Los límites de la justicia
“JURADO Nº 2”
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DIRECTOR: Clint Eastwood.
INTÉRPRETES: Nicholas Hoult,
Toni Collette, J. K. Simmons, Kiefer Sutherland, Chris Messina, Zoe Deutch.
GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 117 minutos / PAÍS: EE. UU. / AÑO: 2024
El actor y director Clint Eastwood de 94 años podía haber clausurado su larga carrera cinematográfica como realizador con la bonita, aunque irregular, Cry Macho (2021) y nos hubiera dado igual porque un cineasta que cuenta con tantas obras maestras en su filmografía ya se ha ganado un lugar destacado en el Olimpo de los dioses del Séptimo Arte. De hecho, su última película notable data de 2019, Richard Jewell, uno de esos lacerantes dramas en los que derivan las malas investigaciones policiales.
No obstante, Eastwood, camino ya de los 95 tacos ha tenido la lucidez y energía para situarse una vez más detrás de la cámara para ofrecernos otra muestra más de su talento, tal vez el broche de oro que pone fin a una trayectoria tan larga como excelente. Jurado Nº 2 nos sitúa en el centro de una historia que tiene como protagonista a Justin Kemp (Nicholas Hoult), un escritor de revista cuya esposa está embarazada, honrado, pero con algunos problemas personales, que ha sido elegido para formar parte del jurado en un juicio por asesinato. Durante el proceso judicial el protagonista cree que podría tener alguna responsabilidad en el asesinato y se enfrenta a un dilema: admitir el crimen e ir a la cárcel o manipular al resto del jurado para condenar a un hombre inocente.
Clint Eastwood siempre ha sido un director sobrio que nunca se ha perdido por laberintos narrativos extravagantes, firmando obras que alientan ciertas reflexiones, entretenidas y dedicadas a un público adulto. Jurado Nº 2 se impone como una hermosa nota de despedida que se enmarca dentro de esos parámetros situándose entre las mejores películas de un año de cine poco deslumbrante que ya agoniza.
Eastwood siempre ha tenido una extrema debilidad por situar al hombre justo en el centro de sus temáticas, ya sea en el salvaje Oeste o en la jungla urbana, el hombre corriente que hace lo correcto, es decir, lo que Dios manda intentando mantener el control en situaciones difíciles. Aquí, el protagonista, interpretado con sutileza y matices por Nicholas Hoult, se siente agobiado por un dilema moral que sirve al director para crear una introspección psicológica y emocional del personaje, atrapado en una encrucijada ética y atenazado por el miedo, la culpa, la responsabilidad y las limitaciones de la ley en un devastador debate íntimo. No hay herida ni enfermedades que duelan más que las propias del alma.
Tomada como testamento fílmico en forma de drama judicial, Jurado Nº 2 confirma lo que siempre he defendido: todos los ignorantes que han criticado al actor/director por sus inclinaciones políticas (un hombre defensor del respeto por la ley y amante del orden y la justicia), no saben que el artista ha mostrado más empatía y sensibilidad por los débiles, los desplazados y las personas que sufren que todos ellos juntos, que no aportan nada y se retoalimentan de eslóganes baratos que resuenan sin sentido en su cámara de ecos.
El caso que se dilucida en los tribunales tiene toda la pinta de ser un caso criminal de violencia doméstica en el que Justin, el protagonista, cree estar involucrado de manera accidental. A medida que se desarrolla el juicio va hilando hilos a partir de un atropello que ocurrió un día lluvioso cuando se dirigía a su casa. No hay certezas, pero uno tiene que asumir esa premisa para incendiar la intriga y pensar en lo que haría si estuviera en el lugar de Justin. Para colmo, Justin es un alcohólico en proceso de rehabilitación. Nadie creería que cuando se produjo el atropello conducía sobrio.
En sus habilidades persuasivas está el
convencer al jurado para que absuelva o condene al acusado y novio de la
víctima. Justin sabe que convencer al jurado no es una empresa imposible, pasa
en demasiadas ocasiones con decisiones apresuradas y movidas por prejuicios. Lo
que supone una denuncia al sistema judicial, que es en definitiva lo que se
está juzgando. Jurado Nº 2 tiene un magnífico guión lleno de giros
verosímiles, aunque lo que más nos interesa es la lucha infernal en la
conciencia del protagonista, los agujeros negros de la justicia y la
vulnerabilidad ante el sistema de cualquier persona inocente.