VÉRTIGO
Suspense Psicológico - USA, 1958
- 128 Minutos.
INTÉRPRETES: JAMES STEWART, KIM NOVAK, BARBARA GEL GEDDES, TOM
HELMORE.
Alfred Hitchcock (Londres,
1899 - California, 1980) conocido como el “mago del suspense” se licenció en
ingeniería y bellas artes, trabajó como dibujante publicitario hasta que un
buen día descubrió su vocación por el cine. En 1920 dibuja inter-títulos para
la productora Players Lasky, seguidamente pasa a ser decorador, guionista y en
1925 debuta en la dirección con El jardín de la alegría.
Tras rodar algunas películas mudas en donde daba ya muestras de su
personalísimo estilo, adquiere un merecido prestigio en el Reino Unido con El
hombre que sabía demasiado, 39 escalones,
Agente secreto, Sabotaje, Alarma en el
expreso. Todas ellas realizadas en los años 30, porque en 1940, fichado
para Hollywood por David O. Selznick dirige Rebeca, adaptando la novela
de Daphne de Maurier que es todo un exitazo. Hitchcock es uno de los grandes
directores de la historia del cine, unánimemente venerado ha influido en muchos
de los cineastas contemporáneos -Truffaut, De Palma, Hanson-. De su extensísima
filmografía compuesta por cerca de sesenta títulos destacamos los siguientes: Extraños
en un tren (1951), Yo confieso (1952), Crimen
perfecto (1954), La ventana indiscreta (1954), Pero...¿Quién
mató a Harry? (1955), Con la muerte en
los talones (1959), Psicosis (1960), Los pájaros
(1963). Alejadas de la calidad de las anteriormente citadas se encuentran las
irregulares: Marnie la ladrona (1964), Cortina rasgada
(1966), Topaz (1969), Frenesí (1972) y La trama
(1976) film que cierra su carrera cinematográfica.
Sinopsis: Scottie Ferguson (James Stewart)
un abogado convertido en detective, deja su trabajo en la policía de San
Francisco el día que descubre su acrofobia (pánico a las alturas). Un día,
Gabin Elster (Tom Helmore) un magnate amigo suyo desde los tiempos de la
escuela, le pide que vigile a su mujer, Madeleine (Kim Novak) de la que
sospecha que sufre un cierto tipo de neurosis y que desea suicidarse, le cuenta
además que Madeleine cree estar poseída por el espíritu de su bisabuela que se
quitó la vida. Scottie la sigue a todas partes observando su extraño
comportamiento. Los temores de su amigo se confirman cuando tiene que salvarla
de morir ahogada en la bahía. Poco después la lleva a su apartamento, pero
cuando ella despierta no recuerda nada. Lo que no podrá evitar Scottie
Ferguson, debido al vértigo que padece, es que Madeleine se suicide arrojándose
desde el campanario de la iglesia de una misión española. Scottie cae en una
profunda depresión nerviosa, y cuando sale del hospital, turbado aún por el
trágico suceso, cree ver el rostro de Madeleine en otras mujeres. Así, paseando
por una calle se encuentra con una vendedora, Judy Barton (Kim Novak de nuevo)
que es la viva imagen resucitada de Madeleine. El ex-detective intentará por
todos los medios que se parezca a su amor perdido, sin embargo, no todo será
tan fácil.
El maestro Hitchcock toma como base la
novela D’entre les morts, escrita por los especialistas
Pierre Boileau y Thomas Narcejac especialmente para él, autores también
adaptados en 1954 con Les diaboliques por Henri-Georges Clouzot.
Si bien a el director británico la novela no le pareció nada del otro mundo,
decidió utilizar el soporte básico de la trama y elevar su atmósfera de
historia atormentada y sinuoso erotismo. Así, de una novela mediocre -que eso
sí, contaba con las características obsesiones que hicieron famosos a los
escritores franceses-, Hitchcock extrae una de sus más grandes obras maestras.
Aunque el relato desarrollaba la acción en París, el realizador la traslada a
San Francisco, en un afán por retratar una ciudad que, por aquella época, fue
testigo de la generación beat, y donde los tranvías, sus empinadas y
ondulantes calles, la niebla de primeras horas de la mañana, la arquitectura
victoriana y su gran número de cafés, hacían de ella un marco incomparable para
desarrollar un desgarrado argumento de intriga psicológica.
Con un guión que
comienza Alec Coppel, pero que a requerimiento del director de Psicosis,
finaliza Samuel Taylor, que lo rehace en un intento por darle un matiz más
acusado al tema psicológico, Hitchcock, contando de nuevo con su actor
favorito, James Stewart, realiza algo prodigioso y a contracorriente de las
tradicionales películas de misterio, como es revelar el enigma poco más que a
mitad del metraje, lo que no impide que su interés siga in crescendo
debido fundamentalmente a tres razones; la primera, la sensual química y el
tremendo feeling de su pareja protagonista, Stewart-Novak; en segundo
lugar, porque a medida que el film avanza todo el atractivo se va centrando en
el complejo laberinto cerebral de Scottie, un secreto más inextricable e
interesante que la verdadera identidad de Judy; y en último lugar, la novedosa
fórmula -hábil empleo del zoom, imágenes en espiral- que usó el genial director
para poner en imágenes los agobiantes efectos del vértigo que padece el
protagonista.
Vértigo es una obra maestra del
Séptimo Arte, con escenas, planos e interpretaciones inolvidables. El personaje
de James Stewart se aleja cada vez más de esa vida estable y sosegada que
representa su novia formal, Midge, para adentrarse en un mundo inquietante de
sensaciones desconocidas, atraído por la hermosa y carnal Madeleine, cuya
imagen despierta en él una morbosidad oculta, impulsos con una carga de
obscenidad largamente reprimida y que tiene su momento álgido con el famoso y
alucinante beso giratorio. Un plano también maravilloso es ese de Kim Novak
-que por cierto fue la sustituta de una Vera Miles embarazada- bajo el Golden
Gate y un cielo cubierto de nubes que esconden la puerta de su inevitable
camino. La impresionante fotografía de Robert Burks y una fantástica partitura
musical a cargo de Bernard Herrmann, elevan el alarmante tono del film más
complejo y estimulante de su autor. Rodada en el otoño de 1957, cuando se
estrenó obtuvo de la crítica especializada -salvo honrosas excepciones-
opiniones poco entusiastas, el tiempo, como casi siempre, ha hecho justicia, y hoy
día es una de las películas más míticas de la historia.
Lo estimulante de "Vértigo" es que su argumento es únicamente una excusa para una sub-trama acerca de una obsesión enfermiza y para una puesta en escena entre lo onírico y lo abstracto. En 2012 encabezó la lista de Sight and Sound de mejores películas de la historia. Un abrazo.
ResponderEliminarNo sabía lo de Sight & Sound, de todas formas Hitchcock no sólo era un mago del suspense, pues al igual que mis admirados Michelangelo Antonioni y Louis Malle, también fue un gran taxidermista de almas. Vértigo es el más claro ejemplo.
ResponderEliminarUn abrazo