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lunes, 11 de abril de 2016

CRÍTICA: "JULIETA" (PEDRO ALMODÓVAR, 2016)

JULIETA êêê
DIRECTOR: PEDRO ALMODÓVAR.
INTÉRPRETES: EMMA SUÁREZ, ADRIANA UGARTE, DARÍO GRANDINETTI, MICHELLE JENNER, INMA CUESTA, DANIEL GRAO, ROSSY DE PALMA.
GÉNERO: DRAMA / ESPAÑA / 2016  DURACIÓN: 96 MINUTOS.   

     
     Mis expectativas ante la nueva película de Pedro Almodóvar no eran muy altas aunque sabía que subir el listón dejado por su anterior e infumable film, Los amantes pasajeros (2013), sin lugar a dudas el mayor truño pergeñado por un director que puede presumir de convertir cada parto de una criatura suya en todo un acontecimiento, no era una empresa muy complicada. Basándose en los relatos de la Premio Nobel canadiense Alice Munro, Almodóvar reúne a un reparto coralísimo que nos lleva a sumergirnos de nuevo en sus particulares universos femeninos para acompañar a Julieta (Adriana Ugarte) para quien los años 80 fue una gran época. Sin embargo, en la actualidad, la vida de Julieta (Emma Suárez) es un desastre  sin solución y lucha por sobrevivir al borde de la locura. Sólo un milagro la salvará. Y los milagros a veces ocurren. Cuando Julieta está a punto de abandonar Madrid para irse a vivir a Portugal, tiene un encuentro casual con Bea (Michelle Jenner) una antigua amiga de su hija Antía (Blanca Parés). Bea le cuenta que vio a Antía en el lago Como, en Italia, y que tiene tres hijos. Aturdida por la noticia, Julieta cancela su viaje a Portugal y decide escribir sobre su hija, desde el día en que conoció a su padre durante un viaje en tren.


    Siendo sincero, he de reconocer que el cine de Almodóvar hace mucho tiempo que dejó de interesarme, que la última película que disfruté de manera aceptable fue Volver (2006), que en un posterior visionado me defraudó bastante y que todo lo que ha estrenado en los últimos años me resulta absolutamente prescindible. Julieta no es la Piedra Rosetta, pero la película número 20 del director tiene hechuras de melodrama bien elaborado que se eleva como un tratado formal (contención y estilo sobrio) sobre el tormento de la ausencia, el dolor y la culpa. Late en Julieta un pálpito amargo por la demoledora constancia del paso del tiempo (el rostro de Ugarte transformado en el de Suárez por la arrolladora travesía de tres décadas) y las profundas heridas que ha dejado en el alma cada estación de ese largo itinerario.

    
    Julieta en la madurez camina por un páramo desolado y lleno de insatisfacciones en donde encuentra retazos de una vida como esquirlas afiladas que se clavan en su estado de ánimo, haciendo más insufrible la lacerante pérdida. Es en ese enigma indescifrable que nos lleva a tomar la decisión de abandonar y separarnos para siempre de alguien a quien amamos para seguir con nuestras vidas como si esto no tuviera valor  ni consecuencias, desde donde el director manchego construye un espacio íntimo y melancólico por donde entra con hiriente descaro el sentimiento de culpa y el peaje sobrecogedor de las pasiones y el sufrimiento humano.


      Fuera del jardín de sus recreos, de sus veleidades hedonistas, de los derrapes sonrojantes de otras películas de cuyo nombre no quiero acordarme, Julieta es la película de mayor madurez y sensatez que Almodóvar ha rodado en mucho tiempo, y aunque más allá de la protagonista, una Emma Suárez exquisita, no encuentro ningún otro personaje perdurable salvo, tal vez Adriana Ugarte que cumple de sobras con su rol de Julieta joven dentro de esa manera tan particular que tiene el cineasta de alternar líneas temporales (brillante la transición sobre el paso del tiempo que nos sirve ayudándose de una simple una toalla). Porque es Emma Suárez quien carga con el peso de un drama de tono maternofilial que respira (y suspira) en los silencios y la pulsión de un personaje misterioso con una vida interior llena de pústulas y llagas.

  
   Almodóvar disemina con mesura y temple las piezas de un puzzle que acabarán encajando de manera coherente, piezas rebosantes de simbolismo y guiños, el peso de toda una vida a la deriva del tiempo, con la devastadora tragedia de sobrevivir con los restos del naufragio. Más allá de algún gag marca de la casa, en el film apenas hay lugar para el humor y se encuentran pocos rasgos del carácter provocador y arrabalero de “las chicas Almodóvar” a pesar de la galería de retratos femeninos que entran y salen de la pantalla, aunque sí es posible degustar algunas esencias que definen la fortaleza de  sus mujeres. Dotando de todo el sentido a la elipsis, utilizando con inteligencia el fuera de campo, con una puesta en escena sutil y un ritmo pausado que en ningún momento aletarga las pasiones sino, por el contrario, insufla vértigo físico y magnetismo al personaje de Julieta, a la que su amigo Lorenzo (Darío Grandinetti) se esfuerza por comprender porque está fascinado por su misteriosa personalidad, tan chiflada, tan fascinante, tan contradictoria. Hay una vida para amar y para sufrir, para ganar y perder, también para recuperar lo perdido. Existe la culpa y la expiación, la purga de un pecado tan grande como el peso y el volumen de la ausencia. Buena película.  

4 comentarios:

  1. No se como será la película y si estaré de acuerdo contigo una vez que la vea pero,una cosa está clara:tú cada día escribes mejor. Enhorabuena por la reseña... tanto que dan ganas de ir a ver la peli aunque el manchego no sea santo de mi devoción,tanto como para seguir leyéndote aunque la mitad de las películas sobre las que escribes no las haya visto o ni las vaya a ver. Un abrazo.

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  2. Bueno, en esta vida, amigo Pascasio, estamos para aprender. Para amar y aprender... y si nos son concedidos otros dones, pues procuraremos aprovecharlos, aunque sea de esta manera tan humilde y altruista.

    Jajaja, claro, comprendo que ver tantas películas como yo veo es imposible, por un motivo u otro, para mucha gente, y supongo, que leer tantos libros también. No importa, ya que la vida hay que consumirla de algún modo y todas las fórmulas sirven. Yo, que fui criado y educado por mujeres, y a ellas les debo mi amplio sentido de la libertad y una sensibilidad absolutamente permeable, tuve una educación sentimental que se desarrolló entre el adiós a una época oscura y plomiza y el despertar esperanzador de una nueva era en cuyo balance final nada pesa más que el desencanto. De ahí mi afán por crear refugios para mantenerme al margen de todo lo que pueda dañar de forma irreversible el disco duro de mi castigado cerebro.

    Si tienes algún día la oportunidad, apuesta por esta película, creo que te gustará, que te hará sentir esas estancias vacías del alma en donde la luz de algunos recuerdos se impone como el más cruel martirio. En cualquier caso, gracias por tus palabras.

    Un abrazo, te deseo lo mejor para ti y tu familia,

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  3. Un Almodóvar mucho más sobrio y probablemente mejor en un drama que permite más de una lectura.

    Un abrazo.

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  4. En lo personal, Ricard, Pedro Almodóvar me resulta un tipo muy grimoso. Pero como tengo la sana costumbre de separar a la persona del artista y su obra, he decir que "Julieta", sin ser una película redonda, el lo mejor que el director manchego nos ha entregado en muchos años. Sin embargo, Almodóvar tiene un gran problema, su cine no llega a la gente joven que, mayoritariamente, detesta su obra.

    Un abrazo.

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