La modelo y
actriz británica ELIZABETH HURLEY (Basingstone, Hampshire, 10 de junio de 1965)
tomó clase de ballet y obtuvo una beca para un internado a los 12 años, pero
fue expulsada del centro escolar por sus bajas calificaciones. Más adelante se
interesó por el teatro y realizó anuncios publicitarios para la televisión,
convirtiéndose en el rostro oficial de Estée Lauder. Su debut en la gran
pantalla tuvo lugar en la película Aria (Bruce Bresford, 1987), que
este cronista no ha tenido la oportunidad de ver.
Si recuerdo su segunda peli a
las órdenes de Gonzalo Suárez en la interesantísima producción española Remando
al viento (1987), en donde conoció a Hugh Grant, con el que inició una
relación sentimental que duraría diez años, justo hasta que el protagonista de Notting Hill salto a los medios tras
pillarle la policía en Sunset Boulevard con una prostituta que andaba soplándole
la flauta.
En el año 1992 debutó en Hollywood al lado de Wesley Snipes en la
película de acción Pasajero 57 (Kevin Hooks). Pero, curiosamente, sería un pequeño
papel en la resultona parodia sobre James Bond Austin Powers, misterioso agente
internacional
(Jay Roach, 1997), junto al famoso cómico Mike Myers, el film que haría
alcanzar a la actriz una fama considerable.
En 2007 se casó con el magnate
hindú Arun Naxar, antes de esto seguía perdiendo el tiempo en comedias banales
como Al
diablo con el diablo (Harold Ramis, 2000).
Ay,
Elizabeth, al cine le debo haberte conocido, pero es que fuera del cine yo no
hubiera conocido a casi nadie interesante. Me explico: tu vertiente como modelo
no me dice nada, realmente, tu faceta como actriz tampoco, es sólo que, como
este crítico tiene sueños de celuloide, tu imagen queda automáticamente
inmortalizada en el triste mar de sus retinas. Así soy yo, así es mi alma, en
versos de Juan-Eduardo Cirlot: “Éxtasis que canta golpeado por armas infinitas”.
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