Una segunda entrega reiterativa
“IT: CAPÍTULO 2” êêê
DIRECTOR: Andy Muschietti.
INTÉRPRETES: Jessica Chastain,
James McAvoy, Isaiah Mustafa, James Ransone, Bill Skarsgard, Jay Ryan, Bill
Hader.
GÉNERO: Terror / DURACIÓN: 169 minutos / PAÍS: EE.UU /
AÑO: 2019
Inferior a It (2018), la primera
entrega dirigida también por el bonaerense Andy
Muschietti, que representó una muy fiel adaptación de la obra literaria de
Stephen King y representó con fascinante conmoción los miedos de la infancia y
los abismos de maldad que se abren cuando se deja atrás esa etapa y se es
plenamente conscientes de los peligros que acechan, esta secuela titulada It: Capítulo 2 arranca 30 años después de aquella en la que “El Club de los
Perdedores” formado por Bill, Beverly, Richie, Ben, Mike y Stanley se enfrentaron
al macabro payaso Pennywise (Bill
Skarsgard), y que en cuanto tuvieron la oportunidad abandonaron el pueblo de Derry, en el estado
de Maine, que tantos problemas les había ocasionado. Ahora, ya adultos, parece
que no pueden escapar de su pasado. Todos deberán enfrentarse de nuevo con el
temible payaso para descubrir si de verdad están preparados para superar los
traumas de la infancia.
Como ya comente en la anterior entrega,
Stephen King no lo ha confesado nunca (que yo sepa), pero supongo que todo
comenzó con el famoso caso real de John
Wayne Gacy, conocido en Estados Unidos como Pogo “El Payaso Asesino”, un tipo
que secuestró y asesinó a más de una treintena
de niños en los años 70 y que pasaba por ser un ciudadano ejemplar
absolutamente integrado en la comunidad. Padre de familia y empresario que se
disfrazaba de payaso para divertir a los niños en el hospital local y en
fiestas infantiles. Fue ejecutado con una inyección letal en la prisión de
Stateville en mayo de 1994.
Con
un reparto de lujo en el que destacan Jessica Chastain y James McAvoy,
Muschietti alarga innecesariamente una secuela que de haber sido sometida a una
poda drástica de no menos de media hora hubiera arrojado un resultado mucho más
satisfactorio. El ejemplo es esa escena inútilmente alargada del disparatado
clímax final que dice muy poco de un guión que en determinados momentos navega
a la deriva. It: Capítulo 2 es un film formulario en cuanto a su estructura
y repetitivo en cuanto a las escenas y su planificación con Pennywise como
protagonista. Lo mejor de la función lo
encontramos en esa primera hora con el nexo de unión de Mike (Isaiah Mustafa),
el único del grupo que se quedó en Derry analizando escrupulosamente la
maldición de It con el pueblo y a la espera de una nueva irrupción. El
resto del grupo se marchó lejos y casi todos han conseguido un estatus social
envidiable. La llamada de Mike les pilla por sorpresa y les vuelve a reunir en
Derry sin saber muy bien por qué.
Ninguno de los miembros parece recordar
(han hecho todo lo posible para olvidarlo) aquel siniestro sumidero con hedor a muerte y se han buscado un futuro
lejos de Derry, no sólo para huir de la grotesca sonrisa del clown psicópata y
su icono favorito (un globo de color rojo sangre), también porque en muchos de
sus hogares la situación no pintaba bien (violencia doméstica, abusos,
miseria). Lo que pasa es que el pasado es algo sumamente viscoso, y de vez en
cuando regresa con sus fantasmas para asolar tu memoria. En realidad, como
recalca el film: “somos lo que desearíamos olvidar”, y la infancia siempre es
la patria, con los buenos momentos compartidos, con su dolor y sus traumas. Con un cameo del propio Stephen King como
dueño de una tienda de antigüedades, It: Capítulo 2 vuelve al pasado con insistencia como si poca cosa más tuviera
que ofrecer, tal vez porque entre el grupo de “El Club de los Perdedores” no existe
ya la química de cuando eran niños, lo que nos lleva a un final que parece un
calco del de la primera entrega, dando la sensación de que el extenso metraje
ha vaciado la imaginación de los guionistas, poniendo énfasis entre la crisis y
los traumas de la infancia y la actual de los cuarenta. La conclusión nos puede
llevar a la reflexión nada errática de que el payaso asesino no es sino una
metáfora cruel de los demonios de toda existencia.
La acumulación de escenas de impacto acaba por desactivar el misterio que aún preservaba la primera entrega. Me parece simplemente entretenida, como un paseo por la casa del terror de cualquier parque de atracciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un reparto de buenos intérpretes para un guión reiterativo y en demasiadas ocasiones, a la deriva.
ResponderEliminarUn abrazo.