“LA PRIMERA
PURGA: LA NOCHE DE LAS BESTIAS” êê
Precuela de la trilogía compuesta por The
Purge: La noche de las bestias (2013), Anarchy: La noche de la bestias
(2014) y Election: La noche de las bestias, todas dirigidas por James
DeMonaco, que ahora le pasa el testigo a Gerard
McMurray. La trama nos cuenta cómo para mantener la tasa de criminalidad por
debajo del 1%, los Nuevos Padres Fundadores de América ponen a prueba una teoría
sociológica que da rienda suelta a todo tipo de agresividad durante una noche
en una comunidad aislada. Pero cuando la violencia de los opresores se
encuentra con la ira de los marginados, el vandalismo explotará más allá de las
fronteras “experimentales” para extenderse por todo el país. Detrás de toda
tradición, hay una revolución. Así descubrimos cómo toda una nación entera
abrazó una brutal celebración anual: 12 horas de impunidad criminal sin
límites.
Segundo largometraje del director McMurray
que debutó el pasado año con la producción Netflix Código de silencio,
película que centra su acción en el mundo de los aspirantes a entrar en las
fraternidades universitarias. La primera purga: La noche de las bestias contiene un exceso de verborrea huera y menos acción sádica que las anteriores
entregas de la franquicia, pero es que además cuenta con una burda puesta en
escena y un guión rebosante de clichés. Como siempre, estamos en un futuro
distópico en donde la rapiña y falta de escrúpulos del hipercapitalismo salvaje
ha colapsado los Estados Unidos, aumentando las desigualdades sociales.
De ese caldo de cultivo nace La Purga, en
donde una noche al año están permitidas todo tipo de bestialidades. Aquí la denuncia a la era post Trump es más
que evidente, con ese barrio insular y marginal de mayoría afroamericana
llamado Staten Island, que queda cerrado para que sus habitantes, de una clase
social pobre, liberen sus más bajos instintos. La película aporta poca novedad
con respecto a lo ya visto: un nuevo partido ha desplazado a Republicanos y
Demócratas, la irrupción de grupos supremacistas y que los personajes son en su
mayoría afroamericanos y latinos que quieren desatar su ira por la falta de
empleo, oportunidades y la visión de un futuro de color hormiga. En fin, un
nada sutil homenaje al blaxploitation de los 70.
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