Masacre
en el instituto
“RUN
HIDE FIGHT” êêê
DIRECTOR: Kyle Rankin.
INTÉRPRETES: Isabel May,
Thomas Jane, Radha Mitchell, Eli Brown, Olly Sholotan, Treat Williams, Bárbar
Crapton, Cyrus Arnold, Britton Sear, Cindy Vela.
GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 109 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2020.
De la productora Cinestate, que nos ha regalado joyas como Bone Tomahawk, Brawl in Cell Block 99 (2017) y Dragged Across Concrete (2018), todas dirigidas por el gran S. Graig Zahler, nos presenta ahora esta polémica cinta titulada Run Hide Fight, que fue estrenada en el Festival de Venecia en 2020 fuera de competición. Una película repudiada con furia por la crítica oficialista internacional que descargó su vómito tóxico sobre ella. Cuestión que me mosqueó y me ofreció el impulso que necesitaba para darla una oportunidad. Total… ¿qué podía perder?
La función nos presenta a Zoe Hull (Isabel May) una chica de 17 años que no está manejando bien el fallecimiento de su madre y a veces habla con ella como si estuviera presente. Zoe está resentida con su padre por su falta de emociones, y su mejor amigo, Lewis (Olly Sholotan) quiere que su relación se convierta en algo más. Pero Zoe lo que en verdad desea es terminar el último año de instituto e ir a la universidad para tener un nuevo comienzo. En lugar de esto, su instituto es atacado por cuatro estudiantes armados con intención de perpetrar una masacre.
Si algo demuestra la productora Cinestate es valentía, valentía para apadrinar los proyectos que le da la gana sin rendir cuentas a nadie y sin dejarse arrastrar por la babosa corriente del buenrrollismo y lo políticamente correcto que nos invade, una ola agitada por una falsa y sectaria progresía cuyos postulados resultan tan casposos como venenosos. Kyle Rankin no relata nada diferente de lo que ya hicieron Denis Villeneuve en Polythecnique, Guy Ferland en Escuela de asesinos, Gus Van Sant en Elephant, Ben Coccio en Zero Day, Ilmar Ragg con La clase o Matt Jhonson con The Dirties, lo que pasa es que lo narra de otra manera distinta, pero la temática es la misma.
Run Hide Fight no es ni mucho menos una película redonda, pero tampoco la mierda que nos han querido vender: las interpretaciones son correctas, la narración resulta dinámica, la historia inquietante, oscura, y explota un tema siempre peliagudo y de actualidad, que no es otro que las matanzas indiscriminadas en los institutos. Catalogada como una mezcla entre La jungla de Cristal y Elephant, Rankin no estimula la reflexión sesuda sobre esa problemática ni se entretiene demasiado en la presentación de los personajes, la mayoría de ellos meros estereotipos, ninguno tan atrevido como la protagonista, una chica de 17 años y 50 kg de peso que salva todos los obstáculos y que a modo del John McClane de La Jungla protege a los buenos y castiga a los malos. ¿Funciona? Sí, a pesar de que nos puede parecer que la misión le queda grande y las razones de los malos para consumar la matanza nos resulten pueriles.
Pero no lo son, la lacra del bullying o
acoso escolar se encuentra detrás de las motivaciones de muchos estudiantes que perpetraron actos violentos en institutos, pues habían
sido víctimas de esos abusos. Es por eso que se sigue debatiendo sobre la
necesidad de mejorar los ambientes educativos, el control efectivo de armas
dentro de las instalaciones escolares y el necesario apoyo psicológico. Run
Hide Fight es un artefacto entretenido que parte de una premisa tan simple
como terrorífica siempre tomando como ineludible referencia espeluznantes sucesos
reales. Los cuatro estudiantes que asaltan el instituto arrastran traumas y en
algún momento se sintieron acosados y desplazados. Está claro que los rehenes
son inocentes, pero de la atmósfera emerge la sensación de que todos somos
culpables. Un consejo: si ves esta peli, deja suspendida la credibilidad y los
prejuicios. De no ser así, busca otra cosa.
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