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domingo, 5 de julio de 2015

ME GUSTA "WATCHMEN"

Una joya, una obra de culto instantánea
WATCHMEN êêêêê
DIRECTOR: ZACK SNYDER.
INTÉRPRETES: BILLY CRUDUP, JACKY EARLE HALEY, MALIN ACKERMAN, JEFREY DEAN MORGAN, PATRICK WILSON, MATHEW GOODE.
GÉNERO: DRAMA / EE.UU./ 2009  DURACIÓN: 160 MINUTOS.        


       Parecía imposible, de hecho durante mucho tiempo así ha sido, pero si había alguien con la visión y el talento necesario para trasladar a la pantalla grande la obra magna del genial Alan Moore y el dibujante David Gibbons, una compleja novela gráfica publicada por entregas allá por la mitad de la década de los ochenta, el elegido era, sin duda, Zack Snyder, que ya nos dejó con la boca abierta que con su celebrada adaptación de la obra maestra de Frank Miller 300. Superando todas las expectativas, WATCHMEN no defraudará a los fans del cómic ni en el aspecto visual ni en las profundidades laberínticas, intelectuales, filosóficas y psicológicas de su línea narrativa, cuidando hasta el mínimo detalle y con un respeto absoluto hacia el material que le sirve de fuente. Se nota que Snyder no sólo es, junto con Christopher Nolan, el mejor adaptador de historietas al medio visual de la historia, pues se erige también en uno de los máximos defensores del 9º Arte como la expresión artística más cercana a la ciencia cinemática.
             
     
         La acción nos sitúa en Nueva York en el pasado cercano de 1985. Estados Unidos ha ganado la guerra de Vietnam, Richard Nixon ocupa la Casa Blanca en su tercer mandato y el mundo está al borde de una guerra nuclear. En este convulso escenario asistimos al relato que tiene como protagonistas a unos superhéroes del pasado y del presente ya jubilados por una ley gubernamental y que se sienten preocupados por el asesinato de uno de ellos, un héroe de los cuarenta apodado El Comediante (Jeffrey Dean Morgan). Uno de sus proscritos compañeros, el vigilante enmascarado conocido por Rorschach (Jackie Earle Haley), quien acompañado de Buho Nocturno (Patrick Wilson) y Espectro de Seda II (Malin Ackerman) se encarga de investigar su muerte y descubre un complot para matar y desacreditar a todos lo superhéroes. Pero Rorschach no recibe mucha ayuda del Dr. Manhattan (Billy Crudup), el único de ellos que tiene superpoderes y gracias al cual Estados Unidos ganó la guerra de Vietnam, un elemento clave en la alianza porque a medida que avanza en su investigación, recogida en forma de diario, se dará cuenta de que se enfrentan a un enemigo muy poderoso cuyas acciones tendrán graves consecuencias para el futuro.
  

     El excéntrico y mesiánico Alan Moore nada ha querido saber de la adaptación fílmica de una novela gráfica que la revista “Times” incluye entre las mejores escritas en lengua inglesa desde 1923 hasta nuestros días (“Nunca veré esa jodida cosa”, ha afirmado). Moore siempre ha renegado de las adaptaciones fílmicas de sus obras alegando que lo que funciona en un medio pierde su pureza en su adaptación a otro y no funciona tan bien. Respeto las opiniones de Moore aunque me importan un carajo –soy un enamorado de su obra, no colaboro en sus pajas mentales-, Snyder ha realizado una adaptación tan escrupulosa y literal del relato gráfico que de no haber sido así (arriesgándose a la maldición eterna de la cofradía de fans) el resultado no sería tan brillante ni tan magnético. En WATCHMEN se aprecia la seriedad, el esfuerzo, el riesgo asumido por su director y el equipo de producción para no defraudar a la inmensa legión de incondicionales fundamentalistas y presentarles la película con la que siempre habían soñado, pues a pesar de su extenso metraje el film nunca pierde fuelle y se nos salen los ojos de sus órbitas ante el virtuosismo escenográfico y el portentoso despliegue visual, con esa pirueta secuencial de créditos al son de “Times are Changing” de Bob Dylan, que en pocos minutos concentra de forma esclarecedora la progresión del grupo de superhéroes a través de acontecimientos históricos –conocidos en su primera generación en los años 40 como “Los Minutemen”- hasta que en los años setenta una ley obliga a retirarse a una segunda generación de éstos. Snyder sintetiza en poco más de diez minutos los tiempos de ese  mundo alternativo desarrollado en la novela gráfica con un toque personal que denota su alto registro como de autor y que nos brinda un comienzo dinámico, estimulante y nada encorsetado.
     

      Tan alentador que en WATCHMEN se disfruta cada plano, el carácter puntilloso y detallista del cineasta nacido en Wisconsin –ya demostrado en 300- lo observamos no sólo en la construcción mimética de personajes tan poliédricos (miserias, secretos oscuros, dilemas éticos y debilidades humanas de los vigilantes), también en su habilidad para visualizar un diseño de producción que ambienta de forma esmerada la City, una Nueva York reconocible, desastrada, sórdida y decadente que nos devuelve a las atmósfera sucia y alienante de las malas calles de Taxi Driver. De entre todos los personajes es Rorschach (prodigiosa interpretación de Jackie Earle Haley) quien tensiona la contenida plasticidad del film, vigilante atormentado, misterioso y sanguinario de unas calles asquerosas, siempre mojadas y rebosantes de putas, chaperos y maleantes, por las que camina como una sombra sin activar sus brutales instintos. Su máscara es su cara y se erige en protagonista en la escena más bestial y climática de la función: tras ser psicoanalizado es recluido en una celda del pabellón de los presos comunes que en su mayoría fueron encerrados por su culpa y que le tienen muchas ganas.

      
      Pero el menudo y pulcro Rorschach no es un tipo que se amilane fácilmente, pronto encontrará la salida a través de una masacre balsámica. Asimismo, resulta sorprendente el clasicismo de una puesta en escena que alimenta un universo distópico y autodestructivo a cinco minutos del holocausto nuclear, la llegada del Apocalipsis redentor que destruirá un mundo corrupto donde ni siquiera los héroes enmascarados quedan a salvo de la imperante puerca moral. WATCHMEN recrea un fantástico fresco no apto para un público púber –más por su complejidad que por su violencia o áspera sensualidad- que retrata con pesimismo y desazón los males endémicos de la sociedad de finales y principios del siglo XX (esa tétrica escena del entierro de El Comediante con las Torres Gemelas como telón de fondo) que nos induce a pensar en la transversalidad ideológica del relato como panel retrospectivo de nuestra poco edificante historia. Una joya, una obra de culto instantánea.   


2 comentarios:

  1. Pues, si te digo la verdad, me pareció entretenida y solvente pero tampoco me entusiasmó demasiado. Tenemos el cómic en casa pero no tengo narices de leerlo; cada vez que veo ese tocho me tiemblan las piernas. A ver si cuando me jubile me pongo con ello y, si me sobra tiempo, me leo "En busca del tiempo perdido", de Proust.

    Un abrazo.

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  2. Yo también tengo una primera edición del cómic y me lo vendimié enseguida; soy un gran aficionado al 9º arte. Bueno, lo que hago es una reivindicación de un film que fue defenestrado por parte de la crítica pero que para mí gana en cada visionado. Esta última vez, en proyector Blu-ray, he disfrutado de su visionado y de una historia con muchas más aristas y más tenebrosa de lo que me pareció en las dos anteriores ocasiones. Una peli muy guapa.

    Un abrazo.

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