KILLERS êêêêê
DIRECTORES: MO
BROTHERS.
INTÉRPRETES: KAZUKI
KITAMURA, OKA ANTARA, RIN TAKANASHI, RAY SAHETAPY, LUNA MAYA.
GÉNERO: THRILLER
/ INDONESIA-JAPÓN / 2014 DURACIÓN: 137 MINUTOS.
Algo se está haciendo mal en el cine
occidental cuando las cinematografías que actualmente más nos interesan a
millones de cinéfilos son las orientales (Japón, Corea del Sur e incluso la India)
que inauguraron hace tiempo una visión salvaje y original del thriller aliñado
con ingredientes propios del terror. Indonesia, país de aquel potente thriller
titulado The Raid (Gareth Evans) que se convirtió en el auténtico sleeper del año 2011, se ha unido con
entusiasmo a la fiesta, pues de allí nos llega KILLERS, un film firmado
por Timo Tjahjanto y Kinao Stamboel, dupla conocida como los
MO Brothers que ya presentaron en 2009
en Sitges el film de terror Macabre, y que ahora se han pasado
al thriller más sangriento y brutal con esta masterpiece que será la envidia de
muchos cineastas europeos y hollywoodienses.
La acción sigue
a Namura (Kazuki Kitamura) un tipo
impecable y elegante de unos 30 años que vive su exitosa vida en Tokio. Le gustan
las niñas, y por encima de ello, estar en su compañía. Sin embargo, nadie
conoce verdaderamente la identidad que se esconde detrás de su intachable
fachada. Nomura ha ido dejando un reguero de asesinatos violentos que
inmortaliza a través de vídeos que él mismo cuelga en una web pública, un hecho
que le produce placer cuando su contador de visitas le señala que millones de
personas son testigos de lo que hace a través de la propagación viral de los
mismos. A miles de kilómetros de distancia, en un mundo totalmente
distinto, se encuentra Bayu (Oka Antara), un desgraciado
reportero de investigación que vive en la violenta e inestable Yakarta,
Indonesia. Como su vida es un fracaso, toma ejemplo de los vídeos de Nomura y
crea un alter ego con su propia firma de asesinatos “justificados”
que incluyen un abogado pedófilo y un magnate corrupto. El control y el encanto
de Nomura se empiezan a tambalear cuando su ego queda herido porque los
seguidores de los vídeos de Bayu pueden competir con los suyos.
A pesar del
extenso metraje, el tiempo pasa volando ante un estilizado ejercicio que nos
presenta la vida de dos tipos obsesionados con la violencia que han tenido
distintos recorridos vitales y son dueños de personalidades disímiles: por un
lado, el reportero con un matrimonio fracasado y aprendiz de asesino que se
muestra muy vacilante en sus primeras acciones; por el otro, su homólogo
japonés, un psicópata curtido en esas lides que incluso tiene su propia cámara
de torturas, y que primero anima a Bayu en su proceso iniciático pero que más
tarde mostrará su inquietud y preocupación porque se convierta en una estrella
más grande que él. La película comienza de manera alarmante mostrándonos a una
mujer joven maniatada a una silla suplicando por su vida a un encapuchado que
sostiene en sus manos un mazo, la acción se desarrolla en un habitáculo
preparado para una carnicería. Una escena que está siendo filmada y que poco
después será subida a la red. No obstante, la
conexión en línea de los dos personajes protagonistas hará que la trama derive
hacia el terror psicológico para explorar los límites de la violencia
alejándose del simple slasher. KILLERS es un relato pulcro e incómodo
sobre la delgada línea que separa a un hombre bueno de uno malo, la fetichización
de la imagen y los márgenes ético-morales en donde se debate la cruda y ordinaria acción de matar.
Nomura cree que sus asesinatos son obras de arte que deben ser
admiradas, hipnotizado por la imagen y las nuevas tecnologías deambula por ese universo
de luces de neón que es Tokio, un paraíso para depredadores a la caza de
víctimas para sus sangrientas sesiones, su guarida es un agobiante microcosmos
que incluye instrumentos de tortura quirúrgicamente asépticos, láminas de
plástico y luces fluorescentes, una magnífica y espeluznante puesta en escena para recrear sus sangrientas
sesiones que se convertirán en el placer prohibido de millones de seguidores. Por
el contrario, Bayu, que tras el fracaso de una importante investigación se
siente profundamente deprimido y lo único que mantiene su interés es la
desolación de comprobar que está perdiendo a su familia y los vídeos snuff que emite por su canal el asesino
en serie japonés Nomura, es un reflejo de la caótica Yakarta, sus crímenes
resultan torpes y desordenados y con grandes riesgos para su propia seguridad,
surgen de su necesidad de supervivencia o como reacción emocional a su
fracasada e ingobernable existencia. No hay
nada gratuito en esta oscura historia de obsesiones malsanas -incluso
agradecemos escenas tan esperpénticas como la del secuestro de la prostituta,
un respiro entre escalofríos- que nos aboca a un final brutal, consecuente y
elaborado y nos regala una de las visiones más brutales, enfermizas, interesantes
y provocativas que jamás se han filmado sobre los asesinos en serie, la
banalidad del mal y el nihilismo extremo.
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