“IT STAINS THE SANDS RED” êêê
Tras codirigir junto a Stuart Ortíz el
olvidable film en formato de falso documental titulado Encuentros paranormales
(2011) y debutar en solitario con la fallida cinta Sci-Fi Extraterrestrial (2014)
el canadiense Colin Minihan da el
salto a los Estados Unidos para rodar la
que hasta la fecha es su mejor película, It Stains the Sands Red, que fue galardonada con el
premio a la Mejor Película en la sección Midnight X-Treme del Festival de
Sitges 2016.
La trama nos sitúa en los desolados
parajes del desierto de Las Vegas tras un apocalipsis zombie. Molly (Brittany Allen) se encuentra
perdida en el desierto tras sufrir un percance con el coche. Lo que no esperaba
es la compañía de un muerto viviente rabioso que además de desayunarse a su
compañero de viaje la persigue pisándole los talones. Al principio no tiene demasiados
problemas para darle esquinazo, pero la cosa se complica cuando Molly se da
cuenta de que el infectado no tiene la necesidad física de pararse a descansar.
Con el retrato de un zombie un tanto bobalicón, de lento
caminar y movimientos pesados al estilo clásico, a Minihan le bastan unos
simples planos aéreos de la ciudad de Las Vegas arrasada para ahorrarnos el
prólogo de una explicación que tampoco nos interesa demasiado sobre el origen
del apocalipsis. A él lo que realmente
le interesa es realizar un ejercicio de estilo con una peculiar persecución de
un zombie a una chica a través del abrasador desierto.
El relato,
no exento de un cástico romanticismo y con una potente interpretación de
Brittany Allen que carga con el peso de la película, proyecta una visión
humanista cuando se acerca el clímax final. Y es que cuando vemos un film de
temática zombie siempre nos olvidamos que los muertos vivientes también
tuvieron una vida muy similar a la nuestra. Minihan se las apaña para rellenar 90 minutos de metraje sin que la
función resulte aburrida echando mano de algunos recursos de manual aunque
algunas secuencias resulten prescindibles, lo hace con descaro, apoyándose en
una potente iluminación y algún giro no tan inesperado. Atención a la escena
del tampón que chorrea sangre.
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