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jueves, 19 de octubre de 2017

JOYAS DEL CINE ERÓTICO: “EL COLOR DE LA NOCHE” (1994)


   Desde 1980 con De Profesión: Especialista, una comedia de acción que obtuvo varias nominaciones a los Oscars, el director Richard Rush no había dirigido absolutamente nada. Catorce años después se sitúa detrás de las cámaras para rodar esta fallida cinta que, al menos, sirve para que disfrutemos nuevamente de la belleza natural desnuda de la hoy injustamente olvidada actriz y modelo británica Jane March, que  tenía entonces 21 años, dieciocho menos que el atractivo Bruce Willis con quien comparte protagonismo.


   El color de la noche  narra cómo después de que una paciente suya decidiera suicidarse, el psiquiatra Bill Capa (Willis) se dirige hasta Los Ángeles para visitar a su amigo Bob Moore (Scott Bakula) y tratar de paliar su fuerte depresión. Sin embargo, su amigo Bob es asesinado después de haber recibido varias amenazas de muerte. Tras esta nueva tragedia, Bill decide encontrar al culpable e intentar buscar alguna pista entre los miembros de la terapia de grupo que dirigía su amigo. Así, conoce a la bella Rose (Jane March) con quien iniciará un apasionado romance.

  
   Subida a la ola de cine erótico que inundó las pantallas de cine en la década de los 90, El color de la noche es una de las peores muestras de aquel thriller carnal que tuvo su expresión más brillante con Instinto básico (Paul Verhoeven, 1992), y que si alcanzó cierta relevancia comercial es porque está protagonizada por Jane March, que venía de participar en el drama erótico El amante (Jean-Jacques Annaud, 1992), y por el héroe del cine de acción Bruce Willis. Nominada a nueve premios Razzie, se alzó con el de peor película muy merecidamente. 


   Estamos ante una narración despojada de toda verosimilitud por donde desfilan  una serie de personajes psicóticos y en donde el tórrido romance que inicia el psiquiatra al que da vida Willis con una de sus jóvenes y bellas pacientes, la exótica Jane March, se alterna con unas plúmbeas investigaciones encaminadas a descubrir a un asesino en serie tan previsible como caricaturesco.

   
  La anodina dirección de Rush (ay, esos primeros planos de espejos), la cansina arritmia de la función, unas interpretaciones mediocres y un villano carente de carisma fueron los ingredientes para cocinar tamaño fracaso. En la coctelera se mezclan de manera patética un batiburrillo que incluye elementos de Instinto básico, Doble cuerpo, Vestida para matar, Doble cuerpo, Fuego en el cuerpo y Vértigo, y la poción resultante es indigerible con sus previsibles giros, la torpe planificación de las secuencias de acción y el artificioso suspense psicológico. No obstante, fue muy comentada la pseudopornográfica escena de la piscina, en donde podemos atisbar el aterciopelado felpudito de la March y el rabo de Willis, húmedo apareamiento que sirvió para que mucha gente viera este engendro que cuenta además con un metraje insufrible. 



4 comentarios:

  1. Creo recordar que ella salía con un disfraz de chico con bigote que no engañaba a nadie salvo casos de más de cincuenta dioptrías.

    Un abrazo.

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  2. Sí, la función está nutrida de esperpentos. Pero vamos, que eso no variará mi opinión sobre Jane March: un mito erótico no lo suficientemente reconocido y que a mí siempre me ponía muy verraco.

    Un abrazo.

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  3. Recuero muy bien esta peli, como mi esposa es fanática de Willis , la vimos en ese entonces sin remedio , lo primero que me acordé de este film, fue el doble papel que desempeñaba la flaquita. Saludos

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  4. Sí, bueno, la película tiene poco recorrido, pero a mí esa "flaquita" que citas, Jane March, me ponía siempre muy verriondo, sería por su exótico rostro, seriá por su eterno halo de "Lolita".

    Un abrazo, amigo.

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