Páginas

miércoles, 25 de mayo de 2016

TRILOGÍA “MANIAC COP”: WILLIAM LUSTIG Y SU POLICÍA MANÍACO

    
     
     Como tendremos tiempo de analizar otros títulos del director y productor William Lustig (1955, El Bronx, Nueva York) he querido detenerme en una trilogía muy querida por el aficionado al cine de serie B y exploitation, Maniac Cop, que producidas y escritas por el también director y guionista Larry Cohen, se han convertido con el tiempo en películas de culto que representan un tipo de cine muy anclado a su época (años 80 y principios de los 90) y que, con sus virtudes y defectos, sigue siendo muy reivindicado. Un cine para el que no se necesitaban coartadas morales y a sus responsables les importaba un carajo lo políticamente correcto. El caso es, y esto no hay quien lo ponga en duda, que esta clase de películas y esta manera de hacer cine siguen viviendo en la nostálgica cinéfila de millones de espectadores de varias generaciones en todo el mundo.
              
             
        MANIAC COP (William Lustig, 1988)

        Una serie de brutales asesinatos aterrorizan a la ciudad de Nueva York. El caos se apodera de las calles y las víctimas son despedazadas sin ningún tipo de compasión. Mientras, los ciudadanos se defienden como pueden y la prensa anuncia que el asesino es un policía. Para calmar los ánimos de la gente, la policía arresta al oficial Jack Forrest (Bruce Campbell) que está considerado un tipo problemático, pero su compañera, Theresa Mallory (Laurene Landon) está convencida de su inocencia. Cuando el detective Frank McCrae (Tom Atkins) su superior, aparece muerto, Forrest decide involucrarse en el caso. Cuando está a punto de descubrir la verdadera identidad del asesino, se revelará un hecho insospechado, y es que el difunto oficial Matt Cordell (Robert Z´Dar) parece haber vuelto a la vida, sediento de sangre y de crímenes y convertido en el temible “Maniac Cop”. Así, Cordell que había sido brutalmente asesinado en la cárcel por los reclusos arrestados por él, parece haber resucitado y nadie está salvo.


    Sólo 85 minutos son suficientes para componer una sórdida sinfonía de horror y muerte que se mueve entre el thriller de justicieros urbanos y el slasher, subgénero éste último que había iniciado ya su decadencia tras su visceral explosión en los 70 y 80, pero al que la pareja Lustig/Cohen desean rendir un sentido homenaje. No diré que Maniac Cop, que parte de una premisa poco original, sea un film deslumbrante, pero sí que el género no sería lo que es hoy sin la influencia de este tipo de películas grindhouse, de ahí su halo de pequeña joya. Antes de continuar, sería conveniente señalar que el imponente rostro de Robert Z´Dar (que aunque trabajó en una treintena de películas es recordado por este papel) se debe a una enfermedad genética caracterizada por el crecimiento anormal de los huesos de la cara, tanto el maxilar inferior como el superior. Z´Dar falleció el 30 de marzo de 2015 a los 64 años.


      Aunque estoy seguro de que la cinta tendría más fuerza si Cohen hubiera pulido un poco más el guión dando más relevancia a la situación de una ciudad aterrorizada con la simple visión de un policía (algo que plantea solamente en una ocasión con una chica en un coche) la función resulta entretenida tanto en la primera parte; con la policía desconcertada ante la posibilidad real de que uno de los suyos sea un maníaco asesino; como en la segunda, con el clímax delirante de la entrada de Maniac Cop en la comisaria. Con un presupuesto ajustado incluso para la época de un millón de dólares, Maniac Cop contiene un ritmo frenético y unas escenas de acción rodadas de manera contundente, al mismo tiempo que lanza una denuncia velada sobre la inseguridad ciudadana en urbes como la Nueva York de la época, y creando un nuevo mito del terror, un policía maníaco de tintes sobrenaturales y con la cara desfigurada a quien da oxígeno de forma eficaz el fallecido Robert Z´Dar. Aunque a la cabeza del reparto encontramos actores de culto como Tom Atkins y Bruce Campbell, al espectador le interesará saber que realizando un cameo aparecen Sam Raimi y el boxeador Jake LaMotta, a quien Robert De Niro dio vida en la Magistral Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980).  


MANIAC COP 2 (William Lustig, 1990)



           Para mí la mejor entrega de la trilogía. Está claro que se notan los tres millones más invertidos en esta secuela que se inicia justo donde lo dejó la primera, con el policía asesino que creían muerto sembrando el pánico por las calles de Nueva York, pero en lugar de seguir la historia de forma lineal, da un giro que agradecemos y que sirve para introducir nuevos personajes y elementos sobrenaturales que presentan a Matt Cordell (Robert Z´Dar) como una presencia espectral y convertido en juez, jurado y verdugo. Una evolución que puede tener cierta resonancia al mito Jason Voorhees, que engrandece la historia y la eleva a otro nivel.


