Como rezaba el lema de una excelente serie de televisión
española, la historia de Hollywood es también la historia de sus crímenes. Dororhy Stratten nació en Vancouver
(Canadá) el 28 de febrero de 1960 en el seno de una familia humilde. Su vida
quedó marcada por el encuentro en 1978 con un chuloputas que se movía por los
alrededores de Beverly Hills, Paul
Snider, en una cafetería de Vancouver, en donde ella trabajaba por horas de
camarera. El vulgar y apuesto proxeneta vio enseguida el potencial de la chica
y en sus kilométricas piernas dos torres petrolíferas que le podían
proporcionar dinero a paladas. Nada extraño, todos los hombres que se acercaban
a Dorothy, que entonces tenía 18 años, quedaban hipnotizados por su belleza.
Snider comenzó a agasajarla con golosos regalos, pero su mente no dejaba de
pensar en el dinero que podía ganar explotando a aquella voluptuosa rubia de
1´75 cm de estatura.
Un día, Paul
Snider contrató a un fotógrafo para que retratara su rostro y su cuerpo desnudo
y envió una serie de fotografías a Playboy.
Hugh Hefner, el dueño del imperio
Playboy, la citó enseguida para una prueba cuyos resultados fueron fantásticos
debido a la excelente fotogenia de la joven canadiense. Así, Dorothy comenzó a
trabajar como conejita en el club Playboy de Los Ángeles hasta su celebrada
aparición en las páginas del ejemplar de agosto de 1979 de la popular revista.
Su belleza no pasó desapercibida para nadie en la ciudad de los oropeles y las
bambalinas. Snider y Dorothy se fueron a vivir a una casita de estilo español
situada en el Boulevard Santa Mónica, próxima a Bel Air, lugar de residencia de
artistas, productores y directores de cine. Entre ellos, Peter Bogdanovich, con debilidad por las chicas rubias, altas y
hermosas, y al que conoció en el programa “Roller disco and pijama party”, una
fiesta televisiva celebrada en casa de Hug Hefner que resultó una bacanal
visual. Sin importar sus dotes interpretativas, bastaba con su presencia para
encandilar los ojos de millones de espectadores en series como La
isla misteriosa, Buck Rogers en el siglo XXV o en
películas como Galaxina (William Sachs, 1980) o Todos rieron (Peter Bogdanovich,
1981).
Snider
intentaba mantener a Dorothy al margen de su sórdida vida como promotor de toda
clase de putiferios, pero la mantenía a raya con unas normas estrictas: no la
dejaba fumar ni tomar café para que no se mancharan sus dientes, le controlaba
el alcohol que bebía y le enseñaba como deshacerse de los moscones que zumbaban
a su alrededor en el club o la mansión Playboy. Se habían casado por lo civil
en 1979 en Las Vegas en contra de los deseos de Playboy poco antes de que
apareciera el número de agosto de 1979 con Dorothy como principal reclamo.
Snider decoró la casa con fotografías de su musa y se compró un lujoso Mercedes
con una matrícula en la que se leía “STAR80”. Snider, un tipo narcisista, celoso
y machista recalcitrante, comenzó a tener celos de las atenciones de Hugh
Hefner hacia su mujer en forma de carísimos regalos y sentía que ya no
controlaba su carrera. Lo peor es que Snider se tenía que preocupar también de
Bogdanovich que se había encoñado con Dorothy a quien veía como la mujer
perfecta. Durante el rodaje de Todos rieron en Nueva York, nadie se
enteró de que Dorothy se había trasladado a la suite que el director ocupaba en
el Hotel Plaza.
A Snider le
llegó el mazazo cuando ella canceló las cuentas bancarias que tenían en común y
llegó la notificación legal de divorcio. Deslumbrado por Dorothy, Bogdanovich
pasó 15 días inolvidables con ella en Londres y luego se trasladaron a la
lujosa residencia del director en Bel Air. El viernes 8 de agosto de 1980 se
citó con su marido para recoger algunos vestidos y trató de convencerla para que
volviera con él. Ante la negativa, Snider quedó abrumado y se obsesionó con
conseguir un arma, una escopeta Mossberg que decía era para su protección. El
jueves siguiente se produjo una nueva cita para llegar a un acuerdo financiero
definitivo. Dorothy llegó a la casa de Snider al mediodía en su viejo Ford
Mercury. Una modelo amiga de Paul, Patty, pasó por la casa sin encontrar a
nadie y halló extraño que el dormitorio de Snider estuviera cerrado. Más tarde
telefoneó insistentemente sin obtener respuesta, por lo que decidió llamar a la
policía.
Cuando llegó la
policía, una hilera de hormigas les condujo hasta el dormitorio donde se
encontraban sus ocupantes, desnudos y muertos. La Chica del Año Playboy 1980
(Playmate of the Year 1980, número de junio de ese año) estaba en completo
rigor mortis tendida sobre la alfombra y tenía el rostro destrozado por un
disparo. Paul Snider se encontraba sentado con la espalda apoyada sobre la
pared, con la mejilla derecha abrasada por un disparo a bocajarro y los sesos
desparramados. Sobre sus piernas descansaba la escopeta Mossberg y en una de
sus manos conservaba todavía un mechón de pelo rubio, una señal de que el
asesinato-suicidio se había producido tras una pelea salvaje. El trágico suceso
hizo que se tambaleara el imperio Playboy, no sólo porque Dorothy era la actual
Playmate, también porque de entre todas ellas era la que más prometía
convertirse en una fulgurante estrella de Hollywood, uno de los sueños más
anhelados de Hugh Hefner.
El sueño acabó convirtiéndose en
pesadilla y un desquiciado Bogdanovich culpó a Hefner por la explotadora
destreza de su maquinaria sexual. Sin embargo, está claro que fueron los celos
de Snider el motor que generó la tragedia, pues viendo que perdía su fábrica de
dinero pensó que si Dorothy no era para él no sería para nadie, y en todo caso,
sería Bogdánovich una pieza importante de ese puzzle maldito al convertirse en
amante encoñadísimo de la exuberante Dorothy. Una chica hermosa y una muerte
fea. Como publicó la revista People: “Tan hermosa que
parecía resplandeciente; como si la luz surgiera de su interior”. Una belleza sólo indestructible en el recuerdo indeleble de los que un
día la conocieron. En el año 1983 Bob Fosse llevó al cine esta nueva crónica de un fracaso, un
relato nada inocente del cruel e inmoral mundo del estrellato con el título Star 80 y el protagonismo de Mariel Hemingway y Eric Roberts, fue el último film dirigido
por Fosse e inspirado en un artículo que ganó el premio Pulitzer.
No tenía mal gusto, Bogdanovich, aunque lo cierto es que las rubias le traían mala suerte. Entre Cibill Shepherd y la desgraciada Dorothy Stratten, su carrera se fue al traste (http://classicscinema.blogspot.com.es/search/label/PETER%20BOGDANOVICH). Por cierto, acaban de estrenar una película suya.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y luego se casó con la hermana de Louise, la hermana de Dorothy, a la que transformó en una doble grotesca de la malograda Playmate. Bogdanovich siempre ha sido un tipo muy esclavo de sus pasiones, pero a diferencia de Planski se le secó pronto la fuente de la inspiración. Me gusta mucho su ópera prima, "El héroe anda suelto (Targets, 1968), inspirada lbremente en el francotirador de la torre de Texas, Charles Whitman.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya, me he mostrado reiterativo, quería decir la hermana de Dorothy, Loiuse, con quien comenzó a salir cuando era menor de edad.
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