RECORDANDO A BIGAS LUNA
BILBAO
Thriller ¿erótico? - España, 1978
- 86 Minutos.
DIRECTOR: BIGAS LUNA.
INTÉRPRETES: ÁNGEL JOVÉ, MARÍA MARTÍN,
ISABEL PISANO, FRANCISCO FALCÓN.
Director procedente del mundo del diseño, Bigas
Luna, que en sus comienzos y mucho antes de todo el muestrario de
parafernalia simbólica entre jamones, huevos y tetas -trilogía celtibérica-
supo cautivar a la crítica y el público con éste, su segundo largometraje,
dejando el sello inconfundible de una personalidad fetichista hasta lo
obsesivo, haciendo uso de una mirada perversa de gran atractivo visual. Bilbao
es una película basada en un corto del propio realizador, que analiza la
historia de un tipo solitario que siente una pasión enfermiza y que muestra una
actitud esquinada ante la vida. La cámara sigue de forma casi permanente al
protagonista, en un claro ejercicio de voyeurismo, para plasmar metódicamente
una realidad cotidiana psicopática, el discurrir de una mente ofuscada y
transgresora.
Leo (Ángel Jové) mantiene una relación con
María (María Martín) una mujer bastante mayor que él con la que vive envuelto
en un ambiente anodino, enrarecido por momentos hasta hacerse insoportable,
pero de la que no puede prescindir porque le mantiene económicamente y le
protege de sí mismo. Las frías relaciones de correspondencia moral y sexual que
Leo mantiene con María, están marcadas por una mezcla de hastío y una
dependencia de náufrago, de niño asustado y perdido. Un día, Leo conoce a
Bilbao (Isabel Pisano) una prostituta del barrio chino barcelonés de la que se
enamora. Leo comienza a seguirla, a espiarla, compra objetos que le recuerdan a
ella... hasta que decide raptarla para que pase a formar parte de su colección
de objetos.
Bilbao es un relato psicoerótico con
elementos del thriller y del terror, que además de contener una perfecta
descripción de personajes amplificados por unos selectivos planos de detalles,
es también una magistral representación de escenarios, acentuados por la
brillante fotografía de Pedro Aznar, retratando con autenticidad los emblemas
ligados a la estética del paisaje urbano (el metro, el barrio chino, los
mercados, la noche y las tripas de esa Barcelona putera y voraz que consume
todos los sentimientos, toda la pasión, toda la soledad entre su mar y su
tierra). Bajo la influencia de El coleccionista (1965) (la
película de William Wyler basada en la novela homónima de John Fowles, en la
que Terence Stamp rapta a una joven y
“la colecciona” muriendo finalmente por falta de asistencia médica, uno de los
libros favoritos de muchos asesinos en serie), Luna logra una de las más grandes
obras maestras del cine español de todos los tiempos, al rodar con
apasionamiento esta sórdida crónica de un erotismo morboso y enfermizo, plena
de imantación y revestida de una pátina sucia y decadente, sobre un psicópata maniático
y escrupuloso en los abismos del delirio y la perdición. Destaca la
maravillosa, escalofriante escena del protagonista suspendiendo con cuerdas el
cadáver de la prostituta, para después afeitarle el pubis, la morbosa secuencia en que Ágel derrama un vaso de leche en las nalgas de María Martín, así como la
interpretación de Ángel Jové, habitual en los primeros films de Bigas Luna, y
que actualmente, retirado de los platós, trabaja como portadista de la
editorial Anagrama.
Una película mórbida y fascinante. Un abrazo.
ResponderEliminarPor supuesto, y a la que asistí a momentos de su rodaje siendo un tierno adolescente. Es la Barcelona que más amé, con esa mezcla de decadencia, sordidez y bohemia que la hacía tan atractiva. Cuando todo se banalizó y se fue al carajo, yo también me marché. Culpa en gran parte de unos políticos mediocres y la degradación de una clase intelectual comiendo en los pesebres del poder y en postura de humillante genuflexión. Cuando el mítico cine Savoy, en el Paseo de Gracia, cerró sus puertas, yo estaba al lado de Bigas, que creo se quedó con la Y del letrero luminoso del cine.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya nada es lo que era. En los últimos días ha cerrado el cine Club Coliseum de la calle Aribau (donde estrenaban todas las de Woody Allen -"Manhattan" estuvo un año en cartel-), y el cine IMAX del puerto. ¡Qué pena!
ResponderEliminarPues me alegra que tú estés por aquí para comentarme esas noticias aunque sean tristes. Asistí en numerosas ocasiones al Coliseum, y al Capsa, Casablanca, ABC, Arkadin... La nostalgia es el reproche del olvido, el aroma de las cosas que has querido y ya se han ido. Al IMAX no tuve la suerte de ir, pero pasé grandes momentos en el cinerama del Waldorf, Florida y el Teatro Nuevo.
ResponderEliminarSí, Ricard, nada es lo que era, pero la pregunta es ¿qué nos queda?
Un abrazo