     Maniac Cop 2 comienza con un pequeño prólogo que nos recuerda el final de la primera entrega, seguidamente surgen unos créditos más elaborados y enseguida se va al grano con Matt Cordell enfangado como un criminal más en atracos y trifulcas callejeras, y transformado en un ente mucho más terrorífico. La película incluye más escenas de acción y mejor planificadas, con una trama que se centra más en la ira diabólica de Cordell, en su condición de víctima ultrajada por el sistema. A lo largo del metraje diremos adiós a Jack Forrest (Campbell) y su compañera Theresa (Mallory), algo que no sentó demasiado bien a sus fans pero que se debe asumir con un desenlace coherente en venganza por la caza implacable que iniciaron en la primera parte tratando de atrapar al oficial asesino.


      Será un nuevo detective, Sean McKinney (Robert Davi) y su compañera, Susan Riley (Claudia Christian) quienes se encarguen del caso. Desplegando unos efectos especiales más depurados, algo que notaremos en esa escena en que Susan Riley es esposada desde fuera al volante de un coche que cada vez coge más velocidad, resulta sugerente que Cordell se vea acompañado en esta ocasión por un psicópata asesino de prostitutas, que le ofrece refugio cuando comete sus crímenes. A destacar las secuencias de la masacre en la comisaría y la de la de la galería de tiro, la disculpa del detective a Matt por lo ocurrido en su juicio, ofreciéndole la posibilidad de que se defienda de nuevo y el fugaz cameo de Danny Trejo en el calabozo. Un film muy recomendable y uno de los favoritos de Quentin Tarantino.


 MANIAC COP 3: BADGE OF SILENCE (William Lustig, 1993)

      
    Sin duda, la peor entrega de la saga. Tanto es así que William Lustig renegó de la cinta que apareció firmada por Alan Smithee, que es el pseudónimo que utilizan los directores que no quieren tener nada que ver con la película aunque hayan trabajado en su creación. Lustig sólo trabajó 51 de los 85 minutos de metraje, el resto lo filmó Joel Soisson, uno de los productores. Con el protagonismo de nuevo de Robert Davi, tenemos a un sacerdote vudú que devuelve la vida a Matt Cordell (Robert Z´Dar) el temible e impresionante policía maníaco, que se dedicará a lo suyo, matar a quien se interponga en su camino. Pero esta vez requiere los servicios de un santero para resucitar a una oficial de policía muerta en un tiroteo, Katie Sullivan (Gretchen Becker)  y víctima como él de las injusticias del sistema. La tía le hace tilín, y juntos formarán una pareja tan demencial como letal, provocando una carnicería sin precedentes. El detective encarnado por Davi, lo intentará impedir.


      Las varias reescrituras del guión, no podía traer nada bueno, de ahí un libreto con más agujeros que un campo de golf. Matt Cordell y su compañera de correrías (otro ángel caído y abandonado por las instituciones y el sistema) forman una pareja criminal en la onda de Bonnie and Clyde, aunque mucho más decadente, el problema es que con un reducidísimo presupuesto (un millón de dólares como en el film seminal pero cinco años más tarde), casi todo se nos muestra cutre y rudimentario. Y eso que, aún con esa rémora, algunos efectos resultan logrados. Pero uno tiene la sensación de que se guionizaba sobre la marcha sin mucho sentido y preguntándose a cada momento, y ahora ¿cómo continuamos? En fin, una tercera entrega disparatada debido a los problemas de producción y el penoso libreto pergeñado por Larry Cohen. Tal vez por ello, William Lustig, con el padrinazgo de Nicolas Winding Refn, y colocando en la dirección a John Hyams, esté trabajando ya en una cuarta entrega que cuyo estreno está previsto para 2017.


PARA LEER

                                              Cohen & Lustig (varios autores)
Edita: Semana del Cine Fantástico y de Terror de San Sebastian
                                                    

2 comentarios:

  1. No he visto ninguna de estas películas. Parecen divertidas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Tal vez llegaste tarde a la época dorada de los vídeoclubs y los cines de barrio de sesiones dobles. En cualquier caso, me decía el otro día un amigo periodista que en su vida ha conocido a nadie que haya visto tantas películas como yo. Los hay -le contesté-. Ya -me respondió- pero se han dedicado exclusivamente a ello durante toda su existencia, y aun así, tengo mis dudas.

    De modo que, no desesperes. Todavía tienes tiempo de ver muchas películas olvidadas en los humedales de la memoria. Ya me encargaré yo de ir sacándolas lustre.

    "Maniac Cop" resulta un artefacto muy entretenido que creó un nuevo mito del terror y que podemos ubicar en el cine exploitation o de serie B ochentera. La segunda entrega está entre las pelis favoritas de Tarantino.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar