jueves, 3 de agosto de 2017

“IT STAINS THE SANDS RED” (Colin Minihan, 2016)


IT STAINS THE SANDS REDêêê
     
   
  Tras codirigir junto a Stuart Ortíz el olvidable film en formato de falso documental titulado Encuentros paranormales (2011) y debutar en solitario con la fallida cinta Sci-Fi Extraterrestrial (2014) el canadiense Colin Minihan da el salto a los Estados Unidos  para rodar la que hasta la fecha es su mejor película, It Stains the Sands Red, que fue galardonada con el premio a la Mejor Película en la sección Midnight X-Treme del Festival de Sitges 2016.


    La trama nos sitúa en los desolados parajes del desierto de Las Vegas tras un apocalipsis zombie. Molly (Brittany Allen) se encuentra perdida en el desierto tras sufrir un percance con el coche. Lo que no esperaba es la compañía de un muerto viviente rabioso que además de desayunarse a su compañero de viaje la persigue pisándole los talones. Al principio no tiene demasiados problemas para darle esquinazo, pero la cosa se complica cuando Molly se da cuenta de que el infectado no tiene la necesidad física de pararse a descansar.


    Con el retrato de un zombie un tanto bobalicón, de lento caminar y movimientos pesados al estilo clásico, a Minihan le bastan unos simples planos aéreos de la ciudad de Las Vegas arrasada para ahorrarnos el prólogo de una explicación que tampoco nos interesa demasiado sobre el origen del apocalipsis. A él lo que realmente le interesa es realizar un ejercicio de estilo con una peculiar persecución de un zombie a una chica a través del abrasador desierto.


 El relato, no exento de un cástico romanticismo y con una potente interpretación de Brittany Allen que carga con el peso de la película, proyecta una visión humanista cuando se acerca el clímax final. Y es que cuando vemos un film de temática zombie siempre nos olvidamos que los muertos vivientes también tuvieron una vida muy similar a la nuestra. Minihan se las apaña para rellenar 90 minutos de metraje sin que la función resulte aburrida echando mano de algunos recursos de manual aunque algunas secuencias resulten prescindibles, lo hace con descaro, apoyándose en una potente iluminación y algún giro no tan inesperado. Atención a la escena del tampón que chorrea sangre. 


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