Un nuevo triunfo de Pixar
“TOY STORY 4” êêêê
(Josh Cooley, 2019)
Tras dos cortometrajes de animación, Josh Cooley debuta en el largo con esta
secuela de la ya mítica saga de Pixar, nueva entrega en la que Woody, que siempre ha cuidado de Andy y Bonnie como máxima prioridad, se encuentra con que Bonnie añade a Forky (un tenedor de plástico que
estaba en la basura) como nuevo juguete de fabricación propia a su habitación.
Así arranca una nueva aventura que servirá para que los viejos amigos le
enseñen a Woody lo grande que puede ser el mundo para un juguete.
Cada entrega de Toy Story es una gozada
para todo tipo de público, más incluso para los adultos. Porque en esta saga
además de la pericia de los técnicos para dotar iluminación, gestualidad,
textura y movimientos a la función y los personajes, aquí lo que realmente
importa son los mensajes que se difunden sobre valores eternos y universales
teniendo como protagonistas al íntegro vaquero Woody y al simpático y siempre
servicial astronauta Buzz Lightyear, los dos juguetes más populares del mundo
gracias a sus buenos sentimientos.
Aunque la tercera entrega parecía cerrar la
historia, casi una década después, la saga resucita a Bo Beep, la atrevida
muñeca de porcelana, que junto con Bonnie otorgan al relato un tono más
femenino acorde con el espíritu de los nuevos tiempos. Toy Story 4 habla sobre la
empatía, la amistad, la lealtad, la honradez, el sentido del deber y de
pertenencia, de la generosidad y el compromiso. Una vez que Andy se ha hecho
adulto y marchado a la universidad, Woody se encuentra arrinconado por Bonnie,
pero no la guarda rencor. Por el contrario, asesora a Forky sobre su
responsabilidad al convertirse en el nuevo juguete favorito.
En la función
vemos al motorista Duke Caboon, a los siniestros muñecos ventrílocuos y a un
Buzz Lightyear con menos presencia. Pero lo que importa es el sentido de la
aventura y del descubrimiento. Si esto es una despedida definitiva, es una
despedida a lo grande.
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