sobre la devastación del paso del tiempo. La Red Social (2010), resultó un film muy bien realizado pero fatigoso en su verborrea, velocidad y complejidad narrativa. Su remake de Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres (2011) se nos muestra innecesario, sin aportar nada al original.  


      Tras dirigir el pasado año un episodio de la serie House of Cards, Fincher adapta la exitosa novela de Gillian FlynnPerdida”, que nos narra cómo el día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck), ex periodista con ínfulas de escritor, informa que su esposa Amy (Rosamund Pike), periodista como él, ha desaparecido misteriosamente. No pasa mucho tiempo para que la presión mediática y policial descubra que la versión de un matrimonio modélico y felicidad doméstica que ofrece Nick se desmorone. Además, comienza a comportarse de un modo extraño que le hace parecer más sospechoso, por lo que todo el mundo comienza a preguntarse si Nick ha matado a su esposa.  


      No he tenido la oportunidad de leer el best-seller de Gillian Flynn, por lo que no sé si la adaptación de Fincher se muestra fiel al texto, supongo que sí porque el guión lo firma la propia escritora, pero es algo que me la trae al pairo. Me sumerjo en una trama cuya premisa y comienzo se me antojan muy trillados: la historia de una exitosa y encantadora pareja neoyorquina felices de haberse conocido, que hacen gala de su mutua pasión y se sienten orgullosos de sus profesiones liberales, de su poder de seducción y su condición de urbanitas intelectuales. Claro que cinco años después las cosas pintan muy diferentes: han perdido sus trabajos, se han tenido que mudar a otra ciudad, la economía familiar se resiente pero, aparentemente la llama de la pasión sigue encendida. Tras la desaparición de Amy con evidentes signos de violencia, por lo que se teme que haya podido ser secuestrada, cuando el matrimonio se dispone a celebrar su quinto aniversario de boda, vamos conociendo las diferentes versiones de los implicados para tratar de arrojar luz sobre un misterio en el que nada es lo que parece, y en base al diario de la víctima y con unos bien elaborados flash-backs sabemos de la atracción, el deseo, la estabilidad y el progresivo deterioro de la relación del matrimonio en los cinco años de vida marital. Sólo el talento de David Fincher salva de caer la función en un previsible culebrón hasta hacerla serpentear por los procelosos caminos del thriller psicológico, convirtiendo el relato en una pulcra, retorcida y nada piadosa introspección sobre la hipocresía social, el sensacionalismo carroñero de los medios de comunicación y la maleable ambigüedad de la justicia.



    Uno acaba convenciéndose de que Fincher no ha tenido que esforzarse demasiado para mover los hilos de un film que juega con las sensaciones del espectador y a base de giros y vueltas de tuerca manipular su percepción. En la tradición del mejor cine de suspense (de su/nuestro admirado Alfred Hitchcock y su alumno más aventajado, Brian De Palma), PERDIDA es un thriller sobre la dualidad del individuo, las falsas apariencias y que entronca con la crisis económica, social y existencial, con la degeneración de la relación de una pareja que si alguna vez fue ejemplar, pronto transitó por el sendero de la autodestrucción. Insisto, la magistral caligrafía del director muestra todo tipo de perturbadores matices y aristas para no caer en el simplón telefilm de sobremesa, el modo de dibujar a los personajes y lo que esconden más allá de su rutina matrimonial. Los giros, trampas y subterfugios cambian a medida que la narración salta de un punto de vista a otro, marcando con pulso las pautas de de la función hasta derivar el interés del misterio en los motivos reales de la desaparición más que en la resolución del propio enigma. Es ahí donde encontramos al Fincher más atractivo, su prodigio como director de actores que consigue hacer creíble a un actor tan limitado como el carilindo Ben Affleck, en el que probablemente sea el mejor papel de su carrera. PERDIDA traza rutas falsas o laberínticas, convirtiendo la trama en un inextricable jeroglífico, en donde se confunde la realidad con el deseo, transformando una superficie limpia y encerada en un escenario perfecto para el espectáculo de un faquir. Un film maquiavélico y de una perversidad hipnótica.

2 comentarios:

  1. La he visto esta tarde. Hubiese preferido otro final pero reconozco que me ha tenido pegado a la butaca durante las dos horas y media de su duración. Un abrazo.

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  2. Había varios finales alternativos para el relato fílmico, que difieren notablemente del final literario. Está claro que se eligió ese porque es imposible que el amor pueda ser ya más tortuoso. Hay que ser muy valiente para atreverse con ese demoledor final.

    Un abrazo

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