Mesura, Scorsese, mesura
EL LOBO DE WALL STREET êêê
DIRECTOR: MARTIN SCORSESE.
INTÉRPRETES: LEONARDO DICAPRIO, JONAH HILL, KYLE CHANDLER,
MATTHEW MCCONAUGHEY, MARGOT ROBBIE, JEAN DUJARDIN.
GÉNERO: COMEDIA /
EE. UU. / 2013 DURACIÓN: 179 MINUTOS.
Este cronista esperaba más de la nueva
apuesta de Martin Scorsese, y un
análisis juicioso nos indica que sus mejores tiempos pasaron a la historia y
que va a ser muy difícil que nos entregue otra obra magna a la altura de sus
incontestables obras maestras. El eterno idilio del director italoamericano con
el actor Leonardo DiCaprio nos otorga una nueva muestra con una narración que
está basada en el libro autobiográfico del protagonista de la función, Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) un
joven ambicioso de 24 años al que su obsesión por el dinero le lleva a
convertirse en un destacado bróker de Wall Street. Está dispuesto a todo para
enriquecerse, algo que le enseñará su mentor, Mark Hanna (Matthew McCounaghey), que le instruye en el objetivo de
hacerse rico aunque se perjudique al cliente, por lo que hay que aprovechar las
oportunidades que te ofrece la vida, o lo que entienden ellos por eso: ponerse
de drogas hasta las trancas, follar con las prostitutas más caras y permitirse
cualquier capricho. Bueno esto será así hasta que un crack bursátil los ponga a
los dos de patitas en la calle.
Desesperado,
Belfort comienza a trabajar en una destartalada oficina situada en Long Island
desde donde venderá por centavos acciones de empresa sin ningún respaldo
mediante promesas que hacen picar a muchos incautos de clase humilde. Lo bueno
es que las comisiones son altas y el 50%
de cada venta se lo embolsa el agente. Poniendo en práctica todo lo que ha
aprendido en Wall Street, se convierte en el líder de la nueva empresa y poco
después pone en marcha su propia compañía, Stratton Oakmont. Para ello contrata
a una cuerda de palurdos a los que enseña las técnicas de ventas y que resultan
ser tan eficaces como él. Un día conoce en un bar a otro tipo con sus mismas
ambiciones, Donnie Azoff (Jonah
Hill), y se lo lleva a trabajar con él. No tendrán que esperar mucho para ver
como el dinero entra a espuertas, y Belfort compartirá los beneficios con sus
mil empleados, con los que organizará las más depravadas bacanales en la lujosa
oficina que ha montado en Long Island: enanos que son arrojados contra una
diana, un chimpancé que se pasea en patines, tanta cocaína que la oficina
parece una fábrica de harina y prostitutas que comparten todos los
trabajadores. A todo esto, Belfort se ha divorciado de su esposa y ha
encontrado otro artículo de lujo para su colección en la preciosa Naomi (Margot Robbie). Sin embargo.
Belfort siente en su cuello desde hace tiempo el aliento del agente del FBI Patrick Denham (Kyle Chandler), que no
parará hasta ver que Belfort da con sus huesos en la cárcel.
EL
LOBO DE WALL STREET no es una película despreciable, tampoco, créanme,
una cinta memorable. Típica historia de ascensión y caída de la que tantos
ejemplos nos ha regalado el cine estadounidense
en esa manida búsqueda del sueño americano con su épica del triunfo y la
redención final. Es ahí donde precisamente reside uno de sus mayores defectos:
la sensación de déjà vu, de aportar muy pocos elementos novedosos más allá –como
mayor aliciente- del talento de Scorsese para rodar películas y convertir
historias mil veces vistas en experiencias frenéticas y espídicas que le dejan
a uno sin aliento. Una radiografía estroboscópica que pone en escena a unos
tipos, agentes de bolsa, con una carencia absoluta de moral y que salvo en la
ausencia de derramamientos de sangre, poco se diferencian de los gánsgteres, y
que igualmente roban el dinero a los pobres aprovechándose de su ignorancia. Asquea
la petulancia y falta de escrúpulos de estos brokers, representantes genuinos
del más voraz e insaciable capitalismo, sus fraudulentas técnicas de venta, que
conscientemente les convierte en vendedores de humo inmunes a las tragedias de
todos aquellos a los que estafan. Sólo les importa su avaricia que atiende a su
interés personal, sus sucios tejemanejes que les procuran un insultante lujo
asiático, saben que el dinero es poder, y nada mejor para celebrarlo que un
explosivo cóctel de sexo y drogas. Si
Scorsese pretendía un retrato fiel de las vivencias reales de Belfort, le
traiciona su vena manierista e hiperbólica sin cambiar nunca de marcha, una
montaña rusa que produce un efecto de incredulidad en el espectador y pone
énfasis en los tics de autocomplacencia tan característicos del director en los
últimos tiempos.
