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miércoles, 15 de agosto de 2012

LAS MUSAS DEL DESTAPE: BÁRBARA REY


       
      La superpopular actriz y presentadora BÁRBARA REY, alumbrada bajo el nombre de María Margarita García García, nació en Totana (Murcia) el 2 de febrero de 1950. Elegida segunda dama de honor en el certamen de Miss España de 1970, fue, sin mucho éxito, nuestra representante a Miss Mundo de aquel año, al haber contraído matrimonio tanto la ganadora del certamen nacional, Fina Román, como la primera dama de honor. Bárbara Rey fue una de las figuras más representativas del famoseo en la década de los 70 y primeros 80, rodando más de una treintena de películas, casi todas aborrecibles e incluidas dentro del subgénero conocido como “Cine de Destape”, pero sobre todo por dar el salto a la televisión de la mano de Valerio Lazarov, que la llamó para presentar la Gala Especial de Nochevieja en el año 1975. Sólo unos meses después se haría cargo, con gran éxito de audiencia, del programa Palmarés, que la convertiría en la sex symbol más deseada del país.
     
      En 1977 protagonizó un episodio de la popular serie Curro Jiménez titulado “En la sierra mando yo”, y sin  olvidar su faceta de vedette actúa en revistas como “Barcelona es Bárbara” y “Una noche de Bárbara”. Al contraer matrimonio en 1980  con el empresario y domador circense Ángel Cristo, ya fallecido y con el que tuvo dos hijos (Ángel y Sofía), se aleja durante nueve años de las cámaras, exactamente el tiempo que duró su matrimonio, años en los que triunfó en el circo como domadora de elefantes. Si bien, tras ese largo paréntesis alejada de la escena, Bárbara ya no fue la misma,  presentando programas de dudosa calidad para la tele, como “Esto es espectáculo” o “La cocina de Bárbara”, y participando en concursos como “Esta cocina es un infierno”, para finalmente acabar convertida en objetivo grotesco de la prensa del corazón. Su birriosa filmografía, que consta de títulos tan singulares como A mí las mujeres ni fu ni fa, Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe o Virilidad a la española, no me impedirá confesar que Bárbara se me aparece en sueños en una imagen tan lejana como lozana y carnal, unos sueños cargados de energía  por sus perfectos muslos y kilométricas piernas, por una mirada tan vulgar como lasciva. 

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