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domingo, 18 de septiembre de 2022

CORTOMETRAJE "C'ÉTAIT UN RENDEZ-VOUS" (Claude Lelouch, 1976)

 

La historia de amor fou más bella y vertiginosa

“C’ÉTAIT UN RENDEZ-VOUS” êêêê

(ERA UNA CITA)

DIRECTOR: Claude Lelouch.

INTÉRPRETES: Claude Lelouch.

GÉNERO: Cortometraje, acción, automovilismo / DURACIÓN: 9 minutos / PAÍS: Francia



    A las 5’30 de la madrugada del domingo 15 de agosto de 1976 con media ciudad de París de vacaciones, el director Claude Lelouch (uno de los popes del cinéma vérité), que había ganado la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 1966 por Un hombre y una mujer, llevó a cabo un alocado proyecto que le llevaba tiempo rondando por la cabeza: colocar una cámara en el parachoques delantero de su Mercedes 450SEL 6.9 para recorrer a toda velocidad el paisaje urbano más emblemático de París sin detenerse. La cámara que utilizó fue una Leva-Flex de 35 mm de ancho flash y lente angular y el modelo de coche fue elegido por la suspensión hidroneumática que montaba y que dotaba a la acción de una imagen más flexible. Eso sí, se cambió el sonido del Mercedes para sustituirlo por la banda sonora de un Ferrari 275 GTB (también de su propiedad), un rugido que a los aficionados a la conducción les haría sentir el vértigo de la potencia del motor.

     La ruta comienza en un túnel con la rampa de salida de Porte Dauphine hacía la Avenue Foch, recorriendo lugares tan icónicos de la capital francesa como el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia, el Louvre y la Ópera Garnier, hasta llegar a la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús. El coche nunca se detiene saltándose todos los semáforos en rojo, atravesando líneas continuas, transitando calles con señales de dirección prohibida, espantando las tempraneras palomas sobre el asfalto, y para esquivar un camión de la basura el coche se sube a la acera sorprendiendo a una señora que se encontraba allí parada. Finalmente el coche se detiene en la Basilique du Sacré Coeur y la cámara nos ofrece una panorámica frente a las escaleras de Montmartre. Es entonces cuando aparece una chica joven guapa y rubia (Gunilla Friden, que en aquella época era la novia del director) a la que vemos subir las escaleras y fundirse en un abrazo con el piloto que ha salido del coche, mientras repican de fondo las campanas de la basílica. Era una cita.

    El trazado, en el cual se emplean normalmente unos 25 minutos, se realizó en poco más de 8 minutos y medio, y tenía un punto ciego en los arcos del Louvre que no permitía al piloto ninguna visibilidad, por lo que allí se encontraba el primer ayudante de Lelouch para avisarle a través de un Walkie-Talkie, pero el realizador dijo más tarde que no había recibido ninguna indicación de su ayudante pues el dispositivo se había averiado. Tras la hazaña delictiva, Lelouch fue convocado por el prefecto de la policía y se le retiró el permiso de conducir para devolvérselo instantes después diciéndole: “me había comprometido a retirarle el permiso, pero no especifiqué por cuánto tiempo.” Rodado en un vigoroso plano secuencia, C’était un rendez-vous se impone como la más vertiginosa, adrenaliníca, infartante e intensa historia de amor jamás filmada, un amor fou acelerado, fuera de la ley y de toda moral, un espídico plano secuencia en donde el fin justifica todos los medios. 

  El director comentó que en algunos momentos llegó a alcanzar los 200 kms/hora, nos da igual si eso fue cierto o como manifestaron algunos especialistas el coche alcanzó una velocidad media de 140 kms/hora, porque lo verdaderamente relevante es el tributo a los orígenes del cinematógrafo en su expresión más pura, teniendo como coartada la más alucinante oda al amor y la belleza para saltarse todas las líneas rojas. Como dijo Henry F. Amiel “Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello.” Aquí os dejo con mi cortometraje favorito.




2 comentarios:

  1. Un milagro que no se la hubiese pegado. Pero hay que admitir que el resultado es alucinante.

    Un abrazo.

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  2. Sí, una gamberrada, pero hay que tenerlos bien puestos. ¿Te imaginas a algún director español haciendo este corto suicida en esa época? Ni ahora tampoco. Por cosas así me gusta tanto la cinematografía francesa.

    Un abrazo.

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