La mejor película del año hasta la
fecha
“RIDERS OF JUSTICE” êêêê
DIRECTOR: Anders Thomas
Jensen.
INTÉRPRETES: Mads Mikkelsen,
Nicolaj Lie Kaas, Gustav Lindh,Roland Moller, Nicolas Bro, Lars Brygmann,
Albert Rudbeck Lindhardt, Morten Suurballe.
GÉNERO: Acción- Comedia negra / DURACIÓN: 116 minutos / PAÍS: Dinamarca / AÑO: 2020.
El director y guionista danés Anders Thomas Jensen no es ni mucho menos un principiante en esto del cine, tras firmar tres cortometrajes en la década de los 90 (uno de ellos, Noche de elecciones ganó el Oscar al Mejor Cortometraje en 1998), debutó con el largometraje Luces parpadeantes (2000), una comedia negra muy aseada que versa sobre cuatro gangsters aficionados que engañan a un capo robándole una gran suma de dinero. En el año 2003 estrena otra comedia negrísima titulada Los carniceros verdes, que narra las peripecias de dos compañeros de trabajo que abren su propia carnicería lejos de la tiranía de su antiguo jefe. Un par de años más tarde firma una de sus mejores películas hasta esa fecha, Las manzanas de Adam (2005), la historia de un neonazi que es enviado en servicio comunitario a la casa del párroco. Allí el ministro Ivan encomienda a Adam la tarea de cocinar un pastel de manzana con las manzanas del árbol situado frente a la iglesia. Su película menos inspirada hasta la fecha -aunque nada despreciable- es Men & Chickken (2015) con Mads Mikkelsen dando oxígeno a un profesor que sólo piensa en mujeres y se pasa el día masturbándose.
Una magnífica filmografía que alcanza su cota más alta con Riders of Justice, la historia de Markus (Mads Mikkelsen) un militar de carrera que se ve obligado a regresar a casa cuando su hija Mathilde (Andrea Heick Gadeberg) sobrevive a un accidente de tren en el que ha fallecido su esposa. Todo indica que la tragedia en donde ha habido once muertes se ha debido a la mala suerte… hasta que Otto (Nicolaj Lie Kaas) un experto en algoritmos y también pasajero del tren siniestrado, aparece por la granja de Markus con sus dos colegas, Lennart y Emmenthaler (Lars Brygmann y Nicolas Bro). Otto está convencido de que no fue un accidente sino un atentado.
Cuando visionaba las primeras escenas de esta magnífica película pensaba que la historia transitaría sobre los territorios de la culpa, la venganza y la redención tan trillados en los últimos años. Lo que no esperaba es que Riders of Justice exigiese al espectador una complicidad total para no tener la tentación de hacer un análisis vago de una obra incómoda y en cierto modo transgresora. Fusionando el cine de acción, el thriller y la comedia negrísima, la función aborda el tema de las coincidencias que tanto gusta a su guionista y director: Markus, un duro militar, informa a su esposa de que se tiene que quedar durante tres meses más en el lugar de maniobras. El coche familiar no arranca y su mujer y su hija se ven obligadas a viajar en tren. Al poco tiempo, el vagón en el que viajan vuela por los aires. ¿Un accidente? ¿Un atentado? La madre muere, la hija sobrevive y Markus vuelve a casa para cuidar de su hija. La chispa que desató el caos fue que una niña pidió a su abuelo una bicicleta azul por Navidad, pero como en la tienda no había, el dueño de la tienda manda robar una, la bicicleta azul de la hija de Markus. Sin bicicleta, decide junto a su madre viajar en tren. La teoría del caos que se desencadena cuando tres personajes excéntricos, expertos en algoritmos, hackeo y tecnología intentan darle una explicación lógica a lo sucedido y convencen a Markus de que lo sucedido no fue un accidente, tal vez llevados por el sentimiento de culpa de uno de ellos, Otto, que viajaba en el mismo tren y cedió el asiento a la esposa de Markus, que murió allí sentada.
Una vez convencido Markus, se inicia una guerra feroz con una banda de moteros denominada “Riders of Justice”, a la que creen culpable del atentado porque están seguros de que en el tren también viajaba un testigo importante en un caso contra la banda criminal. A la policía el cálculo de probabilidades les parece absurdo, también a los espectadores, pero la trama gira en un enfrentamiento encarnizado entre los dos bandos que dejará un reguero de cadáveres partiendo de una elucubración sobre el azar y las imposibles coincidencias. Acción hiperviolenta y humor bizarro entroncan a la perfección para dar vida a unos personajes desplazados del sistema que guiados por esa especie picadora de carne que es Markus intentan de alguna manera destacar y dar cierto sentido a sus pobres existencias. Ser héroes por un día, imponer el orden en un mundo caótico.
Así, Riders of Justice nos presenta a un grupo de losers marginales y solitarios con mucho tiempo para pensar, para autosugestionarse e idear realidades que sólo existen en sus cabezas, de ahí que las conclusiones sean ridículas y se alejen tanto de la verdad. Un trío de personajes tan excéntricos como entrañables que debido a sus temperamentos apocados y pusilánimes necesitan la rabia, la protección y el empuje de Marcus para llegar hasta el final en sus estúpidas convicciones. Cuando todo se desmorona y asumen con vergüenza sus errores, sólo les queda combatir juntos, ser solidarios y emplear todos sus esfuerzos para salir indemnes del desastre que sus alocadas teorías han originado. Todo ello genera escenas de una violencia visceral, pero también de una hilaridad corrosiva que gracias a un sólido guión se fusionan en un cóctel perfecto, generando una química especial dentro de un relato en donde todos los personajes tendrán su momento único, contraponiendo siempre la rudeza del militar interpretado por el gran Mads Mikkelsen y el voluntarioso grupo de frikis patosos. El robo de una bicicleta desencadena un auténtico infierno, un efecto mariposa o una mera coincidencia por muy aterradora que parezca. Tal vez sólo se trate de escapar de sus vacías y deprimentes vidas para encontrar en ellas algún significado. Una excelente película.
Lo difícil de estos argumentos complicados, por llamarlos de algún modo, es darles cierta credibilidad y lograr que la trama esté bien hilvanada.
ResponderEliminarBueno, la arquitectura narrativa de esta película danesa es magnífica, los intérpretes están magníficos y el director, que además es un gran guionista, sabe cómo jugar con los espectadores para llevarnos como ovejitas hasta una vuelta de tuerca tan inesperada como demoledora. Una espléndida peli, te gustará.
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