Última película de
Luis Buñuel a partir de una novela
de Pierre Louys con un libreto coescrito junto a su guionista habitual
Jean-Claude Carriére. El genio sordo de Calanda consigue una de sus películas
más celebradas al narrar la historia de un hombre maduro, Mathieu (Fernando Rey) que en el trayecto en tren de Sevilla a
Madrid, cuenta a sus compañeros de vagón el relato de sus infortunios amorosos
con la bailarina Conchita (Carole
Bouquet/Ángela Molina), una joven española residente en París con la que inicia
una extraña relación sexual que acaba por obsesionarle debido a su manifiesta
incapacidad para consumarla. Conchita, que sólo parece pretenderlo por su
dinero, juega con la obsesión de Mathieu, haciéndole pasar del deseo a la
frustración y del amor al odio más furibundo.
Ante la
incapacidad de María Schneider, primera opción muy apetecida por Buñuel para
dar vida a Conchita, de conseguir el tono interpretativo requerido por el realizador,
se decidió hacer nuevos ensayos con otras dos actrices, Carole Bouquet y Ángela
Molina. A resultas de ello, el director de Los Olvidados quedó
prendado de las dos sin querer prescindir de ninguna, por lo que se optó por
utilizar a la actriz francesa y a la española para que interpretasen al mismo
personaje, Algo insólito, que sólo podía pergeñar una mente privilegiada como
la de nuestro director más prestigioso… Y un placer para el otoñal Fernando
Rey, que pudo compartir escenas con dos competentes y hermosas actrices en un
drama psicológico –con tintes de comedia negra- que refleja las obsesiones, el
incontenible deseo y la frustración sexual.
El hecho de
haber utilizado a dos actrices para el mismo personaje, le ofrece el suficiente
juego a Buñuel para alternar dos personalidades distintas en las que se
combinan la frialdad y la pasión, la carnalidad natural y la delicadeza, la
sensualidad y la equidistancia. En Ese oscuro objeto del deseo, Buñuel
incide en un tema recurrente en su obra como es el enamoramiento de un hombre y
una mujer de edades muy distintas, una cuestión sobre la que siempre ha querido
indagar de manera perturbadora. Y está el sexo, como motor de todo lo humano,
como suplicio, como arma poderosa para vencer voluntades, para conseguir siervos y firmar la capitulación, como oscuro objeto del deseo que nos arrastra a la
perdición. Un film magistral
Les pasaba a menudo a los personajes de Buñuel, que no podían consumar sus deseos. Dos actrices guapísimas para una película espléndida.
ResponderEliminarUn abrazo.
La burguesía, la diferencia de clases, la religión, el sexo... son temas recurrentes en la filmografía de Buñuel, también la sensación constante de frustración de sus personajes. De esta película me gusta especialmente la escena del cubo de agua que Mathieu le tira a Conchita desde el tren, y con la que rememora el "Club de los aspersores" que el mismo formó en sus años jóvenes de la Residencia de Estudiantes. Lo dicho, un genio.
ResponderEliminarUn abrazo.