Las musas abandonan a Polanski
“BASADA EN HECHOS REALES” êê
(Roman Polanski, 2017)
El maestro Polanski está perdiendo el favor de las musas, nada extraño en un
director que cuenta ya con 84 años y que aunque conserve esencias de su
contrastado talento lo mejor de su vida como creador lo ha entregado ya. Al
autor franco-polaco le falta frescura, esa chispa que le hizo alcanzar momentos
sublimes a la altura de su admirado Hitchcock para convertirse en uno de los
mejores cineastas de la historia. No me gustó nada la teatral La
Venus de las pieles (2013) una de sus películas más aburridas, y
tampoco me ha convencido ésta Basada en hechos reales, otro film
menor para olvido que sigue a Delphine
(Emmanuelle Signer) una atormentada novelista de éxito con el pánico al folio
en blanco. Un día conoce a Elle (Eva
Green), una atractiva, inteligente y cautivadora joven que comprende a Delphine
mejor que nadie. Pronto se convierte en su confidente y le abre las puertas de
su casa y de su vida. Pero, ¿quién es Elle en realidad y qué pretende? Ha
llegado para dar un nuevo impulso a la vida de Delphine o para arrebatársela.
No sé muy bien qué nos ha querido contar
el director de Repulsión en este abstruso relato sobre la pérdida de la
inspiración y el bloqueo creativo, pues la función no resulta nada novedosa en
su premisa argumental ni cuenta con un planteamiento ingenioso. Basada
en hechos reales es un film que puede servir de espejo para el estado
creativo del director; confusa, errática, insuficiente, con personajes nada
magnéticos. Con un libreto escrito junto a Olivier Assayas que adapta la novela
de Delphine DeVigan, Polanski juega con sus dos protagonistas (la escritora de
éxito que perdió la gracia de las musas y su fan fatal) situándolas en espacios
claustrofóbicos no por ello menos cotidianos, y así asistimos a una verdadera
vampirización por parte de la joven admiradora que poco a poco irá succionando
la vida de su idolatrada escritora hasta dejarla exhausta y casi agonizante,
ocupando su lugar e impidiéndola escribir.
Con
ciertas analogías con Misery (Rob
Reiner, 1990) e incluso con la última película aseada del director, El escritor (2010), Polanski firma un
film noir mediocre, que aunque rodado con su personal estilo y pulcritud (salvo
esas risibles secuencias oníricas) se nos antoja rebosante de tropos y no
aporta nada a este maravilloso arte llamado cine.
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