domingo, 16 de julio de 2017

CRÍTICA: "LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS" (Matt Reeves, 2017)



“LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS” êêêê
   
   
   Estamos ante el brillante capítulo final que cierra esta moderna trilogía de la saga El Planeta de los Simios que como la anterior entrega, El amanecer del Planeta de los Simios (2014), vuelve a contar con la batuta de Matt Reeves detrás de la cámara, y que recordemos se inició con El origen del Planeta de los Simios (Rupert Wyatt, (2011). No será necesario apuntar que el cauce emprendido por la saga, rebosante de trascendentalismo, grandilocuencia y dilemas morales le ha sentado muy bien al invento que va mucho más del mero entretenimiento.

   
   Vayamos con la trama: César (Andy Serkis) jura que no comenzó la guerra. Pero él y su nación de simios genéticamente evolucionados se ven obligados a luchar en un conflicto a muerte contra los humanos que quedan en el mundo. César volverá a contar con sus fieles seguidores Rocket (Terry Notary), Maurice ((Karin Konoval) y Luca (Michael Adamthwaite), juntos harán frente al despiadado Coronel (Woody Herrelson) que lidera la raza humana. Después de que los simios sufran incontables bajas, César y el Coronel libran una épica batalla que determinará el destino de ambas especies y el futuro del planeta.


      Mezcla cine bélico, drama, acción y aventura, La Guerra del Planeta de los Simios se impone como un broche de oro para clausurar la resucitada saga, cuyo film seminal se remonta al año 1968. El tono enfático de la función está presente en el modo excesivo en que Matt Reeves homenajea a la magistral Apocalypse Now (incluso el personaje al que da vida Woody Harrelson es un trasunto del Coronel Kurtz interpretado por Marlon Brando) para sumergirnos en los horrores de la guerra que para los humanos siempre es un infierno reconocible. No es que la función esté repleta de set pieces de acción pero es una maravilla ver cómo el CGI, los efectos especiales resultan cada vez más realistas, hasta el punto de que los simios se nos presentan más expresivos que los humanos. En las pocas secuencias de acción están muy conseguidos los movimientos de masas y Andy Serkis se agiganta dentro de esa segunda piel digitalizada y en la técnica de captura de movimiento.

   
    Por supuesto toda la trama gira en torno a una cuestión de supervivencia y, es ahí, en las relaciones entre César y el grupo de confianza que le acompaña, donde la función alcanza su máximo interés; la tristeza del líder carismático que rebosa odio, rencor y culpa que hacen aflorar un deseo de venganza tan trágicamente humano. 


    Porque de lo que se trata una vez más es de preguntarse si existen soluciones más allá de las que aportan las maquinarias de guerra para buscar un punto de entendimiento cuyo fin sea la supervivencia. Una filosofía que basa su efecto en la moral suprema de aceptar la diferencia y crear así una cohabitación soportable, pacífica, en donde reine el respeto y la dignidad.


   La Guerra del Planeta de los Simios es un film lleno de buenas ideas para la reflexión y sugerentes detalles (increíbles postales de los simios cruzando el puente de la catarata, a caballo por la playa, espacios nevados y cenagosos, la huida del campo de trabajo forzado) que requieren sentido de la planificación tanto en las batallas a campo abierto como en los momentos intimistas en los que los rostros de César y sus fieles denotan la preocupación y el miedo a un holocausto simio, nota dramática en un futuro distópico. Brillan los simios por encima de los humanos porque los queremos más, nos parecen más humanos, racionales y sentimentales, tanto como para instituirlos en símbolos contra el fanatismo ideológico y contra la represión que sólo persiguen sociedades sumisas y cobardes. El fin de una hermosa trilogía.

2 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con tu valoración, sobre todo en que Matt Reeves planifica muy bien las escenas de masas o con diversos personajes en el plano.

    Un abrazo.

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  2. Un blockbuster de calidad como ejemplo de que se puede producir cine comercial con dignidad y sentido emocional.

    Un abrazo.

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