“BODY OF EVIDENCE”
(Uli Edel, 1993)
El veterano director alemán Uli Edel debutó en el año 1981 con el
drama Yo, Cristina F., y a pesar de contar con una filmografía
irregular en su currículum encontramos algunos films muy interesantes como Última
salida, Brooklyn (1989) y R.A.F. Facción del ejército rojo
(2008) un film sobre el sangriento itinerario de la banda terrorista
Baader-Meinhof. Sin embargo, su firma consta en uno de los mayores cagarros de
la década de los 90 que nos narra la historia de un viejo millonario (Michael
Forest) que aparece muerto de un infarto y atado a la cama con unas esposas
después de haber practicado sexo con su amante, la galerista de arte Rebecca Carlson (Madonna). El fiscal
del distrito (Joe Mantegna) decide arrestar a la chica como principal
sospechosa del caso. Su abogado, Frank
Dulaney (Willem Dafoe) tarda poco en sucumbir a sus encantos y entre ambos
surge una tórrida relación.
Madonna, que por entonces
contaba ya con una amplia trayectoria cinematográfica con títulos tan populares
como Buscando
a Susan desesperadamente, Shanghai Surprise, ¿Quién
esa chica?, Dick Tracy y Juego peligroso, fue ¿premiada? Con
el Razzie a la Peor Actriz por su papel en este engendro, y El
cuerpo del delito obtuvo seis nominaciones más en estos premios en
diversas categorías. Porque si bien el título de la cinta hace referencia al
cuerpo de la diva musical que derrama sensualidad por cada poro de su piel, el
guión de Brad Birdman es un despropósito de dimensiones estratosféricas que
copia de manera descarada las constantes que hicieron de Instinto básico (Paul
Verhoeven, 1992) uno de los mayores éxitos de aquella década, un film que se
estrenó poco tiempo antes.
Aun así, el artefacto no funcionó mal en
la taquilla, pero supuso un desprestigio para Edel que estuvo exiliado muchos
años trabajando para la televisión sin que se le presentara ningún proyecto
cinematográfico. Y es que el
calificativo más sutil con el que se puede despachar esta película es de
oportunista, pues la idea de sus responsables era aprovechar el tirón de la
mencionada película protagonizada por Sharon Stone y otros films eróticos que
instauraron una corriente en los 90, para así buscar la polémica con escenas
eróticas de alto voltaje que eso sí, consiguieron su objetivo. Así, nos
encontramos con el retrato muy estereotipado de una femme fatale, asesinatos
con un cierto aire bizarro, la consabida investigación detectivesca, un juicio
y secuencias más o menos explícitas de carácter sexual en las que el
sadomasoquismo de diseño y la cera derretida obtienen su protagonismo.
Son múltiples las escenas en las que planea
la sombra del ridículo y sólo en contados momentos los escarceos sexuales provocan
la excitación y el morbo, más por los efluvios salvajes que desprende esa bomba
sexual llamadaMadonna que por sus mediocres dotes interpretativas o la
incoherencia narrativa que finalmente nos aboca a un final tan delirante como
absurdo.
Sólo Willem Dafoe se salva del
total naufragio dando vida al abogado defensor que cae en las garras de la
ardiente y perversa mantis, y tal vez el tono de ambientación enfermiza,
atmósfera que alcanza su máxima intensidad en secuencias como la del coito en
el parking iluminada con filtros rojos y la osada masturbación en el ascensor. El cuerpo del delito es un film fallido
que se impone como un vehículo a mayor gloria de Madonna, superlativo icono de
la provocación en su máximo esplendor y exquisita lozanía.
La recuerdo más patética que morbosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, algunas secuencias sexuales pueden hacer que se levante un campamento de tiendas de campaña. Por supuesto, la intriga criminal es francamente olvidable. Pero... eso sí, Madonna es Madonna.
ResponderEliminarUn abrazo