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sábado, 17 de mayo de 2025

POR QUÉ “UN MUNDO PERFECTO” ES UNA PELÍCULA PERFECTA


     Quien me conoce sabe que entre la larga y exuberante filmografía de Clint Eastwood como director hay una película por la que siento debilidad, Un mundo perfecto (1993). Sin embargo, he llegado a la conclusión de que es una de las grandes olvidadas, una película que siempre pasa desapercibida para muchos aficionados y analistas cinematográficos cuando citan sus películas favoritas del director de 94 años nacido en San Francisco, pero que para este cronista está a la altura de otras que sí son reseñadas por todo el mundo como Sin perdón, Gran Torino, Mystic River o Million Dollar Baby. Son una combinación de factores cinematográficos, narrativos y emocionales los que se alinearon magistralmente para dar forma a esta joya.  

    Para empezar, Eastwood se aleja de los convencionalismos del género de acción y el drama carcelario para, en formato road movie, presentar una historia profundamente humana sin emitir juicios morales de forma absoluta. Su estilo sobrio permite que sus personajes respiren y evolucionen con naturalidad con una sensación de realismo y fisicidad estremecedora.

    La interpretación de Kevin Costner dando oxígeno a Butch Haynes, un fugitivo que secuestra a un niño testigo de Jehová, resulta memorable. Su actuación combina carisma, inquietud, ternura, tristeza y dolor. Su personaje complejo, inteligente y atractivo siempre está mas cerca del antihéroe que del simple villano. El corazón de la película es su relación con el niño, Phillip, sumidos en una huida hacía delante que se va convirtiendo en un viaje iniciático para los dos, mostrándonos una sensibilidad especial hacía la infancia, la libertad, la inocencia y el peso de la autoridad.

    El guión, firmado por John Lee Hancock, surca temas como la paternidad, el abuso de poder, la pérdida de la inocencia y la redención en un mundo en donde la palabra piedad ha quedado en desuso. De ahí el irónico título Un mundo perfecto, pues se nos muestra un mundo rebosante de imperfecciones donde los personajes buscan momentos fugaces de felicidad, belleza y bondad. El clímax final es poderoso y emocionalmente devastador, ya que se aleja del dramatismo fácil para fijar la mirada en las consecuencias sensitivas de las decisiones de los personajes.

     Ambientada durante la época de la corta presidencia de John Fitgerald Kennedy, la cinematografía y la música Lennie Niehaus ayudan a crear una atmósfera nostálgica de una melancolía corrosiva, con un ritmo pausado que invita a la reflexión. Un mundo perfecto no es perfecta porque sus personajes o el mundo que retrata lo sean, sino porque logra un equilibrio preciso entre la emotividad, la narrativa, las interpretaciones, la dirección y su aguda introspección sobre la delgada línea que separa el bien del mal y la violencia institucional siempre impune, dando forma a una obra humanista, sensible y perdurable.



2 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo contigo. Es una de las mejores películas de Eastwood, a la altura (o casi) de "Sin perdón" y "Million Dollar Baby".

    Un abrazo.

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  2. Concuerdo. He visto que en algunas listas de las mejores películas de los 90 se han acordado de esta magistral película. De los 90 y de cualquier época.

    Un abrazo.

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