Terrores cotidianos
“CERDITA” êêê
DIRECTORA: Carlota Pereda.
INTÉRPRETES: Laura Galán, Carmen Machi, Richard Holmes,
Claudio Salas, Camille Agilar, Pilar Castro, José Pastor, Chema del Barco,
Julián Valcárcel, Irene Ferreiro.
GÉNERO: Drama-terror / DURACIÓN: 99 minutos / PAÍS: España / AÑO: 2022
Con incursiones en el campo de la televisión dirigiendo episodios de series como Lex, El secreto de Puente Viejo y Alba, la cineasta madrileña Carlota Pereda dirigió un par de cortometrajes bastante aseados, Rubias (2016), con Maggie Civantos al frente del reparto, y Cerdita (2018), que debido a la buena aceptación crítica, al Goya y el Premio Forqué al Mejor Cortometraje de Ficción, le ha servido de inspiración para el debut de su primer largometraje en solitario, ya que anteriormente había debutado en la antología episódica argentina La cola del diablo (2021).
En el tórrido verano de un pueblo extremeño, Sara (Laura Galán) es una adolescente con problemas de obesidad que vive atemorizada por el acoso de unas chicas de su edad que se burlan de su aspecto físico. Nadie, ni siquiera Claudia (Irene Ferreiro), una amiga de la infancia, la defiende. Sin embargo, este verano las cosas van a cambiar. Un misterioso desconocido con el que se encontró en la piscina, ha llegado al pueblo con ansias de impartir justicia. Las acosadoras de Sara desaparecen sin que nadie sepa qué ha sido de ellas. Bueno, nadie salvo Sara, a la que esas chicas robaron la ropa mientras se bañaba en la piscina y tuvo que pasar la vergüenza de volver a casa en bikini.
Rodada en Villanueva de la Vera (Cáceres),
el primer tramo de Cerdita, que es como llaman de manera insultante las otras
chicas a la protagonista debido a su sobrepeso, transcurre en la abrasadora y
costumbrista monotonía de cualquier pueblo de la península en época veraniega,
una rutina sólo rota por lo que representa el eje que equilibra la función: el
bullying que sufre Sara y que le impide salir de casa por el temor a
encontrarse con las agresivas adolescentes que la insultan y denigran, e
incluso cuando va a darse un chapuzón a la piscina, elige la hora en que las
instalaciones están vacías de gente. Pero es allí donde sufrirá un suceso casi
criminal por parte de las jóvenes acosadoras que es observado por el único
bañista que se encuentra en la piscina junto a Sara.
Acoso, maltrato, gordofobia, pánico… son cuestiones y temáticas que harán reflexionar al espectador no sólo por la repugnancia hacia quien se ha visto involucrado en algún hecho similar como actor, también si lo ha hecho de una forma vergonzosamente cobarde y pasiva. Pero héroes quedan pocos. Laura Galán da vida de forma convincente a la torturada Sara como doble víctima del acoso de las demás adolescentes y de la incomprensión de su madre (una brusca Carmen Machi) que se muestra tan obtusa como chabacana ante la angustia que padece su hija. En ese tenebroso microuniverso rural, se mueve Sara, y con su mirada y sus gestos nos transmite su impotencia, su hastío, su carácter vulnerable y el pánico que la atenaza. En el segundo tramo de esta cruel fábula, el espectador es interpelado sobre las consecuencias de la venganza, partiendo de una génesis narrativa que puede justificarla, aunque la violencia sólo genere más violencia. Cuando todo estalla, Sara opta por no contar lo que sabe.
En la mejor tradición del gótico ibérico,
el relato deriva en un espectáculo slasher que oscila entre la denuncia social
sobre el sadismo de ciertos comportamientos que generan soledad, terror y un
dolor insufrible en las inocentes víctimas que padecen acoso en todos los ámbitos
de la vida (siendo este apartado lo más interesante de la película), y la
tradición del sangriento cine de justicieros, que por definición implica una
violencia desmedida, y que en Cerdita erige en héroe no al perpetrador, sino a la sufrida
víctima convertida en heroína, que tras los abusos padecidos y sentimientos
encontrados hacia el psicópata que es el único hombre que la ama y protege,
deja claro que ella no es como las acosadoras, pues su enorme humanidad se rige
por códigos morales y éticos más elevados, alumbrando así la pureza de su alma
y el descubrimiento de un coraje y una fuerza desconocida. Tan necesarios en el
cruel hábitat en el que vivimos. De Cerdita recordaremos los variados miedos que
nos asolan, el mal oculto en las más lozanas bellezas, la tremenda estupidez de
estigmatizar a un género asociándolo con la exclusividad de la violencia y el
odio en el altar de los más poderosos sentimientos ganando la partida al amor…
porque el Mal siempre se retroalimenta y nunca descansa.