“IT” êêêê
Hay mucha gente que recuerda
con cariño, escalofríos y nostalgia la adaptación que Tommy Lee Wallace realizó
en 1990 para la televisión de una de las más populares novelas de Stephen King,
“It”. Miniserie de dos capítulos que
logró alterar y monopolizar el sueño de niños y adolescentes alojando pasajes
oscuros e indelebles en los meandros de la memoria gobernados siempre por el
siniestro payaso Pennywise. En aquella época yo ya estaba en camino de
convertirme en un hombre de provecho para una sociedad de mierda, y aunque
devoraba todo lo publicado por el autor de Maine, no recuerdo que aquella
adaptación televisiva apta para todo los públicos causara en mí el más mínimo desvelo,
y pensé que las cuotas de horror y crueldad de la obra de King estaban muy
minimizadas, resultando sólo eficaz para los espectadores que tienen al payaso
como una figura inquietante. Pero ese no era mi caso.
Stephen King no lo ha confesado nunca que
yo sepa, pero supongo que todo comenzó con el caso real de John Wayne Gacy,
conocido en los Estados Unidos como “Pogo, el payaso asesino”, un tipo que
secuestró y asesinó a más de una treintena de niños en los años 70 y que pasaba
por ser un ciudadano ejemplar absolutamente integrado en la comunidad, padre de
familia y empresario que se disfrazaba de payaso para divertir a los niños en el hospital
local y en fiestas de infantiles. Fue ejecutado por inyección letal en mayo de
1994 en la prisión de Stateville (Illinois).
El bonaerense Andrés (o Andy) Muschietti tras debutar con el
aceptable film de horror sobrenatural Mamá (2013) se hace cargo de este
remake para situarnos de nuevo en los años 80 en la ciudad de Derry (Maine), en
donde una pandilla de niños conocida como “el club de los perdedores” se
enfrenta a sus amargos problemas cotidianos con los matones del colegio. Sus vidas
dan un giro inesperado cuando una oleada de desapariciones provoca el pánico en
la ciudad. Uniendo sus fuerzas, el grupo de amigos decide buscar al culpable. Entonces
descubrirán que detrás de los crímenes se encuentra una entidad maligna: un
sádico monstruo llamado Pennywise que luce un disfraz de payaso. ¿Serán capaces
de plantar cara a ese engendro de apetito insaciable que se alimenta del miedo
de los niños?
Reconozco que me ha convencido plenamente
(si obviamos ese final aparatoso) esta primera adaptación cinematográfica de
una de las novelas clave de King, Andy Muschietti logra una aproximación a la
vez cruda y sensible tanto del suplicio de esa banda de chicos perdedores
acosados por los tremendos matones de la escuela y cercados por sus diferentes
infiernos familiares (incluido los abusos de un padre), como en la dimensión terrorífica
en donde mora el payaso diabólico (al que da oxígeno de manera eficaz Bill
Skarsgard) que se nos antoja un dominio perturbador de las esencias del mal en
donde se desatan los miedos íntimos y profundos que cada niño tiene que hacer
frente. IT, rodada con dinamismo y un gran trabajo de ambientación e
iluminación, te mantiene en vilo durante las dos horas y cuarto de metraje,
todo un logro si tenemos en cuenta que este primer capítulo (la segunda entrega
se estrenará en 2018) tenía la difícil misión de dejar al público con ganas de
más. Haciendo caso a esa máxima cinematográfica que dice que los cinco primeros
minutos son esenciales para captar la atención del espectador, Muschietti planifica
con pericia el arranque con esa secuencia en la que los hermanos Bill y Georgie
construyen un barco de papel que el pequeño Georgie dejará zarpar en la calle bajo
la lluvia hasta que se lo traga un sumidero, escena en la que vemos la primera
y brutal aparición de Pennywise.
IT fusiona la aventura juvenil ochentera
al estilo de Cuenta conmigo, Los Goonies y la magnífica serie Strangers Things con el cine de tono
sobrenatural y el terror slasher para construir el andamiaje de una historia
emocional y angustiosa que indaga en las perversiones y abusos de la vida real
y las traslada a un espacio fantástico en donde un grupo de chavales
marginados se adentran para convertirse en héroes luchando contra el
crimen y la depravación.
Con un in crescendo de la tensión absolutamente
medido, el director argentino no se recrea en las escenas más duras de violencia pero
tampoco las evita, manteniendo siempre el humor corrosivo y el tono gamberro de
la función. Y a uno no le queda otra que empatizar con cada uno de los miembros
de esa pandilla de losers que se
mueven por un microcosmos reconocible e impregnado de nostalgia para varias
generaciones de espectadores: las monótonas horas de clase, los temidos matones
de la escuela, los paseos en bici, las vacaciones de verano, las ansias de
aventura, las domésticas desventuras y los tan grandes como efímeros amores
púberes. IT es una muy fiel adaptación de la obra literaria que refleja con
fascinante conmoción los miedos de la infancia y los abismos de maldad que se
abren cuando se deja atrás esa etapa y se es consciente de los peligros que
acechan. Es una película de niños para adultos rodada con una sensibilidad
física, tierna y cercana, que nos invita a hacer un ejercicio de regresión para
recuperar los colores y aromas de aquel último verano en que perdimos la inocencia,
y comenzó otra en donde los terrores son reales y el infierno siempre son los
otros. Una película espléndida.
Una de las mejores y más fieles adaptaciones de Stephen King.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, junto con "Misery", "Cuenta conmigo", "Carrie" y "El Resplandor". Pero es verdad que quien haya leído la novela encontrará una indiscutible fidelidad y amor por el texto.
ResponderEliminarUn abrazo.