“LINKEROEVER” êêê
(LEFT BANK)
DIRECTOR: Pieter Van Hees.
INTÉRPRETES: Eline Kuppens, Matthias
Schonaerts, Sien Eggers, Marilou Mermans, Frank Vercruyssen, Robbie Cleiren,
Ruth Becquart.
GÉNERO: Thriller psicológico / DURACIÓN: 102 minutos / PAÍS: Bélgica / AÑO: 2008
Poco conocido a nivel internacional, el director belga Pieter Van Hess debuta en el año 2005 con el largometraje Gilles, un drama de corte fantástico sobre la amistad que nos presenta a un tendero que tuvo que dejar el fútbol por una lesión de rodilla, y que ha transferido esa pasión a su hijo. Un filme que no he tenido la oportunidad de ver. Su siguiente película, El ascenso y caída de Tony T (2009), se impone como una aseada comedia sobre un hombre muy tímido que, tras sufrir un accidente, se despierta convertido en Tony T, un tipo desinhibido e inconformista que actúa como doble de acción. En el año 2014, Van Hees firma el thriller Waste Land, que sigue a un inspector de policía que se sumerge en la investigación de un asesinato con el trasfondo del mundo del boxeo y la brujería.
Es, sin embargo, su segunda película, Linkeroever (Left Bank), la que es para este cronista su mejor y más extraña obra, hasta el punto de considerarla hoy en día una sugerente película de culto. La trama sigue a Marie (Eline Kuppens) una atleta que, tras caer lesionada y perderse las competiciones oficiales, se mudará al piso que su reciente novio, Bobby (Matthias Schonaerts), un tirador de arco, tiene en Linkeroever, el margen izquierdo del río Scheldt, en Amberes. Su estancia se verá perturbada en extremo al conocer la misteriosa desaparición de la anterior inquilina del inmueble.
Linkeroever (Left Bank) representa el primer capítulo de lo que iba a ser una trilogía sobre el amor y el dolor. Pero se quedó en esta primera entrega e ignoro el motivo (crematístico, supongo) de por qué no se rodaron los dos capítulos siguientes. Una lástima, porque este primer y único episodio tiene un singular tono de folk horror y terror psicológico con ecos referenciales al Polanski de La semilla del diablo 1968) y El quimérico inquilino (1976), de la celebrada The Wicker Man (Robin Hardy, 1973) y La guerra de Satán (Piers Haggard, 1971). Van Hees consigue dotar de atmósfera y misterio a una historia cuyo título original significa literalmente “margen izquierdo”, que nos remite a una zona residencial de la ciudad de Amberes, epicentro de una serie de leyendas sobre rituales y secretos ocultos que provienen de la Edad Media. Cuando Marie se muda al apartamento en el que vive su nuevo novio, Bobby, siente curiosidad por saber qué le pasó a la anterior inquilina del piso, una desaparición sin resolver. Un enigma que, como una red, atrapará a Marie, viéndose arrastrada a un submundo donde se ejecutan sacrificios humanos, ritos paganos, brujería, y descubrirá un pringoso agujero negro en un sótano.
El director belga capta a la perfección el plomizo y
deprimente paisaje urbano para adentrar al espectador en un universo
sobrenatural sombrío, tan mágico como amenazante. Con buenas interpretaciones
de Matthias Schonaerts en un papel que le sirvió de trampolín para lanzar su
carrera, pero también de la debutante Eline Kuppens, dando vida a una cada vez
más desconcertada Marie, una atleta que, a raíz de que se lesiona la rodilla, se
irá poco a poco sumergiendo en una espiral pesadillesca a la que, por otra
parte, invita el destartalado apartamento de su novio y sus siniestros vecinos.
En
Linkeroever (Left Bank) no asistimos a un catálogo de sofisticados
recursos técnicos, pues rodada con un presupuesto de guerrilla, Van Hees sólo
utiliza unos sencillos y rudimentarios trucos, aunque para alimentar el ánimo
del espectador, nos regala unas tórridas escenas de sexo de la pareja
protagonista, lozanos cuerpos anudados a un misterio por descubrir. Estamos ante
un horror ancestral y ritualista, un viaje delirante a los arcaicos parajes en
donde la fantasía, las tradiciones, la magia y las maldiciones se fusionan para
dar forma a los mitos.
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