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martes, 10 de diciembre de 2013

CRÍTICA DE "CARRIE" (2013)

Un remake víctima de su tiempo
CARRIE êê
DIRECTORA: KIMBERLY PEIRCE.
INTÉRPRETES: CLÖE GRACE MORETZ, JULIANNE MOORE, PORTIE DOUBLEDAY, JUDY GREER, ALEX RUSSELL.
GÉNERO: TERROR / EE. UU. / 2013  DURACIÓN: 100 MINUTOS.   



      Todo aficionado sabe que Carrie (Brian De Palma, 1976), al igual que otras obras exitosas obras como La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968), El Exorcista (William Friedkin, 1973), o El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), marcó un punto de inflexión en el cine de terror convirtiéndose en un clásico instantáneo. Un film que adaptaba la famosa novela de Stephen King y en el que De Palma plasmó las múltiples influencias que había recibido, principalmente el cine de Alfred Hitchcock, el rock and roll y la sátira política. Para muchos representa aun hoy la mejor adaptación cinematográfica de un relato de Stephen King, lo que es seguro es que significó un gran avance en la carrera del director italoamericano, que con gran pulso fusionó la fábula gótica, el terror paranormal y la película para adolescentes, dejando poso en la memoria del espectador con algunas secuencias tan impactantes como memorables.


      Puede resultar sorprendente que Kimberly Peirce, la firmante de aquel sentido drama sobre la intolerancia titulado Boys Don´t Cry (1999), que además de bridarle su primer Oscar a Hillary Swank se erigía como un tremendo alegato a favor de la libertad individual, se hiciera cargo de un proyecto que a diferencia de su personalísimo estilo tiene la mira puesta en el rédito comercial, puro cine de género convencional cocinado para dinamitar las taquillas.


      Veamos: Carrie White (Clöe Grace Moretz) es una tímida adolescente que está siendo acosada por unas compañeras de instituto, especialmente por Sue (Gabrielle Wilde), que para humillarla ha grabado un vídeo del momento en que Carrie, asustada, tiene la primera menstruación, y que para mayor escarnio acabará colgado en la red. Carrie es una chica que ha recibido una educación castrante por parte de su trastornada  madre, Margaret White (Julianne Moore), una mujer profundamente religiosa. Pero Carrie posee poderes telequinéticos con los que va a desatar el terror en su pequeña ciudad para tomarse cumplida venganza por la última humillación recibida.


        Demasiado hermosa me parece Clöe Grace Moretz para dar oxígeno de manera creíble a la Carrie que King nos describe en su novela. Si nos olvidamos de detalles como éste (fíjense, amigos lectores, que las actrices feas están desapareciendo de Hollywood, les basta con afear un poco a las guapas), CARRIE se nos presenta como un producto bien facturado, pero estamos ante un detalle fundamental puesto que el eje argumental del relato de King basa todo su efecto en la asombrosa transformación de una chica  aparentemente fea, temerosa y marginada en una linda adolescente que brilla con luz propia. Por lo demás, la CARRIE de Peirce adolece del mismo mal que muchos remakes, le falta garra, alma, una personalidad propia en la cual el aficionado pueda identificar las aristas de un drama que nace de la obsesión por la puridad, de la maldición de la sangre como estigma de una traumática infancia. Resultaría extraño que en la actualización de un clásico sea el original el que salga perdiendo (pero algunos casos se han dado, recordemos la excelente versión de Las colinas tienen ojos firmada por Alexandre Aja, muy superior al original de Wes Craven), y la mejor opción no era copiar plano a plano la película de De Palma,  planteando como única novedad la inclusión de aparatos tecnológicos y una retahíla de niñatos aún más torvos y pedestres que los de aquella.


       La película podía haber discurrido por otros senderos, o al menos eso cabía imaginar tras ese comienzo estremecedor en el que un elegante plano secuencia nos conduce por una escalera hasta el camastro de una austera habitación en donde encontramos a una Julianne Moore en trance de dar a luz a la maldición, la presencia inmanente de la biblia debe ser entendida como una señal del martirio que le espera a la niña. Una secuencia estimulante, muy bien planificada, de cierto tono cronenbergiano, a la que Moore aporta una serie de matices espeluznantes. Porque, no nos engañemos, lo mejor de la función, como cabía esperar, nos lo ofrece esta actriz de amplios registros que se nos aparece como una versión rediviva de la siniestra madre de Ed Gein. CARRIE busca, y supongo encuentra, al público que va dirigida, ese público adolescente activo sin el cual la mayoría de las salas hubieran cerrado hace tiempo.



        El acoso escolar es un tema doloroso y de candente actualidad, Peirce, que ya demostró en su debut buen pulso para dramatizar la intolerancia y presentarla como una de las lacras más devastadoras de nuestra sociedad, nunca encuentra la fórmula para que el público se emocione y empatice con el personaje. En parte por la mala elección de la actriz protagonista, en parte porque es una directora que se maneja mejor en el cine independiente e intimista, y en parte porque es consciente del espectro del público al que va dirigido su artefacto mainstream. De ahí que en ausencia de un  sello personal artístico o creativo, la función bien pudiera estar firmada por cualquier artesano de los que pululan por Hollywood y Peirce hubiera mantenido su prestigio intacto. 


2 comentarios:

  1. Me parece que esperaré al pase televisivo. Un abrazo.

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  2. SÍ, O PUEDES DAR UN NUEVO PASE A LA ORIGINAL, SIEMPRE SE ENCUENTRAN DETALLES Y NUNCA VIENE MAL UN VIAJE A LOS CONVULSOS 70.

    UN ABRAZO

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