La herida de la infancia
“CLOSE” êêêê
DIRECTOR: Lukas Dhont.
INTÉRPRETES: Eden Dambrine, Gustav De Waele, Émilie Dequennne, Léa Druker, Igor van Dessel, Kevin Jenssens, Marc Weiss.
GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 104 minutos / PAÍS: Bélgica / AÑO: 2022
Segundo largometraje del joven guionista y director belga Lukas Dhont tras Girl (2018), notable film que versa sobre una adolescente transgénero que sueña con convertirse en bailarina. Con Close, su nueva película, eleva aún más el listón para narrar la intensa amistad entre dos chicos de 13 años, Leo (Eden Dambrine) y Rémi (Guatav De Waele), que, de repente se ve interrumpida. Un suceso, que se nos antoja más inocente que malicioso, será el detonante. Una inesperada tragedia hará que Leo se acerque a la madre de Rémi, Sophie (Emilie Dequenne), para tratar de entender lo sucedido.
De películas magistrales sobre la infancia podríamos citar un amplio abanico desde Los 400 golpes de Truffaut hasta Los chicos de Marco Ferreri y El camino de Ana Mariscal. El tratamiento que Dhont confiere a Close se escora hacia un territorio menos explorado, y lo hace con una rápida pero eficaz presentación de los personajes enredados en una historia de tono costumbrista que se cuece a fuego lento pero con mimo y los ingredientes precisos. La premisa es simple y nos presenta a dos inseparables amigos de trece años que lo hacen todo junto hasta que algo los separa. Esa fractura y el rechazo sin un motivo sólido de Leo hacia Rémi cambiará todo el paisaje emocional de la función, que comienza como una celebración de la infancia y la complejidad de los sentimientos en una edad vulnerable en la que todo se sobredimensiona con la sensibilidad a flor de piel y las hormonas alborotadas.
No serán pocos los espectadores que verán en la pantalla el reflejo de sus vivencias infantiles escondidas en los meandros de la memoria, que sentirán la herida como suya y verán alteradas febrilmente sus percepciones. Con espléndidas interpretaciones de todo el elenco y una virtuosa descripción de ambientes, seguimos a los dos chicos cuando juegan, comen en familia, ayudan en la tarea de un vivero, en clase y en el patio del colegio, lugar en donde ya se comienza a mascar el drama, con el distanciamiento y rechazo de Leo que cada vez se aleja más de Rémi.
Una primera parte bellísima en donde vemos a los dos amigos felices y desplegando un afecto mutuo en un íntimo y pequeño paraíso y lejos del lugar que corromperá su inocencia, el colegio, donde se impone la ley del más fuerte, se conforman las manadas que a veces generan acciones poco edificantes, se señala al débil o al diferente, se originan humillaciones, homofobia y bullying. Hay que formar parte de un grupo, y si para eso se tiene que hacer deporte, aunque seas un negado, se hace. Y en esa edad, punto de transito de la niñez a la adolescencia los chicos fabrican una coraza y engendran cierto orgullo, pero esas defensas tienen grietas por donde se cuelan los traumas e inseguridades y al mínimo comentario soltado sin mala intención puede llegar la ruptura final que deriva en tragedia. Es lo que ocurre cuando unas niñas preguntan a Leo y Rémi si son pareja. Dhont capta a la perfección las pautas del intenso drama, del desgarro emocional, las expresiones físicas de los sentimientos, la aflicción y la culpa, el profundo dolor, la (im)posible redención de Leo que busca como último refugio la ayuda de la madre de Rémi, cautiva de una pena inabarcable. Una hermosa película de obligada proyección en todos los centros educativos.
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