Eso sin contar
con la duración excesiva de un film que, para lo que cuenta, luciría mejor con
la mitad de su metraje, pero claro, Scorsese contagiado por la retahíla de pantagruélicos
excesos de los protagonistas se muestra muy reiterativo sin tener en cuenta lo
que el padre de Belfort dice a su hijo “los excesos acaban pasando factura”. Tanto
Leonardo DiCaprio como Jonah Hill cumple de manera delirante con las exigencias
del director hasta producir en la platea un empacho importante, aunque es justo
señalar esa secuencia en que las pastillas de Quaalude caducadas retardan el
efecto que aparece justo cuando Belfort se encuentra en el Country Club hablando
con su abogado, y se las tiene que apañar sin que se le entienda lo que dice ni
le respondan las piernas para llegar hasta al coche y conducir hasta su casa. La
mejor escena para mí del film y en la que se puede apreciar la maestría de
Scorsese para la planificación, las florituras y recursos formales.
EL
LOBO DE WALL STREET no descubre la pólvora, y hay quien ya teme la deriva
del director hacia la orgia visual de Baz Luhrmann, ese barroquismo indigesto
que te zarandea y te deja exhausto recabando muy poca sustancia. Se hablará del
enfoque sexista que se da del modelo de mujer que nos presenta, que tiene que
ser guapa como condición indispensable para tener éxito, a diferencia de esa
galería de paletos que DiCaprio reúne, que les basta con tener un poco de
ambición para medrar a su antojo. Claro que todo está milimétricamente
calculado, y ahí reside la denuncia del film, de la abundancia de putas y
cocaína como fulgurante trasfondo de Wall Street, que convierte la nueva
apuesta del director en la más atrevida y desfasada de su ya larga carrera. También
en la más grandilocuente, artificial e histriónica. Scorsese cae en su propia
trampa, como el cazador al que devora el fuego que había iniciado para ahuyentar
a los lobos.
Con tu reseña, me han dado muchas ganas de ver este film. Excelente nota de la película, este director es muy bueno, aunque no me gustó "Pandillas de NY", ni tampoco "Hugo"......Anda sigue postiando tan bien....
ResponderEliminarSinceramente, no es de lo mejor de Scorsese para mi gusto, contiene, eso sí, buenas actuaciones, el problema es su excesiva duración y que la aventura se convierte en un carrusel que te deja aturdido y exhausto. También tiene otro aliciente, amante de gorditas, Margot Robbie, que como puedes observar en las fotos está como un queso.
ResponderEliminarSaludos, gracias por tus comentarios.
Pues para mi entender, en este caso voy a hablar de mi querido Leonardo Di Caprio, por favor!!
ResponderEliminarPero como diablos no tiene oscar aún, os es que yo lo ignoro... nunca le hacen justicia lo digo y lo diré siempre es un gran actor y no nos metamos en el plan claaaro tu eres de las que lloró como un saco de magdalenas en Titanic, verdad?
Pues va a ser que no, esa parte me parecía un poco patética, a caso los muertos no flotan? en fin... supongo que era para no hacerlo tétrico si no romántico. A lo que iba, Grand Gasbi, Django, Titanic y otras de las que no recuerdo, es un actorazo y esos ojillos azules se merecen algo más que un simple reconocimiento!
Un saludo a tod@s
Por supuesto que es un gran actor, de no ser así alguien cree que sería reclamado por directores como Tarantino o Scorsese. Pero lo del Oscar es algo que a los verdaderos aficionados nos tiene que importar un pimiento (¿le dieron alguna vez un Oscar a Alfred Hitchcock? Que yo sepa sólo le dieron un BAFTA honorífico por Psicosis. Y la cosa este año está un poco complicada porque Chiwetel Ejiofor (12 años de esclavitud) y Matthew McConaughey (Dallas Buyers Club) también se lo merecen, para mi gusto este último se ha convertido en el principal favorito.
ResponderEliminarBesos, cuídate mucho, tus visitas son siempre muy bien recibidas.
También a mi me gustó mucho la película, mejor que 12 años de esclavitud es. Mejora cada vez más Leonardo DiCaprio y hubo pequeñas actuaciones, pero grandiosas de Matthew McConaughey y Thomas Middleditch de Silicon Valley. Así que logró explotar casi todo Scorsese
ResponderEliminarSiento decepcionarte, Mariana, pero a mí me gustó más "12 años de esclavitud", aun así, me gusta la sinvergonzonería de Scorsese, un tipo que, cuanto más viejo más transgresor y picantón, y, sobre todo, la actuación estelar de Di Caprio, un actor como la copa de un pino que debería tener ya un Oscar en su chimenea. Cierto que Matthew McConaughey está insuperable en "Dallas Buyers Club", pero los chocheras académicos parece que no tienen muy en cuenta el talento de un actor que nos está regalando interpretaciones memorables.
EliminarVuelve pronto, Mariana, pues tu nombre me recuerda a una canción de Eduardo Rodrigo que decía "Y recuerdo a Mariana / Con el pelo en la cara / Y recuerdo a Mariana / Como un sueño de amor".
Saludos