“PROYECTO
RAMPAGE” êê
(Brad Peyton, 2018)
Tercera colaboración de Brad Peyton con Dwayne “The Rock” Jhonson tras Viaje al centro de la Tierra 2: La isla
misteriosa (2012) y San Andrés (2015), un director que,
como se puede comprobar por estos títulos, es dueño de una filmografía muy
aparatosa.
Proyecto Rampage cuenta cómo el primatólogo Davis Okoye (Dwayne “The Rock” Jhonson) a pesar de su vida
solitaria, tiene una relación muy especial con George, un gorila albino al que
ha estado cuidando desde que era pequeño. Pero tras un experimento genético
fallido, el apacible simio se convierte en una gigantesca y salvaje criatura. Al
mismo tiempo se descubre que otros animales también han sufrido la misma
alteración genética, y cuando estos depredadores arrasan todo a su paso, Okoye
se une a una ingeniera genéticá sin prestigio, Dra. Kate (Naomie Harris) para tratar de conseguir el antídoto que
frene la catástrofe y salvar así la vida de su amigo.
Moviéndose entre la monster movie, el cine
de catástrofes y de aventuras, la nueva criatura de Brad Peyton, un director
que apuesta siempre por el cine de evasión sin pretensiones y sin engañar a
nadie, se convierte rápidamente en una montaña rusa de efectos digitales
rebosante de testosterona. Ciudades devastadas por criaturas terroríficas que
han mutado genéticamente y que tiene como personaje central a un simio que, a
modo de émulo de King Kong, acabará salvando a la humanidad en gratitud al
hombre que le ha mimado desde que era un cachorro, y con el que comparte
bromas. En el film queda un poco diluido
el mensaje ecologista sobre los peligros
de los experimentos surgidos de la codicia de las grandes corporaciones, pero
es posible atisbar la frustración con su raza del primatólogo al que da vida
Johnson, y la complicidad que siente hacia los animales, especialmente hacia el
gorila blanco George, por el que se embarcará en una cruenta batalla con un
lobo y un cocodrilo gigantes. Cine palomitero sin mayor trascendencia.
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